Con el nombre actual (bibliotecas) o con otros nombres -infotecas, cibertecas, mediatecas, o Casas de Salomón (como imaginaba Francis Bacon, que las tendría la utópica Bensalem, descrita en La Nueva Atlántida) las bibliotecas alcanzarán una integración cada cada vez más orgánica -con todo lo que implica el término- con la vida de las comunidades a las que sirven.
En los tiempos que corren, de precariedad económica y política, de gran polarización entre un sector cada vez más reducido de la población con acceso a la mayor parte de la riqueza global y vastos sectores de la humanidad padeciendo los ancestrales estigmas del hambre, la ignorancia, la enfermedad, la desocupación y la falta de acceso a los bienes informativos y culturales, es difícil imaginar qué futuro aguarda a la humanidad, ya no digamos en un lapso de 10 años, ni de 50, sino de cientos o miles de años.
Cabe esperar que las fuerzas que impulsan a la razón y a la vida ética acabarán por imponerse a los intereses meramente económicos y materiales, los intereses políticos y el afán de dominación de cualquier tipo, aunque esto suene a utopía. Pero, en algún momento futuro la humanidad, para asegurarse de perdurar, deberá hacer planes y proyectos encaminados a la conquista de ese tiempo futuro de inmensas posibilidades, en el cual puedan expresarse de forma cada vez más perfecta los valores que han impulsado a la humanidad desde su origen: la libertad, la fraternidad, la paz, el crecimiento individual y colectivo, la prosperidad y la seguridad alimentaria, el derecho a una vida creativa, el derecho a aprender desde la cuna hasta la tumba, el derecho a gozar y legar los mejores bienes culturales y espirituales de las generaciones pasadas y hacia las generaciones futuras, el derecho a un ambiente limpio, a un entorno protegido, los derechos de otras especies biológicas, en suma, el derecho a la continuidad por tiempo indefinido de la vida en la Tierra y, con suerte, en otros lugares.
¿Qué papel juegan y jugarán las bibliotecas en ese futuro distante?
El auge de las telecomunicaciones que está en la puerta -Google podría empezar a comercializar conexiones de red tan rápidas como 1 gigabit por segundo- aunado al de enormes capacidades para almacenar y procesar información -al respecto, la sociedad ingenieril que establece estándares para las memorias Flash, acaba de dar a conocer un especificación que, si los fabricantes la adoptan, permitirá almacenar más de un centenar de petabytes en el espacio de una estampilla postal -el tamaño aproximado de una memoria Flash- y la conexión a las redes de información de sectores cada vez más amplios de la humanidad, son elementos fundamentales del futuro de las bibliotecas.
El avance tecnológico asegurará la capacidad para digitalizar, almacenar, transmitir y visualizar, volúmenes crecientes de la experiencia, pensamientos, ideas y visiones digitalizados de la humanidad, mientras que, por otro lado, los sistemas de cómputo serán capaces de realizar tareas como el meta-etiquetado automático de ese acervo textual, visual y sonoro, con el apoyo de sistemas expertos y de la inteligencia artificial. Lo anterior, combinado con el poder ampliado de análisis, síntesis y organización de la información y el conocimiento que traerá de la mano la Web Semántica, permiten imaginar que en poco tiempo, tal vez aún antes de que termine esta década, los habitantes de la Tierra contarán con una megabiblioteca de conocimientos tan grandiosa, tan vasta y completa, que ni los mejores filósofos e intelectuales del pasado hubieran podido soñar con una mejor, más rica y más diversa.
No nos referimos solamente al acceso a documentos que por sí mismo es fundamental, nos referimos a la posibilidad de que todas las disciplinas confluyan en estudios sobre la experiencia de sociedades enteras, más allá de la fruición por el control, la vigilancia y el castigo, de que un gran cuerpo de especialistas de todas las disciplinas se enfrasquen en una verdadera autoobservación de la humanidad, a escala global, facilitada por la tecnología.
¿Deberemos temer que, como en algunas novelas o historias de anticipación, nos volveremos esclavos de los mecanismos que hemos inventado?
Jacque Fresco ofrece una perspectiva semejante, con su proyecto Venus: ciudades recreadas de novo sobre las ruinas de las anteriores, pero controladas por ordenadores y en una elegante interacción con su entorno.
Fresco propone una arquitectura futurista que cambiará para siempre el paisaje de la humanidad, los entornos en los que se desarrollan los seres humanos. Como resulta claro, no todos los países podrán emprender planes de refundación, como el que Fresco plantea con su Proyecto Venus.
Todavía debemos esperar a ver qué clase de urbanismo, qué clase de soluciones ambientales, qué clase de eco-urbanismo surge de la inteligencia latinoamericana, ahora que las oportunidades de cooperación e integración regional son tal vez las mejores de la historia.
Los europeos ya trabajan desde hace tiempo en sus propias líneas de arquitectura ecológica y sustentable. También se impone el reto energético. El desafío que supone el cambio climático -ya como calentamiento, ya como glaciación- y esta oleada inusual de eventos sísmicos (Haití, Chile…), deberá reflejarse -tarde o temprano- en la forma que los hombres damos a nuestro hábitat en las ciudades, las metrópolis, el campo.
Y está, siempre, la cuestión de la sustentabilidad, de los derechos humanos y de los derechos de otras especies. El futuro hipercomplejo al que tiende la humanidad, amerita de los mejores esfuerzos de inteligencia e investigación colectivas, esfuerzos que parecen impensables sin bibliotecarios, ni bibliotecas de algún tipo. ¿Estamos listos?
Imagen tomada de The Project Venus.
La DGBUV e INECOL ofrecen importantes recursos de información a los universitarios
Si eres investigador, docente o estudiante universitario, ésto te interesará.
La Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Veracruzana y el Instituto Nacional de Ecología, A.C., han establecido un convenio gracias al cual se posibilita la consulta y recuperación de recursos de información de bases de datos de artículos especializados, a texto completo, con alto valor académico.
Tal es el caso de ISI Web of Knowledge, una plataforma que incluye la consulta a las bases de datos Web of Science, Journal Citation Reports y Current Contents.
Adicionalmente, se cuenta con acceso a 1200 títulos de revistas a texto completo vía SpringerLink, 750 títulos a texto completo vía Blackwell Publishing, y miles de artículos de JSTOR.
Annual Reviews y BioOne, son otras bases de datos especializadas que abren las puertas a conocimiento de avanzada en el área de las ciencias biológicas.
Si te interesa una descripción más rica del contenido de las fuentes de información citadas, acude a la dirección electrónica:
https://www.uv.mx/dgbuv/ y haz click en la pestaña que dice «Bases de datos».
Los estudiantes, docentes e investigadores de la Universidad Veracruzana pueden consultar sin costo estas valiosas colecciones digitales de información, en las instalaciones del Instituto de Ecología, ubicadas junto al Jardín Botánico «Francisco J. Clavijero», en la carretera antigua Xalapa-Coatepec, o enviando su solicitud de información al correo electrónico de nuestra compañera Nora Olivares: noolivares@uv.mx.
También es posible realizar las solicitudes de búsqueda y recuperación de documentos en el mostrador de servicios informáticos de la USBI, en Xalapa.
Mayor información puede obtenerse al teléfono 8421700 extensión 12 126.