La Revolución mexicana iniciada en 1910 desencadenó cambios estructurales que impactaron en la vida social y agraria del país. Las demandas campesinas se hicieron presentes en la lucha armada y se incorporaron en la agenda política. El resultado de su participación en la contienda tuvo como resultado la articulación de un nuevo discurso legitimador que colocó al latifundio como el obstáculo que impedía la redención del trabajador rural. En este sentido, la restitución de tierras comunales y la dotación ejidal fueron las directrices de las demandas agrarias.
Cada región del país y cada liderazgo que controlaba las facciones en liza, simpatizaba con derechos de propiedad diferentes, por lo que en realidad el ejido era una opción entre otras para alcanzar una distribución más equitativa de la tierra y solucionar así uno de los “grandes problemas nacionales”. Por ejemplo, Francisco Villa proclamó que la única vía para satisfacer las demandas agrarias era la propiedad ranchera de corte familiar, mientras que para Emiliano Zapata la opción era conservar la propiedad comunal. Ambas demandas fueron retomadas en el proyecto constitucionalista auspiciado por Venustiano Carranza para dar origen a una forma mixta de posesión de la tierra campesina.
Ficha | |
Cosamaloapan: una historia agraria regional, de la gran propiedad al ejido campesino (1900-1960) José Manuel Velasco Toro y Lucía Santos García ISBN: 978-607-502-826-2 |