Manuel Rodríguez Rivero
No sé si ustedes ya lo han notado, pero nunca como ahora se habían publicado tantos libros que celebren el libro y el placer de la lectura. Tanto ficciones como no ficciones. La nueva tendencia editorial corre paralela a las lúgubres profecías que anuncian su fin (al menos en soporte analógico) y su sustitución urbi et orbi por el advenedizo libro electrónico. Se produce así una especie de nostalgia anticipada o preventiva que está alimentando un nuevo subgénero que, de seguir creciendo, quizás llegue a tener estantería propia en las grandes superficies, donde los asuntos suelen estar más compartimentados que en las pequeñas librerías (el otro día descubrí en un centro de El Corte Inglés, y dentro de los libros de autoayuda, una sección llamada simplemente «Felicidad», justo lo que necesitamos). El interés por los libros sobre el arte del libro se extiende también al noble arte de la imprenta. Taschen, que ya había publicado los dos espléndidos volúmenes de Type, a Visual History of Typefaces and Graphic Styles, se descuelga ahora con el estupendo Fuente de Letras, de Joep Pohlen, que aúna a sus características de sobrio libro-objeto, su utilidad como manual de referencia para todos aquellos interesados en el arte de la escritura y, especialmente, en la invención, historia, clasificación y características de las fuentes y tipos de letras hoy más empleadas en el diseño y en las artes gráficas. Tras hojearlo (y ojearlo) durante toda una tarde, soñé que me sepultaba una indolora lluvia de letras que, en su caída, iba componiendo al azar los textos de una nueva biblioteca borgiana. Cuando me desperté corrí a la Feria del Libro. Pero allí no los tenían.