La
información que proporcionen los profesores, la comunicación
intrafamiliar y el diagnóstico oportuno por parte de especialistas
de la salud, son tres intervenciones importantes para detectar
los trastornos alimentarios que pudieran presentarse durante la
adolescencia, como la bulimia y la anorexia.
A pesar de que ambas enfermedades de carácter bio-psico-socio-emocional
fueron designadas como tales en el siglo XIX, en pleno siglo XXI
son padecimientos que llaman la atención por su frecuencia,
principalmente en la población de 14 a 18 años.
Y no sólo eso, también están incidiendo en
personas adultas de 25 a 35 años que también son
víctimas de la influencia de la mercadotecnia que se empeña
en resaltar las imperfecciones corporales.
Ante la presencia cada vez más marcada de estas enfermedades
en todo el mundo, se han creado numerosas asociaciones de médicos
especializados, y de personas que las padecen o las padecieron
para prevenir y apoyar a las miles de personas que cada día
se adhieren a las estadísticas de los trastornos alimentarios.
De acuerdo con datos proporcionados por el Instituto Nacional
de Nutrición “Salvador Zubirán”, en
varios países es mayor la presencia de bulimia en comparación
con la anorexia nerviosa, pero en México no se cuenta con
cifras sobre la incidencia del trastorno, debido a que se ocultan
los casos, aunque se han aplicado cuestionarios en la población
considerada como de riesgo.
La anorexia y la bulimia son dos males que están en boga,
por lo que es necesario saber de sus características y
tener la mayor información posible sobre ellos. Por ello
ofrecemos una entrevista con la doctora Gabriela Nachón
García, investigadora del Instituto de Ciencias de la Salud
de la Universidad Veracruzana.
¿Cuáles
son los trastornos de la conducta alimentaria?
Estos trastornos son enfermedades devastadoras, caracterizadas
por una relación impropia del ser humano con los alimentos,
que afecta su salud integral. Desde el punto de vista biológico,
el común denominador de estos padecimientos es el desequilibrio
calórico, factor que desencadena la mayoría de los
desórdenes sistémicos y locales que presentan los
pacientes.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana,
en su cuarta edición, considera dentro de los trastornos
de la alimentación a la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa
y otros desórdenes alimentarios no especificados. Todos
estos padecimientos se definen como enfermedades psiquiátricas
con complicaciones físicas, es decir, que afectan el estado
normal del organismo, poniendo en riesgo la salud física
y mental.
¿Por
qué surgen dichas enfermedades?
Aunque no existe una causa específica, están asociados
a desórdenes emocionales y de personalidad, presión
familiar, influencia cultural, desequilibrios químicos,
así como la predisposición genética o la
biológica, que podrían tener también un papel
dentro de las causas que desencadenan estos padecimientos.
¿Por
qué los factores genéticos podrían influir
en su aparición?
Se ha mencionado que algunas personas heredan una cantidad extraña
de narcóticos naturales del tipo opioides, que son descargados
en condiciones de inanición y que promueven una adicción
al estado de hambre. Algunas investigaciones están centrándose
en la interacción entre el sistema neurológico y
el aparato endocrino de las personas con trastornos del apetito.
El hipotálamo ordena el funcionamiento de la hipófisis
y las personas con daño en esta estructura tienden a exhibir
síntomas de anorexia. Las anormalidades del hipotálamo
parecen causar una mayor producción de las hormonas esteroideas
relacionadas con el estrés, que a su vez bloquean el neuropéptido
(NPY), un potente estimulante del apetito que se reduce en las
personas con anorexia.
También se puede mencionar que el sistema hipotálamo-pituitario,
que es el responsable de la producción de hormonas reproductoras,
se agota severamente en la anorexia, dando lugar a la cesación
menstrual. Aunque muchos expertos argumentan que esas anormalidades
reproductoras son el resultado de la anorexia, se ha informado
que de un 30 a un 50 por ciento de las anoréxicas, los
trastornos menstruales aparecen antes de que la malnutrición
severa haya ocurrido.
¿Desde
cuándo se registraron los primeros casos de anorexia?
Desde la Edad Media ya existían mujeres que, siguiendo
un modelo de ascetismo, comían muy poco porque creían
que era una de las maneras para renunciar a la vida terrenal.
Sin embargo, los casos fueron registrados en 1873 y 1874 con los
reportes médicos de Charles Laségue y William Gull,
respectivamente. La anorexia nerviosa fue considerada como un
problema médico, al determinarse que el ayuno era motivado
por un miedo mórbido a estar obeso; no obstante, fue a
partir de la muerte de la cantante Karen Carpenter cuando la anorexia
empezó a ser del
dominio público.
¿Hay
alguna diferencia entre anorexia y anorexia nerviosa; entre bulimia
y bulimia nerviosa?
Sí existe diferencia. La palabra anorexia proviene del
vocablo griego orexis, que significa apetito, por lo
tanto anorexis significa “no apetito”. Es
muy importante distinguir la anorexia nerviosa de la anorexia,
que es generalmente temporal y se conjunta con algún padecimiento
como la indigestión, gastritis, úlceras gastroduodenales,
cáncer de estómago, tuberculosis y enfermedades
febriles. También es esencial distinguirla de la posible
anorexia que se desarrolla a raíz de la psicopatología
severa, como en algunos casos de esquizofrenia, en donde hay falta
de apetito pero no un miedo intenso a engordar.
En cuanto a la bulimia, no hay diferencia entre los dos términos
empleados, pues la palabra bulimia viene del griego boulimos,
que quiere decir “hambriento”, y siempre que se escuche
este término se referirá a una enfermedad que comprende
un ciclo compuesto por tres etapas: la restricción, la
sobrealimentación o el atracón y la compensación.
¿Cuál
es la diferencia entre anorexia restrictiva y anorexia purgativa?
La anorexia restrictiva es aquella que consigue la pérdida
de peso con dieta y/o ejercicio intenso sin recurrir a purgas,
como es el caso de la anorexia purgativa. En este último
caso se ingieren pequeñas cantidades de alimentos y se
recurre a laxantes, diuréticos, enemas e, incluso, la inducción
del vómito.
¿La
bulimia también presenta esta clasificación?
Sí. La bulimia, al igual que en la anorexia, también
tiene esas dos clasificaciones. En ambos casos se presentan los
atracones y las restricciones, y la diferencia radica en la manera
en cómo los pacientes realizan la compensación.
¿En
qué se basan los especialistas para diagnosticar la anorexia
y la bulimia?
El diagnóstico de la anorexia se basa en el rechazo del
paciente a mantener el peso corporal por encima del mínimo
normal para su edad y talla; en su deseo descontrolado por bajar
de peso produciendo una interrupción del apetito y de la
ingesta calórica diaria; con esto se altera la digestión,
el estado de la piel
y el sueño.
Además de que la persona pierde de 15 a 60 por ciento de
su peso, tiene una distorsión de la imagen corporal, lo
que provoca que se perciba más obesa o de mayor peso del
que en realidad tiene. Otro de los síntomas indicadores
del nivel en que se encuentra el trastorno es la amenorrea, es
decir ausencia de la menstruación. Estas personas también
muestran un estado de ánimo depresivo y tienden a aislarse
socialmente.
La bulimia se caracteriza por la presencia de atracones recurrentes,
en los que se consume una gran cantidad de alimentos en corto
tiempo, los cuales van seguidos de conductas compensatorias inapropiadas,
como el uso de laxantes o diuréticos, el ejercicio intenso
y la inducción del vómito.
Pero para poder considerarlo como un caso de bulimia es necesario
que dichas acciones se repitan por lo menos tres veces a la semana.
La pérdida de peso no es tan marcada como en el caso de
la anorexia, incluso puede pasar desapercibida.
Para sospechar de la presencia de alguno de estos males, tendríamos
que observar la pérdida de por lo menos cinco kilos en
un lapso corto; sentimientos de culpabilidad por sentirse satisfechos
después de haber ingerido una comida completa; reticencia
a asistir a comidas familiares y reuniones sociales, y revisión
de peso obsesiva.
Cabe mencionar que, a pesar de que en las mujeres existe mayor
incidencia, ambos padecimientos se presentan también en
hombres, y en ellos está asociado con levantadores de pesas,
físicoculturistas y aquellos que fueron victimas de algún
tipo de abuso sexual.
¿Cuáles
son las acciones preventivas que debemos realizar para evitar
este tipo de trastornos?
Es importante promover prácticas saludables de alimentación
en niños y adolescentes. Igualmente es esencial la comunicación
intrafamiliar y la atención que den los padres a los hijos,
sobretodo a aquellos que tienen problemas fuera de su núcleo
familiar.
De igual forma se debe fomentar los valores y la autoestima tanto
en casa como en las escuelas, reconociendo la capacidad y las
facultades de cada uno de los niños y jóvenes. Aquí
es pertinente destacar que sería conveniente que el profesorado
brindara información sobre estas enfermedades y que canalizara,
a las instancias adecuadas, a aquellos alumnos que presentaran
comportamientos que pudieran desencadenar algún desorden
en la conducta alimentaria.
¿Con
esto nos dice que existen comportamientos que pudieran hacernos
sospechar de estos problemas? ¿Cuáles serían
estos?
Además de los que mencioné anteriormente, una persona
con anorexia se distingue porque es perfeccionista, obsesiva-dependiente
y obediente, tiende a aislarse, suele probar varias clases de
pastillas para adelgazar, busca la afirmación constante
por parte del grupo que la rodea acerca de su apariencia física,
prefiere la ropa holgada, se mantiene activa para enmascarar su
demacración y debilidad física, busca que la cocción
de los alimentos sea extrema ya que esto ocasiona que los nutrientes
esenciales se pierdan, entre otras cosas.
La bulímica es generalmente conflictiva, impulsiva y poco
tolerante a las presiones, ingiere gran cantidad de comida con
alto contenido energético y, paradójicamente, siempre
está a dieta. Sin embargo, la detección de estos
pacientes es compleja, ya que normalmente realizan estos atracones
en privado, y estos excesos son acompañados casi siempre
de vómitos autoinducidos.
¿De
qué manera se puede ayudar a una persona que ya presenta
estas enfermedades?
Lo más importante es lograr que la persona diagnosticada
como bulímica o anoréxica acepte que está
en esta situación, porque los pacientes nunca se ven delgados
y tratan de enmascarar su padecimiento realizando otras actividades
por las que manifiestan sentirse fatigados.
El tratamiento médico debe ser multidisciplinario, ya que
deben intervenir nutriólogos, dietistas, psicólogos,
psicoterapeutas, odontólogos y gastroenterólogos.
En cuanto a la alimentación, ésta debe ser paulatina
–pues no se le puede proporcionar al paciente en grandes
cantidades después de que ha consumido menos de 300 calorías
al día– y debe ser totalmente balanceada con un aproximado
de 1 200 calorías; de lo contrario, el organismo del paciente
no la soportaría.
¿Cuál
es el porcentaje de la población que padece estos trastornos,
de acuerdo con estadísticas publicadas recientemente?
Según el Instituto Nacional de Salud en España,
en los últimos años estos padecimientos están
constituyendo un auténtico fenómeno social en todos
los sentidos, con un incremento en la prevalencia. La media de
las tasas de incidencia anual entre 10 y 30 años es de
17-19/100 000 en anorexia nerviosa; la incidencia de bulimia nerviosa
en el mismo rango de edad se ha multiplicado por tres en los últimos
10 años, alcanzando una tasa del 50/100 000. En la actualidad,
la prevalencia para la anorexia nerviosa es del uno por ciento
y para la bulimia nerviosa de uno a tres por ciento, cifras que
son similares en casi todos los países desarrollados.
Ahora
háblenos de su trabajo. ¿Qué línea
de investigación desarrolla en el Instituto de Ciencias
de la Salud de la UV?
En el Instituto se trabaja en dos líneas de investigación.
La primera es “Salud bucal y procesos psicosociales”,
que tiene como objetivo mejorar la calidad de la atención
bucodental, mediante el establecimiento de un ámbito de
acción entre el campo de la salud oral y las ciencias psicológicas
y sociales en relación al individuo. La otra línea,
titulada “Manifestaciones bucales en enfermedades sistémicas”,
tiene el objetivo de contribuir en la determinación del
diagnóstico oportuno, prevención y tratamiento bucal
eficaz en enfermedades sistémicas con un enfoque multidisciplinario.
Ambas líneas forman parte del cuerpo académico Salud
Integral y Sociedad y en las dos colaboran el investigador Gustavo
Félix López del Instituto de Investigaciones Psicológicas,
el doctor Tomás Gerardo Hernández Parra del Hospital
Escuela de Ginecología y Obstetricia, y yo, que además
soy la responsable de las líneas.
¿Qué
relación tienen las líneas de investigación
con los trastornos de la conducta alimentaria?
Ambas líneas están dirigidas al campo de la salud
bucal pero con un enfoque multidisciplinario. Es importante no
perder de vista que la cavidad bucal está estrechamente
relacionada con el resto del organismo, tanto en el aspecto morfológico
como en el funcional. Cualquier alteración del complejo
biológico funcional puede repercutir en la cavidad oral
y ésta, a su vez, puede afectar otras áreas en el
organismo. Debido a que los desórdenes de la conducta alimentaria
presentan sintomatología bucal, sistémicas y a nivel
de la personalidad, están estrechamente relacionados con
las dos líneas.
¿Cuál
es la sintomatología bucal que se puede observar en los
trastornos de la conducta alimentaria?
Dentro de la cavidad bucal podemos encontrar erosión dental
de tipo intrínseco que se caracteriza por la pérdida
exhaustiva de los tejidos duros dentarios. Este problema es resultado
de la exposición de los tejidos a los fluidos gastrointestinales
causados por el vómito. La prevalencia de la erosión
dental es baja, se encuentra en un 38 por ciento y depende de
la combinación de aspectos como tipo de dieta, frecuencia
del vómito, tiempo con el padecimiento, higiene posterior
al vómito, entre otros. La erosión se presenta si
la regurgitación ha estado presente en forma continua por
lo menos durante dos años consecutivos.
El abuso de la ingesta de los carbohidratos asociado a una deficiencia
en la higiene bucal aumenta la prevalencia de la caries dental.
Además el uso de los medicamentos prescritos a los pacientes
anoréxicos y bulímicos, tales como tabletas de dextrosa,
vitamina C, bebidas ricas en sacarosa, etcétera, causa
problemas en la cavidad bucal.
La xerostomía es otra de las manifestaciones bucales en
estos pacientes. Se le conoce también como boca seca y
está asociada a la deshidratación producida por
la pérdida de líquidos a consecuencia del vómito.
Los periodos permanentes de ansiedad y secundario a medicación
depresora del sistema nervioso central contribuyen a una mayor
presencia y cúmulo de la placa dentobacteriana y, por consiguiente,
al desarrollo de caries dental. La sialodenitis, definida como
agrandamiento de las parótidas, se encuentra frecuentemente
en la cavidad bucal de los pacientes y está asociada a
la condición crónica de vomitar.
También la mucosa bucal se ve afectada por la falta de
hidratación y lubricación; con ello aumenta la tendencia
a las ulceraciones e infecciones, además del eritema a
consecuencia de la irritación crónica por el contenido
gástrico y laceraciones por la autoinducción del
vómito. La deficiencia de nutrientes y de vitaminas básicas
para la conservación y el recambio epitelial ocasiona queilosis,
caracterizada por sequedad, enrojecimiento y fisuras labiales,
principalmente comisurales.
La deshidratación de los tejidos bucales por las deficiencias
en la producción salival –de la que hablábamos
anteriormente–, así como las deficiencias dietéticas
y la escasa higiene bucal impactan adversamente la salud periodontal
por acumulo de irritantes locales, de tal manera que también
apreciamos un índice bastante elevado de gingivitis.
¿Cuál
es el papel del odontólogo en la prevención de los
desórdenes alimentarios?
El papel del odontólogo es de suma importancia, ya que
son los únicos síntomas irreversibles, aunque las
lesiones bucales no ponen en riesgo la vida del paciente. Quien
se dedique a la atención dental deberá conocer las
manifestaciones clínicas de estos trastornos; de esta manera
podrá orientar a los pacientes y a sus familiares sobre
la mejor manera de tratar el padecimiento oportunamente.
¿Qué
tipo de tratamiento debe manejar el odontólogo ante este
problema?
Durante mucho tiempo el tratamiento restaurativo ha sido prioritario
y han quedado relegadas las técnicas preventivas. Esto
puede deberse a que en ocasiones el dentista no está enterado
del desorden alimenticio. La educación al paciente sobre
la aplicación de fluor, el uso de técnicas de cepillado,
antiácidos, goma de mascar de xilitol, enjuagues bucales
adicionando bicarbonato de sodio después de los episodios
de vómito, así como el posible uso de guardas bucales
puede minimizar el efecto de los ácidos.