Francesc Relea
La noticia ha conmocionado a Portugal. El escritor portugués José Saramago, premio Nobel de Literatura 1998, autor de más de 30 obras, (Memorial del convento, El evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, La caverna, El viaje del elefante, entre otras), ha fallecido esta mañana en la isla de Lanzarote, donde residía desde 1991, tras autoexiliarse como acción de protesta contra la decisión del Gobierno de Aníbal Cavaco Silva, hoy presidente de la República, de vetar su nombre como candidato al Premio Literario Europeo. Saramago tenía 87 años y su salud estaba muy deteriorada en los últimos tiempos.
«La vida es como una vela que va ardiendo, cuando llega al final lanza una llama más fuerte antes de extinguirse. Creo que estoy en el período de la llamarada antes de extinguirme», decía Saramago en una entrevista concedida a este diario el pasado octubre. «Tengo la idea muy clara de que no voy a vivir mucho más. Ahora estoy en una fase en la que sí creo que puedo hacer un trabajo y que lo puedo hacer bien, quiero hacerlo. Después acabará todo y quedarán mis libros, que pienso seguirán siendo leídos», comentó en vísperas de la publicación de Caín, su última novela.
El primer ministro, José Sócrates (socialista), ha dicho que la muerte de Saramago «es una pérdida para la cultura portuguesa» y que «deja una gran obra literaria que dignifica a un país». «Este es el sentimiento de todos los portugueses en este momento», ha asegurado el jefe de Gobierno, que ha convocado esta tarde un consejo de ministros extraordinario con el fin de decretar luto nacional en el país por la muerte del escritor y ha anunciado que enviará un avión para recoger su cuerpo, que llegará mañana por la mañana a Lisboa. Este fin de semana ha sido declarado de luto nacional en Portugal.
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