¿Existen diferencias de fondo entre un gobernante tirano y un director de empresa que pone metas imposibles a sus empleados?
«¿Es justificable la fascinación que ejerce la democracia sobre el hombre moderno? ¿Es preferible a los regímenes totalitarios? ¿La economía de mercado libre es el mejor camino para salvaguardar la paz? Aún más, ¿quién podría despedir a alguien que viste un Armani?.
José Luis Trueba Lara responde un no o un nadie rotundos a estas preguntas luego de examinar con profundo desencanto la cultura occidental en el cambio de siglo: la cultura del dinero; la democracia que se transformó en una religión política; la homogeneización de la sociedad por las marcas; la sacralización de las empresas; la nueva televisión que hace de los talk shows y reality shows escaparates sádicos de la miseria humana; el culto irresponsable de la felicidad que fomenta el vivir una infancia perpetua; el cuerpo esclavizado por el trabajo y la moda, y – por supuesto- la imposibilidad del amor en un mundo desarraigado y sin esperanza.