- En colaboración con la Universidad de Texas
- El Centro de Ciencias de la Tierra instaló una microestación meteorológica en el volcán; otra opera en el Cofre de Perote
- Es la primera investigación que estudiará la temperatura y la pérdida de superficie del Jamapa
- Este 28 de febrero investigadores universitarios recogerán los primeros datos
Instalación de la microestación meteorológica en el glaciar Jamapa.
David Sandoval Rodríguez
La Universidad Veracruzana (UV), a través del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT), y en colaboración con la Universidad de Texas en San Antonio, monitorean la temperatura en el glaciar Jamapa, localizado en el Pico de Orizaba, para determinar si su reducción es provocada por factores ambientales o proviene de un incremento en la temperatura bajo la superficie.
Carlos Welsh Rodríguez, investigador del CCT, explicó que el proyecto de evaluación del estado del glaciar Jamapa en el Pico de Orizaba surge de una invitación de colaboración entre la universidad estadounidense y la UV, a través del Centro de Investigaciones de Montaña y el CCT, respectivamente.
“Habíamos trabajado para ver si era posible dar seguimiento a un trabajo en el que ha estado colaborando la Universidad de Texas para estimar, con métodos de radar, el grosor del glaciar, porque de acuerdo a los informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (PICC) se están reduciendo de manera exponencial los glaciares en el mundo.”
Precisó que la tasa de pérdida de hielo en los glaciares es mucho mayor dentro de los últimos 50 años que hace dos siglos; por tal motivo, el estudio del glaciar Jamapa, que es el último que existe en la República Mexicana, se realiza para averiguar su estado actual y cuál ha sido su evolución.
Existen estudios previos realizados por la propia universidad estadounidense y la UNAM, en los que se detectó que en un lapso de 40 años se había perdido cerca de 50 por ciento de su superficie. “De 1950 a 1990 se había perdido cerca de 50 por ciento de la superficie del glaciar, y de 1990 a 2003 la pérdida ha sido mayor y se supone que de las estimaciones de 1950 a 2011, la pérdida es cercana a 60 por ciento de la superficie”.
A efecto de estudiar estos fenómenos y analizar si tienen relación con el calentamiento de la atmósfera, la Universidad de Texas y el CCT han instalado medidores de temperatura y humedad en dos puntos del glaciar para saber qué ocurre con las variaciones de la temperatura; esta información además será asociada con los cambios a escala global “para saber si un fenómeno atmosférico global está incidiendo en los efectos del glaciar”, apuntó el investigador.
El pasado 23 de diciembre se instaló la primera estación y este sábado 28 de febrero se recogerán sus primeros datos, con la finalidad de analizar si existe una relación con los fenómenos globales o a media escala en el país y si han tenido incidencia en la temperatura de la zona.
La primera etapa de dichas estaciones contempla la medición y recolección de datos durante dos años para averiguar si la atmósfera está incidiendo directamente sobre la pérdida del glaciar.
Carlos Welsh Rodríguez, investigador del CCT.
“Hay otros colegas de la Universidad de Texas que comentan que no hay evidencias sobre mediciones del subsuelo, entonces quieren saber si hay un calor geotérmico que incida directamente en la pérdida de superficie del glaciar”, comentó.
Respecto a las estaciones de monitoreo, Welsh Rodríguez precisó que una estación se encuentra instalada sobre los cuatro mil 220 metros sobre el nivel del mar y la otra sobre los cinco mil 20 metros.
Con base en los primeros estudios de radar que fueron parte de una investigación con el equipo de la Universidad de Texas, las mediciones que se realizaron sobre el perfil vertical del glaciar ubicaron zonas con una cobertura de aproximadamente 20 metros de profundidad de hielo, pero también zonas muy delgadas donde se registra apenas un metro y medio o dos metros de hielo. “Este verano se repetirá el proceso con equipo de radar para saber si ha cambiado esa dimensión de profundidad”.
Importancia de estudiar el glaciar Jamapa
El académico detalló que la relación del estado del glaciar está muy asociada con la cuenca del río Jamapa y con el agua que se utiliza, de ahí que sea importante su estudio, no sólo desde la perspectiva de las ciencias de la tierra sino también desde las ciencias sociales, para saber la dependencia que se tiene del glaciar y qué podría llegar a ocurrir en caso de que éste desapareciera, así como para dimensionar sus efectos en la biodiversidad y el efecto en el agua de la cuenca baja.
En el caso de que el glaciar continuara descendiendo a este ritmo, cerca de dos millones de personas que se abastecen de agua proveniente del río podrían ser afectadas; “recordemos que el río Jamapa desemboca en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río que se alimenta de este afluente”.
Con el deshielo de cada año, el hielo se convierte en agua y ésta se convierte en un flujo permanente de un recurso natural para toda la población de la cuenca.
En ese sentido, Carlos Welsh advirtió que “es muy difícil mantener un glaciar con medios artificiales, es un efecto de la naturaleza y por la naturaleza; no se puede llevar una cantidad de agua y depositarla, es imposible; lo que se intenta es estudiar este fenómeno y saber qué pasa para poder emitir una alerta sobre lo que está ocurriendo, ya sea el calor atmosférico o el calor geotérmico. Cualquiera de las dos hipótesis requiere de una alerta para que la sociedad sepa qué le está pasando al glaciar y cuide este patrimonio, que es de todos los veracruzanos”.
En 2015 se espera recolectar la información necesaria para que el año próximo se atienda la situación. “En la primera etapa es obtener los datos duros; la segunda, será enfocada a lo social y la dependencia del agua para definir qué es lo que se podría hacer”.
Marco Aurelio Morales muestra los sensores que contiene la estación.
Primera investigación de su tipo sobre el glaciar
El investigador señaló que las únicas mediciones con las que se cuenta en la actualidad han sido de la superficie, tomadas vía satélite, con las cuales se cotejará la que se obtenga de las estaciones que recién se instalaron; en cuanto a la temperatura, no se tiene registro de alguna instancia que haya puesto en operación equipo durante dos años, no obstante reconoció que “ha habido mucho estudio sobre los peligros volcánicos por parte de Sergio Rodríguez Elizarrarás y otros colegas de la UNAM, pero sobre el efecto de la temperatura y un modelo de circulación será la primera vez que lo hagamos sobre esa zona”.
En este proyecto hay seis personas colaborando, tres provienen de la Universidad de Texas en San Antonio, encabezadas por Blake Weissling, y tres académicos de la UV. “Con la universidad estadounidense hemos venido trabajando desde hace tiempo, en particular con Weissling y esperamos seguir colaborando”, afirmó.
Marco Aurelio Morales Martínez, técnico académico adscrito al CCT, fue el encargado de colocar ambos equipos y su trabajo de investigación se ha enfocado a analizar el cambio climático en el glaciar. “Es la segunda estación que instalo, la primera fue hace dos años en el mismo glaciar”, dijo.
La estación que se instaló se conoce como estación micrometeorológica y cuenta con las especificaciones para uso de alta montaña, sus baterías pueden funcionar en un rango de temperatura que va de los menos 50 grados centígrados hasta los 100 grados, porque la variación de la temperatura incide directamente en el rendimiento de sus baterías, por ello las estaciones cuentan con estas baterías que pueden durar hasta un año, en este caso se reemplazarán cada seis meses para tener la certeza de que el equipo va a estar funcionando constantemente y cada dos meses se visitará para realizar limpieza y ver que funcione correctamente, cuidando además que no sea vandalizado.
La información obtenida será analizada en un seminario con la Universidad de Texas para, a partir de los primeros seis meses, definir la campaña de medición con radar de la cobertura de hielo.
“Para poder hacer eso necesitamos los datos de los primeros seis meses y a partir de ello empezar a trabajar con los datos, lo más adecuado sería que tuviéramos tres años de datos. Este año el apoyo vino directamente de la Secretaría Académica y esperamos que en 2016 los productos sean buenos y les parezca que vale la pena seguir financiando esta clase de proyectos”, comentó Welsh Rodríguez.
Agregó que posteriormente se presentarían los resultados en el encuentro de la Asociación Meteorológica Americana o en la Unión Geofísica Americana, en 2016, con los datos analizados.
El sábado 28 de febrero los investigadores universitarios recogerán los primeros datos.
Desaparecen más glaciares entre los trópicos
Respecto a la situación de los glaciares a nivel mundial, el académico señaló que el asunto más delicado está en las latitudes tropicales; entre el Trópico de Capricornio y el Trópico de Cáncer la situación está siendo más acelerada que en los polos, sin embargo en éstos es más visible.
“Ahí está por ejemplo el glaciar Perito Moreno en Argentina, que tiene videos en YouTube donde se puede documentar el flujo de agua impresionante y se ve acelerado; año con año se incrementa, el asunto es que es agua dulce y esta pérdida de agua, porque tiene un escurrimiento, llega al mar y se produce un conjunto de reacciones que cambian la zona; el justo regulador de la temperatura en el océano, que con esta combinación de agua también sufre sus efectos”.
Respecto a las recientes erupciones volcánicas en Guatemala y en otros países de Latinoamérica, el investigador afirmó que la actividad volcánica no afecta en el derretimiento de los glaciares ya que cuando los volcanes hacen erupción opacan la atmósfera, “entonces las erupciones volcánicas hacen que la temperatura en el planeta se disminuya, esas partículas, una vez que llegan a combinarse con las partículas de la atmósfera y con el agua, decaen y vuelven a regresar a la tierra, pero mientras están flotando lo que hacen es disminuir el efecto de la temperatura sobre la tierra”.
De acuerdo con las investigaciones, a efecto global se estima que el calentamiento de la atmósfera, como efecto del uso de combustibles fósiles, ha incrementado su temperatura y esto incide directamente sobre las montañas y las zonas altas, generando como consecuencia la disminución de la cobertura de hielo.
“El hielo o la nieve tienen un albedo que refleja la radiación solar, pero si cada vez se reduce más este efecto de reflexión, más radiación se absorbe por la tierra, más se incrementa la temperatura en el suelo y esto incide directamente sobre el glaciar, es decir, hay menos hielo, menos cobertura, menos se refleja y más se absorbe por el suelo y ese calor se va transfiriendo sobre el hielo. Es una situación sobre la que se debe tener mucho cuidado y se conocen como efectos de retroalimentación.”
En cuanto al deshielo que ocurre en el Cofre de Perote y su relación con el incremento de la temperatura, el investigador explicó que la climatología de la región no determina que de manera continua deba haber cobertura de hielo ni de nieve “ya que su altitud no lo permite, sin embargo ha habido episodios como la entrada de una masa de aire frío que choca con una masa de aire caliente y se presenta una serie de fenómenos como la cobertura de hielo e incluso aguanieve, pero esto ocurre en condiciones muy particulares”.
No obstante recalcó que tiene consecuencias en el Cofre de Perote “la increíble pérdida de masa forestal sobre el suelo y el calor que se genera porque los árboles, aunque no reflejan los rayos del sol, no permiten que la radiación llegue directamente al suelo y al no haber cobertura vegetal el mismo efecto se presenta; el suelo alrededor se calienta, porque absorbe la radiación solar, que incrementa la temperatura local, cambiando en gran medida la biodiversidad de la región”.
En ese sentido, apuntó que en el Cofre de Perote ya opera una estación a cuatro mil 220 metros en el Cofre y así será posible tener las dos montañas monitoreadas.