Universidad Veracruzana



CPU-e | Número 31, julio-diciembre 2020

La educación como un acto sensible

En CPU-e, Revista de Investigación Educativa, creemos que la educación es un compromiso permanente, inscrito en la larga lista de máximas por las que debemos continuar y renovar nuestro deber social. Tal es así la labor investigativa, a la cual otorgamos especial dedicación y, creemos, nos nutre a editores, autores y lectores en un continuum de aprendizajes significativos.

Por ello, rescatamos la lectura de nuestro Número 31, de reciente publicación. Si bien no podríamos determinar una directriz temática como lo tiene nuestro valioso Número 1, promovemos la lectura de uno de los artículos para acercarlos a esta edición.

“Análisis de bullying en tres escuelas del nivel medio superior”, escrito en co-autoría por Rosalva Ruíz Ramírez, Antonia Pérez Olvera, Emma Zapata Martelo y Beatriz Martínez Corona, estudia las estadísticas, motivos y manifestaciones en que se da este fenómeno de violencia. En un contexto donde participa toda la comunidad estudiantil, ya sea como víctima, victimario o testigo, se teje la discreta tela de la cultura de la violencia escolar, que, perpetuada constantemente, deviene en bullying. Este pacto contraído por el miedo a volverse objetivo de las distintas violencias instaura una normalidad en que, aseguran las autoras “el alumnado no percibe que lo están agrediendo porque, con base en sus experiencias, las prácticas violentas se han incrustado en la cultura escolar, y son una manera habitual de convivir en la casa, la calle o la escuela”.

El quehacer educativo no implica sólo la dinámica binaria de la enseñanza-aprendizaje, que ya de por sí resulta compleja pues involucra los distintos saberes, sentires, expectativas y contextos de profesores y alumnos, todo regido dentro de un sistema que, muchas veces, no da lugar a las subjetividades. A este complejo hay que sumar las interacciones no educativas: las convivencias o relaciones personales que establecen los alumnos entre sí, pues enmarcan el contexto escolar de los estudiantes. Por lo tanto, cuando aseguramos que la educación es un compromiso, nos referimos también a las cuestiones que se desarrollan dentro del ámbito de la institución: aquéllas de un carácter sensible y, por ello, humano, propio del quehacer educativo.