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Bibliotecas, Información y Conocimiento



Ediciones anteriores de El Referencista

El Referencista es el Boletín electrónico de la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana. Es una publicación totalmente electrónica de periodicidad trimestral disponible en la dirección electrónica: https://www.uv.mx/dgbuv/Referencista.html

No. 9 Octubre-Diciembre 2010
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No. 8 Julio-Septiembre 2010
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No. 7 Abril-Junio 2010
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No. 6, Enero-Marzo 2010
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No. 5, Octubre-Diciembre 2009
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No. 4, Julio-Septiembre 2009
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No. 3, Abril-Junio 2009
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No. 2, Enero-Marzo 2009
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No. 1, Octubre-Diciembre 2008
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Calderón Alzati «refuta» a Pérez Rocha

Tras la contribución del ingeniero Manuel Pérez Rocha sobre los aspectos intangibles, difícilmente cuantificables per se, de la educación y los actos educativos, el doctor Enrique Calderón Alzati contribuyó en La Jornada con una refutación que pone de relieve, en primer lugar, la necesidad de una amplia discusión pública razonada, acerca de los beneficios reales de la evaluacionitis, criticada a diestra y siniestra por pedagogos y educadores mexicanos, que la exhiben como un mecanismo que pone «la yunta delante de los bueyes» y que, para decirlo brevemente, ha servido y sirve como una formidable excusa, a las autoridades educativas de nuestro país, para endurecer el discurso de los organismos financieros internacionales que justifica el empobrecimiento y el desmantelamiento gradual de la educación pública, a expensas de la expansión y consolidación de la privatización de ese sector.

«La evaluación se ha convertido en un acto compulsivo en el sistema educativo, casi podríamos afirmar que se evalúa para evaluar, se evalúa para mostrar indicadores; las prácticas y los procesos educativos sencillamente no son contemplados en la tarea de evaluación. Estos rasgos le dan una identidad a la evaluación que se realiza en el medio nacional, que la diferencia de la que se hace en otras partes del mundo», acusaba Ángel Díaz Barriga, ya en 2008. 

Mientras que, por un lado, los resultados exhibidos en las pruebas de desempeño, tanto por maestros como por estudiantes, hablan de un grave y evidente rezago educativo, por el otro las autoridades al parecer no tienen nada que señalar respecto al modus operandi del duopolio televisivo conformado por Televisa y TV Azteca, que contribuyen con sus inagotables recursos mediáticos y «creatividad», a la desescolarización y aculturación diaria, crónica y aguda de millones de mexicanos que, impulsados por los estereotipos enajenados y colonizados de todo tipo, que enarbolan esas multimillonarias empresas de medios, han dejado de leer, no enriquecen su vocabulario, no desarrollan un pensamiento y una actitud críticas, muchos de los cuales tampoco culminan sus estudios medios o superiores, dando como resultado que la inmensa mayoría se acomodan a un papel de teleespectadores cautivos y complacientes, que aceptan su condición cuasi-permanente de alienación, de estupefacción y subconsumo cultural, gracias a los contenidos y la programación de muy discutible, cuando no francamente inexistente, calidad que las cadenas televisoras emiten.

¿Por qué la calidad de la programación televisiva, que impacta masivamente a la conciencia de los mexicanos de todas las edades, no es «evaluada» minuciosamente, desde distintos ángulos, así como considerado críticamente su efecto en la infancia, la adolescencia y aún entre los televidentes adultos?

Aunque se trata de una hipótesis que debe fortalecerse con toda la evidencia del caso, es casi seguro que los efectos de la programación de estas televisoras es pernicioso para el grueso de la población mexicana, y actúa como un contrapeso y un lastre que arruina los pobres esfuerzos que, por otra parte, realiza el Estado y los profesores para alentar entre las nuevas generaciones el interés por la lectura, la ciencia, el arte y la cultura, en general.

Calderón Alzati «refuta» a Pérez Rocha, dejando intacta la cuestión relativa a la calidad de los entornos y las experiencias de aprendizaje que construímos colectivamente en la calle, la casa, el trabajo, y no solo en la realidad aúlica, en la escuela. Tiene razón: en México seguramente hay, por ahí, imprinters como el maestro referido por Pérez Rocha, pero los que realmente tienen presencia pública masiva son seleccionados en los castings de Televisa y TV Azteca.

El curriculum oculto que imponen al grueso de la población las principales televisoras del país, a través de sus archiconocidos imprinters ¿cuándo será evaluado?

Referencias:
Moreno Olivos, T. 2010. Lo bueno, lo malo y lo feo: las muchas caras de la evaluación. Revista Iberoamericana de Educación Superior, vol. 1, no. 2.



La UNESCO premió el proyecto de Infocentros de Venezuela

La Fundación Infocentro, que es un organismo gubernamental apoyado por el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología, del gobierno de Venezuela, fue seleccionada para recibir el premio «Rey Hamad bin Isa Al Khalifa», por su proyecto «Alfabetización tecnológica para adultos mayores».

A través de la Fundación, los venezolanos se proveen de acceso gratuito a las tecnologías de información y comunicación, para permitir que los adultos y otros usuarios puedan continuar aprendiendo a lo largo de toda su vida. A través de casi 700 infocentros establecidos a lo largo y ancho de la nación venezolana, se brindan servicios a través de módulos de alta calidad, para que los usuarios adultos desarrollen desde competencias básicas en el uso de ordenadores hasta habilidades más sofisiticadas en el manejo de software y paquetería. La fundación ha brindado estos servicios a más de un millón de venezolanos, incluyendo a los que están afectados por discapacidades, para alfabetizar a la población en el uso de la tecnología. La Directora General de UNESCO, Irina Bokova, entregó un diploma y 25 mil dólares a cada responsable del proyecto laureados, en una ceremonia celebrada el 12 de enero pasado. Otro proyecto galardonado fue atribuido a una organización especializada en la enseñanza de adultos en el Reino Unido. Ambos proyectos fueron elegidos de entre 49 proyectos de 34 países.



Universidad, edición científica y beneficio público, de madrid+d

Joaquín Rodríguez, de madrid+d pone hoy el dedo en la llaga que aqueja, de manera aguda y desde hace ya algunos años, a las instituciones de educación superior, no sólo en Europa sino en todo el mundo: ¿cómo refrendar, dejar zanjada, bien establecida, la importancia y necesidad del quehacer científico y de investigación humanística que se lleva a cabo en las universidad públicas, la necesidad de que cualquier persona que sea capaz y lo desee inicie y concluya estudios de nivel superior, ante una sociedad sacudida por un complejo de crisis económicas, tecnoculturales y medioambientales, sociopolíticas en todos los casos?

Visiones oficiales extremadamente utilitaristas o cortoplacistas, podrían desdeñar los beneficios de largo aliento y a largo plazo que han representado para el desarrollo de la cultura occidental, la educación y la investigación que realizan las instituciones de educación superior.

La ubicuidad de la información y de los contenidos digitales pueden prestarse a justificar una tentación regresiva, para aquellos que consideran que la relación costo-beneficio de la inversión pública en educación superior es negativa.

Para convencer a las autoridades públicas de que el dinero invertido en la educación superior «no cae a través de un desagüe que solamente sirve para el apalancamiento del personal funcionario (interesado, cómo no, en mantener su estatuto y en no discutir de aquello que le da de comer)», convendría que los universitarios, docentes e investigadores «mostraran clara y cuantitativamente, cuáles son los beneficios públicos que se derivan de su actividad».

Según el autor, «El problema […] es que las Universidades y sus profesionales siguien absolutamente encadenados a los mecanismos de legitimación y acreditación tradicionales, a los índices de impacto gestionados por el ISI, a métodos de gestión privados de la visibilidad que solamente revierten en beneficio de la “carrera” académica y profesional de quien acepta el yugo de ese cursus honorum perverso y endogámico. Las herramientas digitales -como tantas veces he manifestado-, proveen a los científicos de la capacidad de emanciparse de las editoriales y, de paso, de los mecanismos de evaluación y certificación tradicionales, pero en lugar de asumir seriamente el control de sus medios de producción (editoriales), prefieren aceptar la avara contabilidad del hit parade científico».



Frente al libro-electrónico, la persona-libro: abren Biblioteca Humana en Canadá

Diversos personajes de la ciudad de Canadá contarán sus historias de vida de forma personalizada al lector que elija escucharlos en lugar de leer.

No tienen definido cómo denominarán al proyecto. Especulan con libros humanos, humanos librescos y hasta hombre-libros.

Según el diario francés Le Monde, la finalidad es «celebrar las diferencias y promover la tolerancia», según dijo Anne-Marie Aikin, vocera del establecimiento público, uno de los más grandes del mundo en su género.

Seleccionaron 60 voluntarios para el proyecto piloto elaborado por la ONG Human Library, un movimiento anti-violencia nacido en los 90 en Dinamarca que busca promover nuevas formas de intercambio humano.

Doscientos socios de la Biblioteca de Toronto participaron en esta experiencia fuera de lo común consistente en «tomar prestado un libro humano» y pasar unos treinta minutos conversando con él antes de «devolverlo» para que otro pudiera «leerlo» a su vez, según el artículo que recoge infobae.

Algunas entrevistas
Entre los hombres-libro que los lectores pudieron consultar había, por ejemplo, un exiliado haitiano, una argelina musulmana, un ingeniero congolés, además de otros «títulos».

A los voluntarios se les pidió que reflejasen «una diversidad de vidas y de experiencias», que ilustrasen «la vitalidad de las comunidades de Toronto» o que fuesen «representativos de un tema social importante» como el SIDA, la prostitución o la inmigración.

A los «lectores», que escuchasen, preguntasen y expresasen su opinión.

En el ensayo pre-lanzamiento, un monje budista resultó ser uno de los «libros» más consultados, al igual que Anthony Hutchinson, ex miembro de una pandilla delictiva convertido en guitarrista de una banda.

Otros «ejemplares» consultados fueron un joven afectado de parálisis cerebral, una abuela militante, un sobreviviente de la pobreza, otro del cáncer y una ex prostituta que hoy regentea un local nocturno.

Lo que los autores del proyecto no aclararon es qué pueden hacer los socios de la biblioteca si el libro viviente no les gusta o los aburre desde las primeras «páginas».

Reproducido íntegramente de La República (Perú).



Bibliotecas, educación y descomposición social: una reflexión

Es cierto que «Cuando México se refleja en el espejo colombiano, ¡se refleja tanto!», como dice la Rayuela de La Jornada del día de hoy. Salvo en una cosa, que es fundamental: que llevamos 20 o 30 años de desventaja, con respecto a ese país en cuanto a la adopción de una estrategia para contrarrestar con información y conocimiento para todos, a las drogas, el secuestro y la delincuencia.
El proyecto colombiano de bibliotecas es una apuesta de ese país por su juventud, su niñez, una apuesta por la fortaleza de valores como la búsqueda de la verdad, la comprensión racional del mundo y la justicia y la belleza. Una solución radical a un problema de desintegración nacional que se enfrenta no con la fuerza de ejércitos y armamento de alta tecnología, sino con información, libros y bibliotecas, para frenar en su raíz el avance de los mercaderes de las drogas.
Colombia ha apostado así a su viabilidad democrática, con una ciudadanía más informada. ¿Qué estamos haciendo, en México, por nuestra parte?
Mientras en nuestro país se busca elevar la calidad de la educación considerando una diversidad de indicadores técnico-pedagógicos -la llamada evaluacionitis- y se aplican engorrosas y costosas pruebas de evaluación del desempeño académico de los estudiantes, en Colombia la apuesta ha sido más simple: dar información y conocimientos a toda la población  en una red vigorosa de bibliotecas públicas dotadas con personal capacitado, suficientes recursos impresos y nuevas tecnologías.
Dice, en consonancia con lo anterior, Manuel Pérez Rocha que incluso la interacción entre docentes y alumnos, durante algunos minutos, puede tener beneficios educativos insospechados y que no pueden medirse, ni ponderarse. Al respecto, refiere una historia personal.
¿No será que hemos equivocado, profundamente, los enfoques y criterios con los que pretendemos medir el desempeño del sistema educativo nacional?
¿Qué relación guardan el creciente número de «ninis», el número alarmante de los ahora llamados eufémísticamente «chiquisicarios» y el abandono en que se encuentra la mayor parte del sistema nacional de bibliotecas públicas, así como el grueso de las mal llamadas «bibliotecas escolares» que, en muchos casos, se limitan a ser un par de estantes desorganizados o semivacíos a los que los estudiantes de primaria, secundaria y bachillerato jamás tienen acceso?
Una educación sin bibliotecas, ni libros, ni nuevas tecnologías es, más que educación, un despojo, pues así se impide el acceso de generaciones de mexicanas y mexicanos a la literatura, el conocimiento científico y humanístico, y en última instancia, se les obstaculiza para siempre el acceso a lo que Tomás Segovia considera que es «la oportunidad de descifrar el mundo».



Comienza 2011 con alzas generalizadas a precios de bienes y servicios

México ocupa el cuarto lugar de países con mayor inflación en 2010 y el prospecto para este año no es mejor. Los mexicanos, cada año tenemos que renovar esta idea: debemos hacer más con menos, pero los ahorros y sacrificios que se realizan en la base social no tienen un reflejo en las alturas del poder político y económico.
La Bolsa de Valores experimentó ganancias de 20% en 2010. ¡20%!
Y las tasas de interés de los créditos bancarios son draconianas, asfixiando a las PYMES, frenando cualquier intento de crecimiento. El ahorro popular, por otra parte, es sacrificado, y no hay ningún incentivo para que la gente ahorre cuando las tasas de interés de los ahorros bancarios son absolutamente miserables.
Las alzas a la gasolina, gas y electricidad, arrasan con los diminutos aumentos al salario mínimo, y por doquier se ve la necesidad y la urgencia de la gente por recursos para su sostenimiento y el de sus familias.
Los mentados éxitos de la guerra contra el narcotráfico sigue ocupando las planas y encabezados de los diarios, pero la atmósfera de violencia e inseguridad lo que hace es acentuarse. La irritabilidad social salta a la vista de cualquiera que esté atento al fenómeno.
Por eso, hoy como siempre, más que nunca, urge que fomentemos el acceso a la información, la distribución social del conocimiento, la participación ciudadana informada en la toma de decisiones, la transparencia y la vigilancia de las acciones del gobierno en sus tres niveles.
La transformación que requiere el país debe fundarse en el conocimiento científico y en el de nuestras raíces más profundas: somos poseedores de una enorme riqueza histórica, arqueológica y cultural; debemos apostar por el desarrollo científico y tecnológico en todas las regiones, sin menoscabo, evitar la centralización excesiva de conocimiento, información y riqueza y disminuir el índice GINI, que mide la concentración de ésta en pocas manos, promover una distribución más equitativa del PIB a lo largo y ancho del país, diseñar y detonar proyectos de desarrollo para rescatar y aprovechar nuestra riqueza natural y humana.
México es un pueblo que ha sido impedido, literalmente frenado, desde tiempo atrás, para el desarrollo de su propia ciencia y su tecnología, las razones de ese impedimiento deben ser expuestas, estudiadas y superadas: no podemos desperdiciar a otras 10 generaciones o 20 generaciones de niños y adolescentes y dejar que crezcan al amparo de la televisión y los videjuegos, la magia y los nuevos mitos culturales de las empresas, y absolutamente ayunos o ignorantes de la ciencia y de la historia.
Cada día, cuando despertamos, vemos todo lo que hay aún por hacer. En este contexto, no pueden hacerse llamadas que condenen a las bibliotecas públicas, escolares y académicas a la extinción, incluso a pesar del avance avasallador de las nuevas tecnologías: en ningún país desarrollado se están haciendo esos llamados ¿por qué tendrían que hacerse en México? Hacerlo sería suicida e irresponsable, y atentaría contra una de las bases indispensables e irreductibles de una sociedad democrática.
La Encuesta Nacional sobre cultura más reciente, del CONACULTA , muestra que la mitad de los mexicanos nunca han pisado una biblioteca o una librería, que casi nadie lee, que lo que se lee deja mucho que desar.
Esto indica que se ha hecho algo, pero falta aún la mayor parte del trabajo por hacerse.
Ojalá este año 2011 sea uno que nos permita encontrar caminos en la dirección correcta.