Por Pablo Ordaz
‘El emperrado corazón amora’ es su vuelta a la poesía cuatro años después. El Cervantes reúne 140 nuevas piezas sobre «seguir en la brecha a los 80 años» y queda como la gran voz de las letras argentinas tras la muerte de Sabato
Una entrevista con Juan Gelman pierde mucho en un periódico. Quedan sobre el papel las palabras del poeta, nacido en Buenos Aires en 1930, pero en la transcripción se van desperdiciando su voz curtida por el tabaco, su acento argentino defendido frente a 1.000 exilios y una sonrisa socarrona y hospitalaria. Por si fuera poco, a uno siempre le pareció un contrasentido que un poeta -y en este caso no un poeta cualquiera- publique un libro con 140 poemas forjados a martillo y cincel y enseguida llegue un periodista y le pida que explique con urgencia qué ha querido contar. El premio Cervantes sonríe, enciende un primer pitillo en su departamento de la ciudad de México, y se dispone a hablar de El emperrado corazón amora (Tusquets), un libro que llega cuatro años después de Mundar (Visor) y que terminó de escribir en noviembre pasado.
«Admiro a T. S. Eliot y a Octavio Paz por su capacidad crítica; yo me abstengo»
«Lo que me salió intenta evitar toda narración, excepto la de las palabras»
«Al releer mis poemas me parecen de otros y me lleno de insatisfacción»
Pregunta. ¿Se puede explicar un libro de poemas?
Respuesta. Mire, pasan varias cosas, la primera es que uno no escribe lo que quiere sino lo que puede. La segunda es que cada lector reescribe el libro. Y la tercera es que me resulta muy difícil hablar de lo que hago. Yo admiro a gente como T. S. Eliot, o incluso Octavio Paz, que han tenido mucha capacidad crítica. Yo me abstengo. Tal vez para conservar una virginidad que ya no tengo. Siempre me acuerdo de una anécdota que me contó mi madre, que era ucrania. La de la arañita que en un bosque espera a que llegue el ciempiés. Y, cuando llega, le pregunta cómo hace para caminar, si primero 50 y luego otros 50, si 20 y 20… Y el ciempiés se detuvo a pensar y no caminó nunca más. Sin embargo, creo que visto a meses ya de haberlo terminado, me parece que lo que me salió fue algo que intenta evitar toda narración, excepto la de las palabras y la música. Es lo más aproximado que puedo decir sobre el libro.