Universidad Veracruzana

Blog de Lectores y Lecturas

Literatura, lectura, lectores, escritores famosos



Todo Obama

Los dos libros publicados por el candidato demócrata a las elecciones del martes en EE UU poseen una escritura brillante y esclarecedora. Ahí están su ideario político, su estilo conciliador, su empatía por las opiniones ajenas y también un recorrido vital más radical que sus ideas.

Tan difícil como conducir la vida de uno mismo es hacerlo con la propia biografía. En política, es más frecuente tropezar con el político que es víctima de su biografía que lo contrario, una biografía que aparezca como la cuidada construcción de una personalidad bajo cuyo control se desarrolla tanto la escritura sobre su peripecia vital como la propia peripecia vital que le sirve de base. Barack Obama, ese político que combina una oratoria emotiva y cálida con una personalidad fría y tranquila, es de momento un ejemplo de maestría autobiográfica que permite modelar la propia vida como una cuidada narración. Esta circunstancia tiene mayor relevancia en el caso del candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos porque esta elección y este tiempo son los de la utilización de la vida como mensaje político. El mensaje político que funciona en la época posideológica y pospolítica tiene la forma de un relato creíble y funcional que los ciudadanos pueden utilizar como identificador y orientador en sus vidas y en sus comportamientos electorales. El político posmoderno necesita contar con una potente biografía, capaz de sintonizar con las mayorías que deben apoyarle, y a la vez debe saber contar sus ideas políticas a través de relatos, de historias concretas, con rostros, nombres, apellidos y aliento vital.

Barack Obama ha demostrado hasta ahora que está extraordinariamente dotado para la política contemporánea. En primer lugar, porque cuando tenía apenas 33 años y apenas podía intuir que algún día se dedicaría a la política parlamentaria y llegaría a bregar por la presidencia de Estados Unidos, supo escribir una indagación sobre su identidad personal y familiar, dándole la forma de un relato autobiográfico, que se convirtió en un éxito editorial. Más tarde, porque ha sabido poner su propia historia biográfica al servicio de una rápida y brillante carrera política, cuya coronación entraña de nuevo un elemento narrativo potentísimo: si vence será el primer afroamericano que llega a la presidencia de un país en cuya fundación pesaron decisivamente los grandes propietarios rurales esclavistas, libró una guerra civil por causa de la esclavitud y hasta la década de los sesenta mantuvo leyes segregacionistas.

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Cree Bonifaz Nuño en la fe y el honor

La fe es como el honor, hay que tenerla, dice

Por Silvia Isabel Gámez

Ciudad de México (4 de noviembre de 2008).- Tiene en su armario 20 chalecos de colores. Este viernes lleva uno con «manchitas» azules, verdes y blancas. A Rubén Bonifaz Nuño la ceguera no le ha restado porte. Cada año, el poeta suele encargar dos trajes en primavera y dos en invierno, para desquitarse, dice, de cuando no tenía más que un suéter y un pantalón.

Era un muchacho muy pobre. Siempre usé ropa remendada. Y como ya sentía desde entonces el gusto por las mujeres, me daba mucha vergüenza que me vieran así, por eso fue triste mi juventud».

¿Calló muchos amores?

Muchísimos. Como las mujeres nunca me hacían caso, no tenía límites en enamorarme.

Poeta mayor, fundó en 1973 el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, cuya biblioteca lleva su nombre. Para Bonifaz Nuño, la UNAM ha sido, «más que mi casa, mi todo». Como traductor, considera a La Iliada de Homero «la cima» de su trabajo, pero en su nómina de más de 20 autores grecolatinos manifiesta su predilección por el poeta Cayo Valerio Catulo, de quien alaba su descaro y su pasión infinita por una mujer.

¿Fue usted un hombre de grandes pasiones?

Que yo recuerde, sí, pero puro recuerdo. Eso es también vivir.

No, eso de que recordar es vivir no es cierto. Recordar es hacerse tonto un momento nada más.

Tuvo una infancia feliz, rodeado de sus perros, animales que han sido siempre, dice, objeto de su amor. Nació en Córdoba en 1923, debido a que su padre, telegrafista, había sido destinado a esa ciudad, pero desde pequeño creció en el Distrito Federal.

Su primer libro tiene la fecha del 12 de noviembre de 1929, el día en que cumplió seis años: Al Polo Norte, de Emilio Salgari.

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