Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento



Conclusiones del Encuentro Nacional por la Diversidad y la Calidad en los Medios de Comunicación

A continuación, la síntesis de las conclusiones del Encuentro,convocado por la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) y celebrado los días 5 y 6 de abril pasado:

1.- Reforma legislativa. La reforma legal para los medios de comunicación es de la mayor urgencia. El viernes 8 de abril se cumplió un año de la presentación, de manera simultánea en las cámaras de Diputados y Senadores, de la Iniciativa de Ley Federal de Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales que fue promovida por varios partidos políticos y en cuya elaboración participaron miembros de la Amedi.

Esa iniciativa establece limitaciones al acaparamiento de medios de comunicación, instituye un organismo con atribuciones para regular los mercados y actores de las telecomunicaciones y la radiodifusión, reivindica derechos de usuarios y audiencias de los medios y garantiza el funcionamiento de los medios públicos.

Allí se precisan reglas para la interconexión entre empresas de telecomunicaciones y se asegura la plena convergencia tecnológica, así como sanciones más severas para quienes no cumplan con la ley y la regulación. La pluralidad en la radio y la televisión sería promovida con la licitación de más frecuencias y con espacios garantizados para la producción independiente. Además, se reconoce que la radiodifusión y las telecomunicaciones constituyen un servicio público que debe ser garantizado por el Estado. La publicidad engañosa o los contenidos no aptos para los niños también encuentran regulación en esta iniciativa. Habría que incluir otras propuestas adicionales como la creación de Fondos de Cobertura Social para servicios de telecomunicaciones en zonas rurales y desprotegidas.

Esa iniciativa constituye el proyecto más detallado que haya sido elaborado para normar las telecomunicaciones y la radiodifusión. El aplazamiento en su dictaminación y análisis, incluso por parte de muchos de los diputados y senadores que suscribieron su presentación, resulta inaceptable. Únicamente el desinterés del Congreso de la Unión por estos temas y el cabildeo de las corporaciones mediáticas que no quieren una legislación que acabaría con el funcionamiento monocorde que ha caracterizado la comunicación en México, explican el abandono de esa y otras propuestas de reforma legal para los medios.

2.- Política de Estado. Es necesaria una política de Estado incluyente, transversal y suficientemente debatida entre todos los actores de la comunicación (gobierno, legisladores, empresas, operadores y sociedad) que rija el destino de la radiodifusión, las telecomunicaciones y, en general, el desarrollo de la Sociedad de la Información y el Conocimiento en México. Es prioritario que los partidos y candidatos que aspiren a contender en la elección de 2012 incluyan entre sus plataformas programáticas y propuestas de campaña, políticas y acciones concretas para democratizar el actual sistema de medios. Cada vez es más ilegítimo que, por no molestar o por congraciarse con los concesionarios de la radio, la televisión y las telecomunicaciones, los candidatos demoren o impidan reformas al régimen legal, fomenten o avalen contrarreformas, u omitan políticas de Estado necesarias y urgentes para el desarrollo del país.

3.- Licitar más cadenas de televisión. Existen todas las condiciones técnicas para que sean puestas a licitación las frecuencias que integrarían, por lo menos, dos nuevas cadenas nacionales de televisión. La inhibición del gobierno en ese asunto sólo se debe a la subordinación a Televisa y Televisión Azteca que abominan cualquier competencia en un mercado que han monopolizado indebidamente.

4.- Nuevas opciones en televisión digital. La televisión digital debe servir, antes que nada, para que haya más frecuencias disponibles y, de esa manera, opciones distintas a las que hasta ahora han tenido los televidentes de todo el país. Deben destrabarse los obstáculos legales y administrativos para el desarrollo de esa televisión. Las frecuencias que sean utilizables a partir del cambio digital deben ser para nuevos operadores, incluyendo instituciones culturales y grupos sociales interesados en incursionar en ese medio. Sería inadmisible que, con la mudanza digital, las televisoras que hoy en día acaparan las frecuencias comerciales tuvieran más canales.

5.- Certidumbre para los medios públicos. Los medios no comerciales tienen que ser entendidos como espacios de pluralidad, libertad, con independencia respecto de las instituciones oficiales y ser promotores de la democracia y la construcción de ciudadanía. Deben ser auténticos medios públicos y no espacios propagandísticos, para que cumplan a cabalidad con su función social. México requiere de un sistema nacional de televisión pública, que podría partir de la infraestructura de la cual dispone actualmente el Canal Once pero manejado con autonomía y con formas de retroalimentación con la sociedad.

Para que los medios públicos cumplan nacional, regional y localmente las tareas que pueden desarrollar en beneficio de la calidad y la diversidad, es imprescindible que cuenten con pleno, suficiente y permanente respaldo financiero, pero sin necesidad de comercializar espacios con fines publicitarios. El patrocinio es una opción válida que debe definirse de manera clara en la legislación para que no se confunda con la publicidad. Por lo tanto, es prioritario legislar en materia de medios públicos para garantizar su certidumbre jurídica.

6.- Señales abiertas para canales del Congreso y Judicial. Espacios de discusión y deliberación como los canales del Congreso y Judicial, así como opciones de televisión universitaria como TV UNAM, debieran tener una difusión abierta y nacional, para que los televidentes no tengan que pagar por recibir esas señales. Se trata de medios donde se debaten los grandes temas de interés nacional que afectan a todos los mexicanos, o bien de espacios universitarios donde se dan a conocer nuevos conocimientos o investigación científica que podría servir para solucionar los muchos y grandes rezagos que enfrenta el país. Sólo un Congreso reacio a atender las demandas ciudadanas puede darse el lujo de que los canales del Congreso y Judicial no sean conocidos por toda la población.

7.- Tarifas bajas y obligaciones para operadores. La interconexión entre las empresas de telefonía tiene que lograr la mejoría, no el encarecimiento de tales servicios. La autoridad está obligada a garantizar tarifas bajas en beneficio de los consumidores, las cuales redundarán en una mayor penetración y cobertura de estos servicios. También es necesario que a las telecomunicaciones no sólo se les vea como negocio, sino como una nueva oportunidad para abatir brechas sociales en temas prioritarios como educación, salud, seguridad y gobernanza. Para ello es necesario que la autoridad establezca y verifique obligaciones de inversión y cobertura, a fin de que las nuevas tecnologías y sus ventajas lleguen a la mayoría de los habitantes, sobre todo los más desprotegidos.

8.- Convergencia plena. Resulta absurdo que las empresas interesadas y con capacidad para ofrecer televisión de paga no puedan hacerlo debido al amago de quienes controlan ese mercado. Todos los sistemas de televisión codificada deben estar autorizados a difundir las señales de la televisión abierta; más aún, esa debe ser una obligación de los proveedores de televisión por cable, satélite o cualquier otra modalidad no abierta. En todos los sistemas de televisión de paga deben existir canales destinados a la difusión de contenidos audiovisuales creados por productores independientes.

9.- Internet abierto, libre, rápido y barato. Los mexicanos tenemos derecho, en las mejores condiciones técnicas, a producir, recibir y distribuir contenidos digitales de toda índole. Ninguna política o legislación debe coartar el legítimo derecho de los usuarios de consumir productos culturales. El Estado tiene la obligación de garantizar auténticas conexiones de Internet de banda ancha a costos accesibles, a diferencia de las parsimoniosas velocidades por las cuales tenemos que pagar algunas de las tarifas de conexión a Internet más caras en el escenario internacional.

10.- Una agenda digital. Concebir, diseñar, discutir y poner en práctica una agenda digital para conducir a México hacia la Sociedad de la Información. El acceso a Internet de banda ancha y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación debieran traducirse en mejores condiciones de vida para los ciudadanos, por cuanto estas tecnologías contribuyen a mejorar servicios públicos de salud, educación, seguridad y gobierno, además de proteger el medio ambiente.

11.- Prohibir los “productos milagro”. Las televisoras se han convertido en vehículos de engaños cotidianos que ahora, incluso, lesionan la salud de los mexicanos. La publicidad de los llamados “productos milagro” contraviene las leyes en materia de salud y medios electrónicos. Exigimos que, de inmediato, las autoridades cumplan la obligación de sancionar tanto a los laboratorios como a las empresas televisoras que difunden esos productos.

12.- Transparencia y claridad en el gasto de comunicación social. Los medios privados más poderosos se benefician de enormes y constantes transferencias de recursos fiscales porque los gobiernos federal y estatales, así como numerosas instituciones públicas, saturan de propaganda las frecuencias y atiborran de dinero público las finanzas de tales empresas al contratar espacios cada vez más amplios en la televisión y, en menor medida, en la radio, la prensa y ahora los medios digitales.

El gasto publicitario de esos gobiernos debe regirse bajo una política de comunicación social, ser transparente y ser conocido en una base de datos pública y actualizada que contenga contratos, montos y tiempos de transmisión. Proponemos que por cada peso que se gaste en la contratación de propaganda en televisión y radio comerciales, se destine un monto idéntico a un fondo para la producción audiovisual independiente y para el fomento a la comunicación comunitaria y ciudadana.

13.- Programa de ayudas para publicaciones. Los medios impresos también deben transparentar su tiraje, venta y cobertura y no basarse en cifras ficticias para conseguir publicidad oficial. En tiempos de consumos digitales y de caídas en los índices de suscriptores y lectores, un programa y la regulación de estímulos a la prensa pueden ayudar a erradicar la discrecionalidad en el otorgamiento de pautas publicitarias, asegurar la independencia editorial de las publicaciones y garantizar la pluralidad y diversidad de puntos de vista.

14.- Reglamentar la propaganda gubernamental. Urge regular el artículo 134 constitucional en materia de propaganda y comunicación social para evitar más simulación y sometimiento a los medios electrónicos. Es necesario prohibir la publicidad encubierta, integrada y las gacetillas, que sólo buscan engañar o confundir a las audiencias, sobre todo en procesos electorales. Esto es indispensable para propiciar una relación más transparente y menos onerosa entre políticos, medios y ciudadanía.

15.- Menos spots y más debate electoral. Hacer valer la legislación electoral es una prioridad de la autoridad, los partidos, los candidatos, los medios de comunicación y los ciudadanos. También debe elevarse el nivel de debate y de discusión de los asuntos públicos, sobre todo en contiendas electorales. El actual modelo de comunicación política basado en spots de 30 segundos sólo esquematiza los problemas y no contribuye a la deliberación pública. De cara a los futuros procesos electorales, resulta necesario poner en práctica formatos distintos de comunicación política que permitan el intercambio y la discusión de propuestas.

16.- Homologar la Ley Federal de Radio y Televisión en materia electoral. Para reflejar la pluralidad y las contradicciones inherentes de la sociedad mexicana durante la disputa político-electoral, así como para garantizar la equidad en la contienda, prevenir y castigar incumplimientos de los medios electrónicos en materia electoral, es indispensable reformar la Ley Federal de Radio y Televisión y homologarla con las disposiciones que en materia de comunicación política dispuso la reforma electoral de 2007-2008, así como los diversos ordenamientos y reglamentos que para tal efecto emita la autoridad electoral.

17.- Monitoreos oficiales y ciudadanos de contiendas y cobertura electoral. Cada vez es más necesario que la autoridad electoral, los observatorios ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil realicen monitoreos cualitativos y cuantitativos objetivos e imparciales, muestrales y censales del uso de los tiempos oficiales a los que tienen derecho los partidos, las nuevas formas de comunicación política tanto en medios tradicionales como digitales, así como de la cobertura informativa que realizan los medios de las contiendas electorales.

18.- Propiciar la participación en elecciones. En todo momento la propaganda electoral en medios electrónicos debe ser administrada y contratada por el Instituto Federal Electoral. Internet debe seguir siendo un espacio libre donde políticos y ciudadanos encuentren un espacio de difusión e interacción. Tomar en cuenta a los jóvenes y dirigir mensajes para ellos, que motiven su participación e involucramiento en los asuntos públicos, es tarea tanto de autoridades electorales como de partidos y candidatos.

19.- Derecho de réplica. La reglamentación del derecho de réplica es una de las demandas que más consenso generan. Contenido en la Ley de Imprenta, en el Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión y en la reforma electoral de 2007-2008, el derecho de réplica permitirá crear un mecanismo para que los ciudadanos que se sientan agraviados por información falsa o inexacta soliciten a los medios la debida rectificación.

El derecho de réplica no propicia censura sino que favorece un ejercicio informativo más preciso, serio, responsable y apegado a la realidad. El de réplica es un derecho consagrado en convenciones internacionales que no sólo beneficia a las figuras públicas sino a cualquier individuo, por lo que su reglamentación resulta urgente. Además, es un compromiso aún pendiente que asumieron los partidos al aprobar la reforma electoral de 2007-2008.

20.- Garantizar derechos de las audiencias. La creación de códigos de ética, defensores de audiencia y otros mecanismos autorregulatorios, debiera ser una exigencia básica de cualquier medio de comunicación comercial o público. Los derechos de las audiencias, pero también las nuevas posibilidades tecnológicas y el aminoramiento de las relaciones jerárquicas en la sociedad, hacen que los consumidores y usuarios sean cada vez más críticos, exigentes y demandantes. Si realmente los medios ofrecen lo que el público pide, podrían empezar por conceder espacios y mecanismos para que las personas emitan sus comentarios, quejas o requerimientos.

21.- Educar para los medios. Es necesario impulsar el desarrollo de estrategias educativas, con especial atención en la niñez y la adolescencia, para la lectura de contenidos mediáticos con criterios que contribuyan a una sociedad basada en la igualdad. Entre esos criterios es imprescindible la perspectiva de género. La academia y los espacios educativos deben contribuir para crear conciencia y fomentar un consumo crítico de los medios de comunicación, a través de materias y programas educativos que conduzcan a esa formación cívica.

22.- Monitorear y observar a los medios. Impulsar cada vez más observatorios de medios que vigilen los contenidos mediáticos y den a conocer sus resultados con base en datos cuantitativos y cualitativos sobre el quehacer y la actuación de los medios de comunicación frente a temas como género, niñez, discriminación, salud, violencia, derechos humanos, diversidad cultural y participación ciudadana.

23.- Erradicar formas de violencia y discriminación. Los medios tienen responsabilidades públicas que pocas veces cumplen a cabalidad. Es indispensable que promuevan contenidos que reivindiquen los derechos de las mujeres y las niñas y que se erradiquen las representaciones sexistas, homofóbicas, clasistas, racistas y discriminatorias que abundan en esos espacios de comunicación.

24.- Equidad de género en los medios. Eliminar el llamado techo de cristal, hacer valer el derecho a comunicar de las mujeres y garantizar la equidad de género en el acceso a puestos de dirección en los medios de comunicación, permitiría erradicar prejuicios, representaciones machistas, formas de violencia y prácticas sexistas.

25.- Regular anuncios de prostitución en publicaciones. Reglamentar en las publicaciones periódicas y en la radio y televisión los anuncios que podrían alentar la prostitución (o sexo servicio) y la trata de personas. La idea es que los medios de comunicación no denigren, no discriminen, no humillen por ninguna causa y sí respeten la condición humana de las personas.

26.- Proteger la salud infantil. Prohibir de manera clara y sin que se preste a interpretaciones la publicidad de comida “chatarra” en horarios infantiles en la televisión y la radio y sancionar a las empresas que la promuevan en Internet.

27.- Escrupulosidad en la cobertura informativa. Los medios de comunicación no son ajenos a las circunstancias de violencia y delito que devastan la sociedad mexicana. Tienen que hacer un esfuerzo para no fungir como voceros de la delincuencia y para manejar con toda escrupulosidad las informaciones sobre esos temas. Los códigos de comportamiento editorial que se propongan orientar el desempeño de los informadores y de los medios al cubrir asuntos relacionados con la violencia sólo tendrán eficacia si los periodistas, desde sus redacciones, los hacen suyos. Nos parece condenable el lucro político y propagandístico de Televisa, Televisión Azteca y otros medios con este asunto.

28.- Salvaguardar el trabajo periodístico. La protección de los periodistas, especialmente de los reporteros que cubren informaciones delicadas, tiene que ser prioridad de la sociedad mexicana. Las empresas de comunicación están obligadas a pagar salarios dignos (sin distinción de género), financiar seguros de gastos médicos y de vida, brindar capacitación y emprender todos los esfuerzos posibles para respaldar a los periodistas en toda circunstancia, especialmente cuando se encuentran en situaciones de riesgo.

29.- Periodismo ético, serio y profesional. Asimismo, es necesario que los periodistas dignifiquen su profesión y practiquen un periodismo más apegado a los hechos y menos a la estridencia de las descalificaciones, el sensacionalismo o la espectacularización de la noticia. Independientemente de la plataforma a través de la cual se dé a conocer la información, la búsqueda de lo novedoso, el rigor, la precisión al informar, la indagación, el contexto que ubique el acontecimiento y los más elementales parámetros éticos, siguen siendo características definitorias de un periodismo serio y profesional.

30.- Investigar y castigar agresiones. El Estado tiene la obligación de crear condiciones para que los informadores desarrollen sus labores sin riesgos y de investigar y castigar las agresiones a los periodistas. El Estado mexicano, comenzando por el gobierno federal pero también las entidades de la República , han incumplido esas responsabilidades.

31.- Reconocer y no criminalizar emisoras comunitarias. Un cimiento ineludible de la pluralidad que necesitamos se encuentra en la radiodifusión comunitaria. Lejos de garantizarla como mandata la Constitución , el poder político persigue e incluso sanciona penalmente a algunos de sus promotores. La comunicación comunitaria requiere de normas que reconozcan sus circunstancias específicas. La sociedad puede beneficiarse con la existencia de un vigoroso movimiento de radiodifusoras y otros medios de carácter comunitario, que solidifiquen la realidad multicultural de la nación. Es necesario que estos medios de auténtico servicio comunitario sean reconocidos legalmente, se suspendan de inmediato su persecución y criminalización y se garanticen condiciones para su autofinanciamiento.

32.- Promover producción nacional independiente. Para propiciar diversidad y calidad en los medios se requiere financiar e impulsar la producción a cargo de pequeñas y medianas empresas. Para ello se propone que, con un gravamen trimestral equivalente al 2 por ciento de las ganancias totales de las cadenas privadas de televisión abierta y de los sistemas de televisión restringida, se establezca un fondo audiovisual que también beneficiaría a medios públicos y comunitarios. Asimismo, se propone incorporar un sistema de cuotas de pantalla de producción nacional y extranjera, tanto en televisión abierta como de paga. Con estas acciones se generarían empleos y se diversificarían el trabajo creativo, así como la pluralidad.

33.- Apoyos para el cine y los documentales. Modificar la Ley Federal de Cinematografía para crear un fondo de apoyo a la producción de cine nacional, y obligar al pago por derecho de transmisión por parte de las televisoras, son apenas dos medidas prioritarias de la industria cinematográfica afectada en su cadena de valor por los productores, distribuidores y exhibidores extranjeros. Asimismo, es indispensable garantizar el derecho de exhibición de filmes documentales sin que se vean sometidos a censura previa o al capricho de las autoridades políticas o judiciales.

Los pilares sobre los cuales descansa la democracia son la ciudadanía y el respeto irrestricto al Estado de derecho. Hemos recogido y enumerado 33 propuestas ciudadanas sobre diversidad y calidad en los medios de comunicación. No son las únicas, pero sí fueron las más recurrentes y quizá las más apremiantes. Muchas de estas propuestas ya son una realidad en otros países.

Extracto tomado de: Conclusiones del Encuentro Nacional por la Diversidad y la Calidad en los Medios de Comunicación



Los desalojaron, pero ahí están y continuarán

Si los gobiernos no toman en cuenta la determinación de sus pueblos ¿quién la tomará en cuenta? Podrán desalojarlos una y otra vez, si la sociedad está decidida a que se acabe la farsa democrática gracias a la cual han consolidado su poder económico y político algunas pocas familias ¿quién podrá evitar que la sociedad organizada lo consiga?



Todo comienza con el desarrollo de colecciones

Las bibliotecas son entidades que brindan servicios de interés público y social, son en el más alto sentido, entidades culturales, civilizatorias, educativas, que se apoyan en una infraestructura física -y, ahora, en la era de Internet, también virtual-, así como en sus colecciones y en sus recursos humanos.

En el caso de México, el recurso humano de las bibliotecas siempre ha sido el eslabón más débil del conjunto, tanto por la ausencia de formación profesional bibliotecológica entre los bibliotecarios, como por una mala concepción -sin querer decir, con ello, mala fé- de las autoridades educativas en general, que encuadran a las bibliotecas, en sus organigramas, a lado de las intendencias y conserjerías, con los mismos méritos administrativos y académicos.

No hay duda de que el recurso humano es el motor de los servicios bibliotecarios, por lo que es indispensable procurar su formación y actualización permanentes, especialmente en el campo de la gestión de bibliotecas, de los servicios tradicionales y de nuevo tipo, y adicionalmente, por una necesidad que viene impuesta por las complejidades de nuestro tiempo, en el campo de las ciencias de la información y la gestión del conocimiento, con un enfoque que les permita participar de manera activa en el diseño y ejecución de políticas públicas, que apuntalen el papel de las bibliotecas en la sociedad de la información.

En un país desgarrado por la violencia como México, lo anterior es una cuestión de franca sobrevivencia, como lo entendieron y lo hicieron los colombianos.

Ahora bien, puesto que los recursos documentales, que componen su acervo, constituyen la materia prima de las bibliotecas, es necesario tener en cuenta las siguientes ideas básicas:

El acervo de una biblioteca se integra regularmente por diversas colecciones. Se enuncian a continuación las colecciones más comunes en casi todas las bibliotecas:

Las colecciones están integradas en función del uso y las necesidades que, previsiblemente, puede dárseles o puede haber de los recursos: así, es frecuente la presencia en muchas bibliotecas de una colección de referencia, o colección de consulta.

Esta colección contiene recursos que satisfacen necesidades de información puntuales o específicas. Aquí se ubican: diccionarios, enciclopedias, glosarios, tesauros, bibliografías, biografías, prontuarios, almanaques, etcétera.

Otra colección, regularmente presente en toda biblioteca, es la colección general, o de obras monográficas. Contiene los «libros», de todos los autores, temas y títulos imaginables, que componen, por lo regular, el grueso del acervo de la biblioteca.

Otras colecciones denominadas especiales, o de libros raros y valiosos, de tesis, de periódicos y revistas, hemerotecas o de publicaciones periódicas o seriadas, de recursos audiovisuales, de mapas (o mapotecas), las colecciones digitales, de grabaciones sonoras y de fotografías o de diapositivas, etcétera, complementan -y enriquecen, por supuesto- el acervo total de la biblioteca.

Las bibliotecas suelen nacer con una o dos colecciones iniciales, quizás de algunos cientos o pocos miles de volúmenes, y con el transcurso del tiempo ese acervo se incrementará, ya sea por donaciones o intercambio con otras bibliotecas e instituciones, o por la adquisición sistemática de determinados recursos documentales necesarios.

Es en este punto, precisamente, en el que quisiéramos invitarlos a reflexionar junto con nosotros.

El proceso de selección y adquisición de recursos documentales para una biblioteca se debe regir por una política de desarrollo de colecciones.

Dicha política debe reflejar o, al menos, apegarse tanto como sea posible, a las disposiciones y recomendaciones que, a nivel internacional, regional y nacional existen en la materia, ya se trate de desarrollo de bibliotecas públicas, académicas o escolares.

El desarrollo de colecciones es un proceso de gran importancia, un proceso delicado, tan delicado como la planeación de un curriculo: debe responder a la pregunta ¿qué biblioteca es necesaria ahora y nos será aún más necesaria en el futuro?.}

Se trata de, ni más ni menos, decisiones que afectan por un lado recursos económicos cada vez más escasos, y la impostergable necesidad de una inversión social de recursos públicos, cuyo destino no es únicamente la compra de nuevos materiales que enriquecerán el acervo de nuestras bibliotecas: sino el acceso, bajo esa forma, a información y conocimientos que tienen impactos directos: en el índice lector de los ciudadanos, la calidad y el nivel académico de las instituciones educativas, la posibilidad de apoyar la investigación para generar nuevos conocimientos y el desarrollo económico, el bienestar colectivo, el desarrollo sustentable, la viabilidad de la nación, en último término.

Si se deja en manos del azar, del capricho individual, de la improvisación, a las prisas o a las ocurrencias de cualquiera, este proceso tan delicado: la formación de una biblioteca que dé respuestas, verdaderamente, a las necesidades de información presentes y futuras de la sociedad, que no nos extrañe que, a la larga, nuestras bibliotecas estén integradas por recursos de información intactos, inmóviles, que interesan a pocos, y sirven a muchos menos.

El desarrollo de colecciones bibliotecarias, dicho llanamente, es un proceso tan delicado como la alimentación de un niño. Esta debe obedecer al conocimiento científico y racional sobre el desarrollo de los infantes, para lograr un desarrollo normal, sano y armonioso.

Si a un bebé lo alimentamos de basura, o de cosas inútiles, seguramente crecerá enfermo, obeso o débil y no logrará desarrollar sus capacidades al máximo potencial.

En cambio, si vigilamos y procuramos que el «alimento» que reciben las bibliotecas -a través del desarrollo de colecciones- sea el mejor, mucho avanzaremos para garantizar su enriquecimiento, su valor permanente y su utilidad inmediata y futura.

Descuidemos por negligencia, por desidia, por apatía o por desinterés, el desarrollo de las colecciones en nuestras bibliotecas ahora, y paguemos el precio -mañana- con una sociedad desorientada, desajustada, inculta, que se habrá formado viendo y escuchando únicamente los anuncios de los comerciantes, porque las bibliotecas no tenían nada interesante, útil, pertinente y valioso que ofrecerles.

Por supuesto, el desarrollo de colecciones debería ser una tarea central de todos los comprometidos con la educación (autoridades educativas, maestros, padres de familia y bibliotecarios) . Entonces ¿qué hacer en un país donde resulta que, mucha veces, quienes menos leen son precisamente: las autoridades, los maestros, los padres de familia y los bibliotecarios?



Donan una singular colección de litografías botánicas, a la USBI Xalapa

Mañana, a las 11 horas, se hará un acto de entrega y presentación del acervo digital de la colección «Ilustraciones Botánicas del Siglo XIX», en la estancia central de la Biblioteca.

Invitan a este evento la Secretaría Académica de la Universidad Veracruzana y la Unidad de Servicios Bibliotecarios de Información (USBI), ubicada en el Campus para la Cultura, las Artes y el Deportes, en la Zona Universitaria, Xalapa, Veracruz.

    

Día Mundial de Internet: en México, apenas 1 de cada 4 habitantes tiene acceso a la red

Una muestra de nuestro subdesarrollo: en México pagamos los precios más caros por el servicio de Internet -un servicio, por lo demás, inexplicablemente lento-.

Ya se ven, en la televisión de paga, los anuncios de alguna empresa de cable, con indicaciones para que el propio usuario diagnostique y repare su conexión a Internet, reiniciando su cable-módem, antes de llamar al servicio de soporte técnico.

¿Servicios caros, lentos y saturados?

No sólo eso: el virtual monopolio de las telecomunicaciones, que es el sello de esta industria en México, representa un freno intolerable al desarrollo económico del país, que impide también el desarrollo de redes de acceso público y gratuito en bibliotecas, escuelas, hospitales, y todo tipo de instancias culturales y sociales.

Los avances en el gobierno electrónico (e-gobierno), por citar otro rasgo de la cuestión, son todo menos que uniformes y no se distinguen exactamente por la usabilidad y la accesibilidad. No son extraños los portales de servicio público para los cuales es preciso conectarse ¡únicamente con Internet Explorer! ¡ni los que no soportan el acceso a través de un navegador en un teléfono celular!

Queda mucho -pero mucho- por hacer. Sobre todo en el campo de las capacidades. Recientemente alguien en el CONACyT expresó que deben agotarse las posibilidades de entretenimiento de las nuevas tecnologías para dar paso a los aprovechamientos educativos.

¿No es eso, como dice el refrán, poner la carreta delante de los bueyes?

Aunque la tecnología mundial de acceso a Internet ha avanzado a grandes pasos: como las redes metropolitanas, WiMax, habilitadas ya en algunos países, con cobertura de alta velocidad en un radio de 50 kilómetros, y que podrían servir como redes públicas en escuelas, hospitales y bibliotecas; o la computadora de 15 dólares que usa cualquier red, televisor, teclado y ratón para brindar acceso a todos los estudiantes al conocimiento mundial; o la tecnología PLC (Power Line Communication) que convierte cada tomacorrientes eléctrico en un punto de acceso a Internet; en México, estamos paralizados por los intereses comerciales y privados, que colman el imaginario de los políticos y los grupos responsables de la conducción gubernamental.

En la guerra por el triple y cuádruple play, en México, los grandes concesionarios de las telecomunicaciones (TV Azteka, Televisa, Telcel, Telmex, IUSACELL) actúan bajo un cuidadoso cálculo de gigantescas ganancias a corto, mediano y largo plazo ¿y las ganancias para la sociedad, a qué hora?

¿No fue, acaso, el control de la red de fibra óptica de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, el motivo real de la disolución de esa empresa que originó el despido de 35 mil trabajadores, la requisa de su fuente de trabajo, y que ahora, puesta en manos de la Comisión Federal de Electricidad, será subastada a particulares para que siga girando la rueda feliz de la fortuna y de las ganancias privadas, a costa de la inversión, el trabajo y los sacrificios sociales?

Faltan muchas escuelas por conectarse a las redes de información, pero sobre todo falta educar a los profesores, estudiantes y padres de familia no solo en el uso de las nuevas tecnologías, sino, sobre todo en un campo que los bibliotecarios vienen expandiendo desde hace varias décadas, y que es el de la alfabetización informacional: no se piense ya sólo en la alfabetización tecnológica, o en la digital, éstas son casos particulares de aquella.

Lo que debe buscarse siempre, en todos los niveles educativos, es que los estudiantes (y sus profesores):

a) reconozcan y definan sus necesidades de información,
b) identifiquen y seleccionen las mejores fuentes para resolverlas (atención: en muchos casos, no están en Internet, ni son localizables con Google),
c) localicen, recuperen y preserven de manera organizada la información que necesitan,
d) organicen y comuniquen, de manera eficiente y efectiva, la información recuperada; y, finalmente, que
e) utilicen de manera ética y legal, para fines individuales y colectivos provechosos, la información y el conocimiento, así obtenidos.

Aparte de la inversión pública en redes, en bibliotecas y centros comunitarios digitales -que, si bien existen al menos en el papel, no se ven por ningún lado, en el mundo real- es preciso invertir en educación, y convencer a cada profesor, a cada bibliotecario, a cada maestro, alumno y padre de familia de que sin alfabetización informacional, todas las inversiones que se hagan, serán dinero tirado a la basura.

Sobra decir que, en la base de toda alfabetización, está la lectura, algo que ha sido desatendido e ignorado proverbialmente en nuestro país, a pesar de los discursos alegres que se elaboran al respecto.

Mientras la lógica entreguista de los recursos públicos impere, ni en educación, ni en telecomunicaciones, ni en ningún otro campo, tendremos mucho que celebrar.
 



El mundo se iba a acabar en varias ocasiones

El 31 de diciembre del año 999, la Cristiandad esperaba el fin del mundo.

Un texto interesante publicado en Tejiendo el mundo, hace referencia a cómo pudo haber ocurrido esa fecha fatídica en la que todos los creyentes, empezando por el Papa, esperaban el Fin del Mundo. De ahí, un extracto:

«Basílica de San Pedro (Roma) el 31 de Diciembre de 999. Son las doce de la noche.

El papa Silvestre II se irguió hasta el altar mayor. La iglesia estaba a rebosar, y todos se habían arrodillado. El silencio era tan grande que se oía el roce de las mangas blancas del papa al moverse en torno al altar. Y hubo todavía otro ruido. Era un sonido que parecía medir los últimos minutos de los mil años de existencia de La Tierra desde la venida de Cristo. Resonaba en los oídos de los allí presentes como el latido en los oídos de quien tiene fiebre, con un ritmo sonoro, regular, incesante. La puerta de la sacristía estaba abierta, y lo que oían los asistentes era el tictac uniforme e ininterrumpido del gran reloj que colgaba dentro, con un latido por cada segundo que pasaba.

El papa era un hombre de férreo poder de voluntad, tranquilo y concentrado. Probablemente había dejado adrede la puerta abierta de la sacristía, para lograr el mayor efecto en ese gran momento. No se movía ni le temblaban las manos.

Se había dicho la misa de medianoche, y reinó un silencio mortal. Los presentes esperaban… El papa Silvestre no dijo una palabra. Parecía sumergido en la oración, con las manos elevadas al cielo. El reloj seguía su tictac. Un largo suspiro se elevó del pueblo, pero no pasó nada. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!».

El mundo se iba a acabar, según la prediccion de Nostradamus «Cuando la Pascua ocurra un día 25 de abril«.

La Pascua ha ocurrido en días 25 de abril cuatro veces, desde aquella famosa predicción del siglo XVI, y volverá a ocurrir en esa fecha en el año 2038.

El mundo se iba a acabar, según la predicción de William Miller en 1843, y luego en 1844.

En 1831, el ministro bautista comenzó a predicar que el mundo terminaría en 1843. Basaba su creencia en un pasaje del libro bíblico de Daniel. Los «milleritas», como se llegó a conocer a sus seguidores, se enfocaron en tres días específicos: el 21 de marzo de 1843, luego el 21 de marzo de 1844 y, como no ocurrió en esas fechas, finalmente predijeron que sería el 22 de octubre de 1844.

El mundo se iba a acabar, según la predicción de la Iglesia Tami, el 28 de octubre de 1992.

La Iglesia Tami, con base en Seúl, Corea del Sur, dirigida por el reverendo Lee Jang Rim, la «Misión por los Días que Vendrán» difundía la profecía de que el rapto ocurriría el 28 de octubre de 1992, cerca de 200,000 miembros de la iglesia pasaron ese día esperando el suceso.

El mundo se iba a acabar, según la predicción de Harold Camping, el 6 de septiembre de 1994.

En 1992, Camping, el presidente de Family Radio, una red estadounidense de estaciones de radio cristianas, comenzó a predecir que el año 1994 sería el día del Juicio Final. Escribió un libro sobre el tema titulado 1994.

Como el mundo ya se iba a acabar, un culto apocalíptico intoxicó a 5,000 personas en el metro de Tokyo, en 1995.

Para acelerar el fin del mundo, el culto Aleph de Japón, conocido en su momento como Aum Shinrikyo, el 20 de marzo de 1995 dirigió un ataque terrorista con gas sarín en las instalaciones colmadas del metro de Tokyo, dando como resultado una docena de víctimas fatales y aproximadamente cinco mil intoxicados.

Como el mundo ya se iba a acabar, los miembros del culto Heaven’s Gate se suicidaron en forma colectiva en 1997.

Marshall Applewhite y Bonnie Nettles se rodearon de un grupo de 39 seguidores -algunos poseedores incluso de títulos universitarios-, y el 26 de marzo de 1997, convencidos de la inminencia del fin del mundo, se suicidaron colectivamente para poder abordar la nave extraterrestre que, supuestamente, se ocultaba en la estela del cometa Hale Bopp y que venía a salvarlos.

En la víspera del año 2000, el mundo se iba a acabar por un fallo generalizado en las computadoras.

Debido a una imprevisión de los fabricantes de computadoras y desarrolladores de software, muchas computadoras reiniciarían sus relojes internos en el primer segundo del primero de enero del año 2000, inhabilitando las funciones de muchos sistemas de cómputo. Este «error del año 2000» generó ansiedad por desconocimiento, o falta de información, así como un mercado de soluciones para calmarla, pues se magnificó el problema describiéndolo como un cataclismo organizativo, económico-financiero, que derrumbaría a la civilización moderna, una distorsión que ocupó su lugar en los medios masivos de comunicación.

El mundo se va a acabar, según la predicción maya, el 21 de diciembre de 2012.

La cuenta larga del calendario maya termina ese día de diciembre de 2012, cuando se traduce al sistema calendárico gregoriano. Los investigadores difieren en la interpretación del fin de dicha cuenta: algunos lo consideran un signo que anticipa la destrucción del mundo; otros lo consideran meramente como un momento de renovación.

Fuentes: NPR research y Wikipedia