Tal vez en la UNESCO pensaron que los hombres podríamos contemplar con mayor claridad los problemas que nos aquejan a ras de tierra: la pobreza, la violencia, la injusticia, la enfermedad, la guerra, si dirigimos de manera colectiva nuestros ojos hacia el cielo.
Por eso el año 2009 ha sido denominado por dicha organización, el Año Internacional de la Astronomía. Y no podía ser para menos. Se celebra un aniversario más de las primeras observaciones astronómicas de Galileo Galilei (1564-1642), a través de un telescopio de su construcción, en 1609.
Tras su exitosa aventura con su telescopio -que lo llevó al descubrimiento de las fases de Venus, las lunas de Júpiter y las manchas solares entre otras cosas-, por ello mismo, Galileo fue nombrado Gran Matemático y Filósofo de la Corte de los Médicis, según puede leerse en la excelente biografía del astrónomo italiano, escrita por José Marquina y publicada en el Nodo Nacional México para el Año Internacional de la Astronomía 2009.
En dicho Nodo hay, además, abundante información sobre los eventos con que se celebrará la astronomía en nuestro país.
El Gran Matemático y Filósofo, a pesar de la claridad y penetración de su mirada científica sobre el universo fue acusado ante el Tribunal del Santo Oficio que calificó el heliocentrismo galileano de absurdo, necio y herético.
Mandado a traer por el Santo Oficio a Roma, «ligado con hierros» si era necesario, a los 69 años Galileo fue interrogado en varias ocasiones, hasta que se vio obligado a pedir clemencia y a abjurar de sus ideas heliocéntricas apoyadas en la evidencia que le proporcionaban sus observaciones.
No obstante, la sentencia del Tribunal del Santo Oficio acusó a Galileo de ser «vehementemente sospechoso de herejía», por la cual Galileo fue mantenido prácticamente prisionero en la casa del Arzobispo de Siena.
Años después, Galileo aún sentaría las bases del dominio de la física conocido como cinemática.
En casi todas las bibliotecas públicas, escolares y universitarias hay algunos ejemplares de libros sobre astronomía. Las bibliotecas más afortunadas cuentan con títulos recientes como la Brevísima historia del tiempo, o la Física de la inmortalidad, y algunos títulos de los Breviarios del Fondo de Cultura Económica, o los textos accesibles y amenos de la colección La ciencia desde México sobre el tema.
En la USBI Xalapa, tenemos la fortuna de contar con una edición traducida con una generosa nota preliminar, de la singular obra titulada «La eternidad a través de los astros» (QB43/B52), publicada en 1872 por Louis-Auguste Blanqui cuya lectura recomendamos ampliamente, pues a pesar de haber sido escrita en tiempos en los que aún no estaban disponibles portentos tecnológicos como algunos satélites espaciales con equipos para captar la radiación de fondo del universo, o como el telescopio orbital Hubble, está escrito con una riqueza de ideas y en un tono tan íntimo que suscitan en el lector precisamente ese sentimiento de maravilla asociado a la observación del cielo.
De la parte VII Análisis y síntesis del universo, de dicha obra, transcribimos textualmente algunas líneas que esperamos motiven a la búsqueda y lectura del texto completo.
«Que los planetas de estos grupos produzcan hombres o no, no es preocupación de la naturaleza, que no tiene ninguna especie de preocupación, que hace su tarea, sin inquietarse por las consecuencias. Aplica 998 milésimas de la materia a las estrellas, donde no crece ni una minúscula brizna de hierba, ni un insecto, y el resto «¡dos milésimas!», a los planetas, cuya mitad, si no más, se dispensa también de albergar y de alimentar bípedos de nuestro módulo. Sin embargo, y en suma, hace las cosas bastante bien. No habría que murmurar. Más modesta, la lámpara que nos alumbra y nos da calor, nos abandonaría muy pronto en la noche eterna o, más bien, jamás habríamos entrado a la luz.
«Tendrían que quejarse sólo las estrellas, pero no se quejan. ¡Pobres estrellas! Su papel de esplendor es sólo un papel de sacrificio. Creadoras y sirvientas de la potencia productora de los planetas, ellas mismas no la poseen y deben resignarse a su carrera ingrata y monótona de antorchas. Tienen el esplendor sin el goce; detrás de ellas se ocultan, invisibles, las realidades vivas. Sin embargo, estas reinas-esclavas son de la misma pasta que sus félices súbditos. Los cien cuerpos simples se hacen cargo de todos los gastos. Pero no reencontrarán la fecundidad sino despojándose de la grandeza. Llamas deslumbrantes, ahora, un día serán tinieblas y hielos y no podrán renacer a la vida sino como planetas, luego del golpe que volatilizará en nebulosa el cortejo y a su reina.
«Esperando la felicidad de esta caída, las soberanas, sin saberlo, gobiernan sus reinos por medio de buenas obras. Maduran los frutos, jamás los cosechan. Soportan todas las cargas, sin beneficio. Únicas dueñas de la fuerza, sólo la usan en provecho de la debilidad. ¡Queridas estrellas! Vosotras encontráis escasos imitadores.».
Otra obra que cubrirá las expectativas de lectores intelectual y visualmente exigentes es la de Garlick, «Astronomía», Biblioteca Visual (QB43.3/G37). Una obra en pasta dura con una profusa colección de imágenes que van desde las primeras representaciones astronómicas de la humanidad (como el Calendario Azteca, las pirámides de Giza) hasta temas de enorme interés como el origen y futuro del Universo y la materia oscura. También recomendamos ampliamente la consulta de esta obra que tiene un enorme valor didáctico.
Hasta aquí Blanqui y Garlick, ahora volteemos nuestra mirada hacia esa parte desgarrada del mundo que está en las costas del mar Mediterráneo adonde cada hora se mide la fuerza de los poderosos y la debilidad de los débiles por el número de explosiones y detonaciones que toman por blanco mujeres, enfermos, jóvenes, niños.
Las imágenes de los cuerpos infantiles destrozados por las bombas israelíes traen a la mente la frase de que las bibliotecas palestinas son pequeños pedazos de cielo enmedio del infierno. Pedazos de cielo que la American Library Association ha llamado a proteger desde el año 2002, en aras de salvaguardar el sitio que les corresponde en la memoria de la humanidad.
Parece innecesario dedicar más palabras a un asunto tan atroz como los crímenes de lesa humanidad que comete el ejército y el gobierno israelí en una de las zonas más densamente pobladas del mundo, la franja de Gaza, que se encuentra bajo un cerco comercial y de ayuda humanitaria, pero los bibliotecarios de todo el mundo deberíamos unir nuestra voz para exigir el cese a la destrucción de Palestina.