La reflexión de Gloria Godínez se sitúa en medio de un fenómeno en devenir, de los más interesantes en la escena de la música tradicional mexicana: el crecimiento de públicos y territorios del son jarocho y el fandango veracruzano, en su naturaleza no sólo de complejo cruce entre distintas artes (musicales, literarias, dancísticas, escénicas), sino también de diálogo festivo comunitario. Un diálogo en el que Morenas de Veracruz se inserta con todo el entusiasmo de la observación participante de “una nueva mestiza, una nueva morena”, una conversación que no por festiva y gozosa deja en ningún momento el rigor y la seriedad. Al contrario, el libro que tienes entre las manos, caro lettore, cara lettrice, está escrito desde una perspectiva que no ignora ni vacila ante la necesidad de asumir conciencia, más aún, que asume la conciencia como una de sus directrices: desde la conciencia del son jarocho como espacio de libre expresión y creación de lazos comunitarios, hasta la presencia de las mujeres involucradas como sujetos culturales y artísticos con plena fuerza, llegando a la reflexión política de la misma investigadora, quien subraya cómo su objeto de estudio más inmediato se inserta en la más amplia dialéctica cultural y social de un país atormentado por alarmantes niveles de injusticia y violencia. “Gracias a los fandangos actuales, hoy, una población amedrentada sale a la
calle, baila y se conmueve”, dice Gloria.
calle, baila y se conmueve”, dice Gloria.
Dra. Caterina Camastra
Unidad de Investigación sobre Representaciones Culturales y Sociales, UNAM