Col. Cuadernos, núm. 52,
UV, Xalapa, 2008,
200 pp.
Herman Melville, marinero sin estudios universitarios,
publicó en 1851 una de las obras cumbre de la literatura norteamericana, que paradójicamente fue entonces
un fracaso editorial. Murió con discreción el 28 de septiembre de 1891 y resucitó casi treinta años después
gracias a la crítica.
Casos como los de Melville se pueden encontrar
a menudo; ya sea por controversias con el grupo literario dominante, censuras, o bien la simple y llana
incomprensión de la comunidad lectora de su época,
los olvidos de escritores y su posterior rescate son un
capítulo infaltable en la historia de la literatura universal. México no es la excepción, pues la obra ensayística, crítica y poética que Jorge Cuesta desarrolló
en la primera mitad del siglo XX representa una de
nuestras mayores amnesias literarias. Ese desdén se
debe en parte a la leyenda negra que cerca su vida, en
parte a su pertenencia a una corriente de pensamiento
antagónica a la doctrina nacionalista que aún hoy se
enseña en las escuelas, y en parte al hermetismo de su
propuesta estética dispersa en distintas publicaciones.
Con el correr de los años, investigadores como Luis
Mario Schneider y Miguel Capistrán, que realizaron
un trabajo arduo para sacar a la luz pública la obra
de Cuesta, han estudiado y desbrozado la vida y los
escritos de este enigmático personaje, quien, a 100
años de su nacimiento, recibió en 2003 un homenaje
en el auditorio de Humanidades de la Universidad Veracruzana, misma que, en el pasado diciembre, dio a
conocer mediante su colección Cuadernos los trabajos
inspirados en algunas facetas del poeta cordobés. Así,
Jorge Cuesta: crítica y homenaje ofrece al lector las tres
aristas más importantes de Cuesta: el personaje legendario, el crítico y el poeta. Esta forma de presentar a
un intelectual polémico y a un poeta de difícil lectura
permite que el lector común pueda observar a Cuesta desde los tres ángulos que configuran la excéntrica
personalidad que dio vida a ensayos polémicos y a una
poesía hermética y críptica, cuya interpretación, hasta
nuestros días, sigue representando un verdadero reto.
La faceta legendaria corre a cargo de Miguel Capistrán, con un discurso inaugural en donde narra
cómo, a la edad de 10 años, un comentario paterno
sobre el elíxir de la eterna juventud desencadenó su
pasión por investigar a Cuesta. Anecdótico y con humor, el testimonio de Capistrán lleva al lector por las
sendas más detectivescas de la investigación literaria,
sendas que transitó junto con Schneider y otros colaboradores para unir el rompecabezas que entrañaba
la obra del escritor. Por otro lado, Malva Flores y José
Carlos Blázquez Espinosa analizan el papel jugado por
Cuesta en la formación del canon crítico nacional, así
como la repercusión de sus ideas en el México posrevolucionario, demostrando que, más allá de su postura estética, el creador de “Canto a un dios mineral”
fue un intelectual comprometido y enzarzado en las
polémicas que definieron su tiempo. Posteriormente,
Israel Ramírez hace un interesante estudio sobre la recepción que tuvieron los trabajos de Cuesta desde la
fecha de su primera publicación en 1924 hasta 1994,
dividiendo dicha recepción en cinco periodos; Ramírez explica que: “Estudiar la recepción global de Cuesta es una tarea que terminará por echar abajo varios
de los presupuestos arcaicos y erróneos con que se ha
entorpecido el camino de su lectura”, presupuestos
sobre todo relacionados con una sórdida leyenda, la
cual, unida a la ambigüedad de su pensamiento, ha
dificultado el adecuado conocimiento de su obra.
En cuanto al aspecto ambiguo de su propuesta, Anthony Stanton explica que la pugna entre la razón y
la pasión que permea la producción cuestiana resulta en un clasicismo que, paradójicamente, raya en el
romanticismo. Para finalizar, los últimos dos trabajos,
pertenecientes a María de Lourdes Franco Bagnouls
y Donají Cuéllar, nos acercan de una manera crítica a
los ensayos y la poesía del cordobés, el primero analizando el pensamiento y la retórica ambivalente de
sus ensayos, y el segundo proponiendo una manera
de entender el “Canto a un dios mineral” cimentada
en el análisis de la tradición literaria y la estética a las
que Cuesta responde.
Jorge Cuesta: crítica y homenaje permite a cualquier
lector acceder con seriedad a este enigmático escritor
veracruzano; su aparición en el universo de la crítica
mexicana resulta de suma importancia no sólo para la
ya pujante resurrección del autor, sino para comprender cabalmente por qué Cuesta representa, en palabras de Donají Cuéllar, “un momento privilegiado de
la poesía moderna en lengua española”.
* Iván Partida Partida (México, D. F., 1986) estudió Lengua y
Literatura Hispánicas en la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana.