Por Iris Caballero**
En doce cortos textos, Alberto Manguel revisa las virtudes y pericias del mundo de la lectura. A través de estos, somos participes de diversas anécdotas, personajes y recovecos que sólo alguien que ha andado tanto tiempo entre libros es capaz de compartir.
Manguel reflexiona sobre el papel del libro en la historia de la humanidad, desde la quema de la Biblioteca Palatina en el siglo I hasta el bombardeo de la Biblioteca Nacional de Sarajevo en 1992. Siempre presente, el libro como objeto no puede más que considerarse parte esencial de nuestra sociedad. Lo mismo sucede en nuestra cotidianidad. Hay libros adecuados para cada momento: para las alegrías, las tristezas, los enojos…
«Es que hay libros para leer después de hacer el amor y libros para armarse de paciencia en el aeropuerto, libros para la mesa del desayuno y libros para el cuarto del baño, libros para las noches de insomnio en casa y para los días de insomnio en el hospital, y no pueden ser intercambiados» (Manguel, 2014, p. 13).
Respecto a la fotografía de Álvaro Alejandro, se trata por sí misma de una recontextualización del libro que permite al lector reconstruir la forma de acercarse a éste. Lo encontramos fuera de sus espacios cotidianos. El artista propone un concepto que todo lo abarca y todo lo trastoca convirtiéndose en el objeto que nos permite abrir y recorrer nuevos espacios desconocidos.
Álvaro Alejandro, Alberto Manguel y Sexto Piso ofrecen en este ejemplar un homenaje al libro como objeto hecho por y para sus amantes. La obra es una defensa de la tesis de que cada ocasión tiene su libro y que cada uno de nosotros, como lectores, tenemos un libro que consideramos mágico, secreto y él cual nos ha ofrecido su refugio incontables veces.
Alejandro, A. y Manguel, A. (2014) Para cada tiempo hay un libro. México. Alfagura.
**Alumna de segundo semestre en la Especialidad en Promoción de la Lectura.