Por Javier Rodríguez Marcos
«El conocimiento es como el Everest: hay que escalarlo»
El restaurante no abre hasta las 13.30 y Alberto Manguel señala un banco de la calle: «¿Nos sentamos aquí a charlar?». Argentino de nacimiento, canadiense de nacionalidad y residente en Francia, Manguel, de 60 años, almuerza temprano pero se adapta a las costumbres de los países en los que ha vivido. En 1968 pasó un tiempo en España. Llegó sin un céntimo y le tocó comer «lo que podía y cuando podía». Lentejas sobre todo, «baratas y buenísimas». En América había dejado la universidad y un trabajo en una librería en la que había conocido a Borges, para el que ejerció como lector cuando el escritor se quedó ciego.