Eduardo Vázquez Reyes*
Quien tiene un acercamiento a la Lógica encuentra con regularidad que trata del estudio de los razonamientos. Es decir, con base en ella se puede revisar cómo es que las personas llegan a obtener conclusiones (opiniones sobre cualquier tema, ya sea política, religión, arte, ciencia, literatura, etc.) a partir de ciertos enunciados u oraciones declarativas.
«El ateísmo es la mejor opción ante la fe» y «Juan Rulfo es un excelente escritor» son dos conclusiones a modo de ejemplo entre una infinidad de circunstancias. Cuando alguien afirma tales cosas se le cuestiona: ¿en qué te basas para opinar eso?, ¿por qué lo dices? Es decir: ¡justifícalo!
A este proceso de establecer puntos de vista se le conoce como inferir. Así, la Lógica tiene como objeto de estudio, entre otras cosas, el minucioso análisis de las inferencias. Todo sistema formal, de acuerdo con lo señalado, tiene en este concepto su punto central pues necesita determinar si éstas -las inferencias- son correctas o no y desde qué condiciones.
Investiga inferencias no deductivas
Durante mucho tiempo, sobre todo recién entrado el siglo XX, los estudiosos de esta ciencia
formal se enfocaron al análisis de las inferencias matemáticas y deductivas. La
razón de tal preferencia fue el imperio del discurso exacto, riguroso, preciso, sin fallas. De ahí que se le denomine a esta fase como Lógica matemática o también conocida hoy como Lógica clásica.
En algunas universidades del país la prioridad por enseñar este tipo de sistemas formales, antes que cualquier otro, sigue firme a pesar de los avances significativos que ha habido en diversas líneas de investigación. En efecto, hoy no podemos decir la Lógica, sino las Lógicas, como señalan algunos especialistas en la materia, pues nos topamos con otros tipos de inferencias que no son nada idénticas a las deductivas o del discurso matemático.
Autores como Raymundo Morado, Gladys Palau, Atocha Aliseda, entre otros estudiosos, apuestan por una investigación de las inferencias no deductivas: aquellas realizadas por personas y no por agentes lógicos infalibles, perfectos. Más en concreto, estamos hablando de inferencias basadas en las circunstancias humanas que, en gran parte, son falibles y probables, pero no exactas como las del programa deductivo de la Lógica clásica.
¿Se presenta en nuestras vidas?
Hoy en día podemos decir sin temor a equivocarnos que la Lógica en general y el estudio de las inferencias en particular han llegado a fronteras ajenas a lo que iniciaran los primeros teóricos de aquella vieja Lógica matemática o clásica. El caso más concreto y actual está en la inferencia abductiva. Sin embargo, ¿qué debemos entender por ella?, ¿en realidad se presenta en nuestras vidas?
Fue Charles Sanders Peirce, filósofo norteamericano, quien esquematizó la inferencia abductiva o abducción. Para él este tipo de esquema lógico es el único que permite originar
ideas nuevas (enunciados), cosa que no posibilita algún otro recurso lógico o formal. Estos enunciados tienen la forma de conjeturas, probabilidades, las cuales sirven para explicar hechos problemáticos.
Desde este punto de vista, la abducción tiene como finalidad generar hipótesis explicativas para acontecimientos empíricos (hechos del mundo físico y social), de los cuales nos es difícil dar cuenta: son de complicada comprehensión. Con este modelo se intenta responder a la pregunta: ¿por qué ocurrió esto?
Relevante en debates contemporáneos
Es tanta su relevancia en los debates contemporáneos que no sólo es cuestión de la Lógica, sino también de la Filosofía de la Ciencia, Epistemología, Metodología y Filosofía de la Lógica, dentro de las líneas filosóficas. Asimismo, su desarrollo ha llamado la atención de especialistas de otras áreas del saber. Sin embargo, ¿cómo entenderla?
Cuando llegamos a casa y nos topamos con que la puerta no tiene el candado que nos habíamos asegurado colocar al partir, nos vemos sorprendidos. En tal situación intentamos averiguar cuál sería la explicación más viable y razonable de tal acontecimiento. Estas explicaciones son las hipótesis, o también llamadas conjeturas.
Los siguientes enunciados serían algunas de las posibles hipótesis relacionadas con tal hecho: «alguien ha entrado a robar», «llegó algún amigo o familiar que tenía llave», «el candado se descompuso». Todo esto es el resultado de un proceso inferencial, es efectuar una inferencia abductiva.
El esquema abductivo
El esquema abductivo ha sido esquematizado de la siguiente manera:
A: acontecimiento sorprendente
T: teoría base
H: hipótesis explicativa
Así, para inferir abductivamente es necesario: 1) toparnos con un acontecimiento sorprendente, de difícil explicación, por ejemplo el caso de la puerta; 2) tener una teoría (conjunto de conocimientos o experiencias previas) acerca de dicho acontecimiento. Ambos elementos permitirán tener como resultado o conclusión una hipótesis explicativa que dé cuenta de tal suceso.
En otras palabras, se debe analizar con detenimiento el hecho que causa problemas y además gozar de una teoría al respecto. Si ésta no tiene nada que ver con el problema al que nos enfrentamos será irrelevante como elemento para una correcta inferencia abductiva. Es el método del gran detective Sherlock Holmes: datos, teoría y explicación.
Alcances en distintos campos
El trabajo elaborado por Peirce ha adquirido en los últimos años intereses destacables en diversas disciplinas científicas y tecnológicas. Actualmente en el campo de la Inteligencia Artificial el modelo abductivo es tomado como referencia para la reconstrucción del
razonamiento de sentido común en su faceta explicativa. Mas no sólo ha permeado en dicha área de conocimiento.
En Medicina existe una tendencia que relaciona la inferencia abductiva con el diagnóstico clínico. En este caso la estructura inferencial se ve muy clara: los síntomas son los datos o el acontecimiento sorprendente, existe una teoría médica acerca de ellos y, finalmente, el diagnóstico resulta ser la hipótesis que explica la enfermedad.
Por último, las ciencias sociales y el Periodismo también utilizan esquemas abductivos para la investigación. Antropología, Sociología, Historia son algunos de las áreas donde la inferencia abductiva queda evidenciada. En el caso del Periodismo puede apreciarse más en el de corte investigativo, el cual busca llegar a la construcción de un suceso y su posible explicación.
Apenas un comienzo
No es cosa nueva afirmar que las investigaciones de la Lógica abductiva están adquiriendo el interés de otras disciplinas no filosóficas. Esto se debe a los variados problemas y discusiones que genera.
Como ya lo han mencionado Alejandro Ramírez Figueroa, Ángel Nepomuceno y Fernando Soler Toscano, especialistas en el tema, la abducción tiene que ver con la explicación en la ciencia, el cambio epistémico, la programación informática, el procesamiento de información en autómatas, el diagnóstico médico y la creatividad.
El campo de estudio respecto de este tema representa apenas un comienzo en los avances lógicos, epistémicos y metodológicos del quehacer filosófico contemporáneo.
*Licenciatura en Filosofía por la Universidad Veracruzana (UV); Maestría en Filosofía de la UV; egresado del diplomado en Comunicación de la Ciencia, UV.
Correo: circuloanaliticoxalapa@gmail.com
Edición: Eliseo Hernández Gutiérrez
Ilustración: Francisco J. Cobos Prior
Dir. de Comunicación de la Ciencia, UV
Correo: dcc@uv.mx