Por Jorge Luis Borges
Afuera hay un ocaso, alhaja oscura engastada en el tiempo, y una honda ciudad ciega de hombres que no te vieron.
La tarde calla o canta. Alguien descrucifica los anhelos clavados en el piano.
Siempre, la multitud de tu hermosura.
A despecho de tu desamor tu hermosura prodiga su milagro por el tiempo.
Está en ti la ventura como la primavera en la hoja nueva.
Ya casi no soy nadie, soy tan solo ese anhelo que se pierde en la tarde.
En ti esta la delicia como esta la crueldad en las espadas.
Agravando la reja esta la noche.
En la sala severa se buscan como ciegos nuestras dos soledades.
Sobrevive a la tarde la blancura gloriosa de tu carne.
En nuestro amor hay una pena que se parece al alma.
Tú que ayer solo eras toda hermosura eres tambien todo amor, ahora.