Por Alejandro Aura
Luego ya no sé bien porque los años se me hicieron meses
Que se me han hecho semanas que se forman en la cola a esperar
La siguiente, a ver qué trae.
Pero me puse listo con los días de gracia, cuando pasaban los efectos
De los medicamentos y podía comer y beber y charlar y todo
Y entonces llenaba las cazuelas y venían a la casa mis amigos.
Unos taquitos dorados de pollo no van a incomodarle a nadie.
El trabajo en las manos de mi socio, y yo de asueto y abusivo.
Al cabo estar enfermo no es tan fácil. El sol hoy muy temprano
Me mandó mensajero, que si quería yo ir con él a dar la vuelta,
Que estaba por salir en su coche de lujo y el lugar del copiloto
Tiene vistas muy bonitas.
Sí, -le mandé decir- pero a qué horas me regresas
Porque quedé con cuates de ir a un restaurante chino.
-¿Te imaginas el caos que se armaba si en pleno julio me les desaparezco
para venirte a dejar a la hora de la comida? -me contestó el ingrato-.
Y yo ni modo de quedarme solo a la mitad del cielo y buscar por mi cuenta
Cómo regresarme, si por mi cuenta ya no puedo nada, necesito ayuda.