Universidad Veracruzana



CPU-e | Número 33, diciembre-julio 2021

 

El  recurso humano por el cambio social

CPU-e, Revista de Investigación Educativa, alcanza su trigésima tercera publicación, correspondiente al periodo diciembre-julio del 2021. Este número cuenta ocho artículos de investigación, entre los que se encuentran: Diagnóstico de necesidades de formación de profesores noveles de educación primaria en Baja California, por Graciela Cordero Arroyo, Jihan García-Poyato Falcón, Karen Patricia Rivera Ceseña, Karla Figueroa Carranza, Guadalupe Gastelum Gutiérrez y Silvia Almaraz Núñez; Creación y acreditación de posgrados a distancia en dos universidades mexicanas, por Dulce María Cabrera Hernández; Sentidos en el amanecer de las adolescencias de la escuela secundaria en la política institucionalizada, por Natalia Lucinda Fernández; Intervención educativa y mejora de la enseñanza en un posgrado profesionalizante para docentes, por Elsa Ramos Osorio y Epifanio Espinosa Tavera; y Aprendizajes básicos de ciudadanía: validación y aplicación de un instrumento de medición, por Samana Vergara-Lope Tristán, Felipe J. Hevia de la Jara y Anabel Velázquez-Durán. También cuenta con 2 reseñas: Revitalizar el interés por el francés en Colombia: la interculturalidad como solución, por Joffrey Caron; y Supervisores escolares. Trayectorias, sensibilidades y disposiciones al acompañamiento pedagógico, por Tania C. Ruvalcaba Valdés. El contenido del Número 33 está escrito desde Argentina, Colombia, España y, desde luego, México.

Después de un año de reflexión, presentamos una edición que nos abre las puertas cuestionando e invitando a discutir: educamos, ¿para quién?

En el editorial de este número, La investigación como herramienta en la formación de recursos humanos, un punto de vista desde la Universidad Veracruzana, Ángel Trigos, Director General de Investigación de la Universidad Veracruzana, reconoce los grandes esfuerzos realizados anterior y actualmente por universidades del país para colocarse como las principales formadoras de estudiantes interesados en la investigación científica. Este campo es crucial para generar el cambio en el país, pues es, o debería ser, el puente entre academia y sociedad. El ejercicio del saber debe tener una finalidad; así, el conocimiento se convierte en herramienta que propicia el cambio social. Ése tendría que ser el compromiso de los profesionistas del mañana: actuantes de su entorno que tengan en sus manos el progreso. En su reflexión, no obstante, Trigos advierte: “…México es un país con grandes pendientes en materia de igualdad, equidad, salud, protección al ambiente y a su vasta biodiversidad, educación gratuita y de calidad…”.

Ciertamente, existen carencias. Pese a esto, persisten los esfuerzos por formar estudiantes conscientes de su mundo, capaces de interactuar con él para entenderlo. Para darse una idea de ello, recomendamos la lectura del artículo Propuesta de enseñanza de la biodiversidad en la educación básica basada en el aprendizaje por descubrimiento, que, a propósito, encabeza esta nueva edición de la Revista. En el estudio realizado por Margarita Villalvazo Palacios y Patricia Covarrubias-Papahiu, ambas inscritas en el ámbito pedagógico, expusieron a la interacción y cuidado de insectos a un grupo de primer grado de secundaria de una escuela en Jalisco cursantes de la materia Ciencias I con énfasis en Biología. La población de estudiantes fue dividida en dos subgrupos, los cuales participaron desde dos modelos de intervención: experimental y de control. Las investigadoras descubrieron que el grupo experimental, que experimentó el aprendizaje por descubrimiento, se sintió más motivado y demostró mejores resultados a partir de la interacción en el medio con los insectos; por otra parte, el grupo control estuvo expuesto a un aprendizaje de aula: lectura del libro de texto, resúmenes del contenido y aplicación de exámenes del tipo memorístico.

He ahí la importancia de un aprendizaje que principalmente ejerza el alumno. Si bien este estudio demuestra que la participación activa del estudiante promueve su motivación, es primordialmente, un recordatorio de la carencia de nuestro país en tema de cuidado ambiental, y evidencia del camino a seguir para promover la sana convivencia con el medio. Desde CPU-e, Revista de Investigación Educativa, fomentamos el aprendizaje sobre el medio ambiente y su protección; en voz de Villalvazo y Covarrubias-Papahiu: “Fomentar en los estudiantes la comprensión respecto a la importancia de la conservación de la biodiversidad y su uso sostenible representa una oportunidad a favor de un futuro sustentable, pues ellos, además de reconocer los beneficios que aporta, pueden identificar o proponer acciones para frenar las pérdidas y amenazas a la diversidad biológica”.

A propósito del estudio de los procesos de aprendizaje de los estudiantes, eje fundamental del proceso educativo, invitamos a la lectura del artículo Incidencia de las imágenes en los componentes cognitivo-afectivos para el aprendizaje del concepto de electromagnetismo, por Rodolfo Antonio Padilla Berdugo, Fernando Segundo Iriarte Díaz-Granados y José Olivo-Franco. El estudio realizado busca evaluar el nivel de aprendizaje de un grupo de 80 estudiantes del nivel secundaria sobre el tema del electromagnetismo a través de la enseñanza con imágenes y textos expositivos. De acuerdo con los autores, el uso de imágenes fomenta una vinculación con los textos, sobre todo si se apela por la creatividad en el desarrollo de tales imágenes. Este vínculo se realiza atendiendo a los preconceptos, imaginarios, y conocimientos cotidianos del alumno, lo cual mejora su motivación para aprender. Los autores también investigaron la relación del aprendizaje con imágenes a partir de su iconicidad, elemento que se opone a lo abstracto; que, en cambio, representa. La pregunta clave en esta investigación es si mayores escalas de iconicidad inciden en la comprensión de los textos.

Es seguro decir que este Número 33 está centrado, especialmente, en la dimensión del estudiante. No tanto sería afirmar que se está educando únicamente para ellos. La educación es, y debe ser siempre, una apuesta para el porvenir. Los lectores se encontrarán con material suficiente para inspirar, cuando menos, sus ánimos; cuando más, para refrendar su compromiso científico, que debería ser siempre social. “Es deber de los universitarios defender el conocimiento y transmitirlo para contribuir a una sociedad más justa, más sensible, más responsable, productiva y con mayor valor agregado para coadyuvar a una mejor calidad de vida para la sociedad en general”. Desde la Revista, en plena concordancia con las palabras de Trigos, confiamos en que la educación realizada satisfactoriamente y en condiciones para fomentar la investigación científica, es una apuesta del recurso humano por el cambio social.

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