Universidad Veracruzana

Lengua Escrita y Matemática Básica

Línea de investigación



Paráfrasis 12. Jorge

Los estudiantes como jóvenes: el proceso de subjetivación

(2012). Weiss, Eduardo. perfiles educativos Vol. XXXIV, núm. 135. IISUE-UNAM.

 

Jorge Vaca

Mayo de 2012

Seminario 

 

Discutimos este texto porque lo recibí de Eduardo Weiss y porque el texto programado colaborativamente no estaba disponible. Transcribo el correo de Eduardo. Mi síntesis y mi relectura la centro en sus comentarios:

 Jorge, les agradezco que hayan traducido el articulo de Lahire para CPU-e. Aunque a mi gusto Lahire sigue siendo demasiado determinista (hay multiplicidad de determinaciones pero no hay juego para la decisión) y me gusta más Ole Dreier (no lo tengo en versión electrónica). Te anexo un artículo mío donde discuto ese tipo de autores y temas. Eduardo

 Como dije durante la sesión, creo que es la primera vez que alguien nos agradece una traducción, lo cual a su vez se agradece. Por supuesto que habría que dar seguimiento a Dreier.

 El texto expone la perspectiva sociológica a la que ha llegado esta línea de investigación del CINVESTAV, y argumenta las decisiones tomadas por y durante diversas investigaciones, en particular alrededor del concepto de subjetivación. Definitivamente, incorpora nuevas posturas sociológicas, como la que ya se había señalado brevemente en el seminario expuesta en el libro La modernidad líquida, de Bauman.

 Si entendí bien, el término de «subjetivación» busca abrir la posibilidad de que «la socialización» no sólo «se imponga al sujeto», sino de que se explore la manera individual en que las personas interpreta las normas, los valores, la vida y decida cosas, tome posturas; que se exploren los matices individuales construidos en interacción con pares, amigos, etc. y de ahí que se comparen los procesos de subjetivación con los de apropiación, asimilación/acomodación, etc.

 La subjetivación implica siete «cosas»: desarrollo de gustos, interiorización de normas y valores en esquemas cognitivos y morales, apropiación, emancipación, reflexión sobre las demandas del rol, el sentido de la agencia del yo y el conocimiento emocional de sí mismo.

 Se termina con la siguiente idea:

 «No implica que estemos enfocando un sujeto psicológico; estamos interesados en el sujeto psicológico, social y cultural: en la persona.»

 Yo estoy fundamentalmente de acuerdo con esta postura. He dicho que ahora tengo una «epistemología vivencialista» (véase La promoción de la lectura o el problema del huevo y la gallina) y esta postura me parece coherente con ella. Las observaciones y comentarios que me surgen tras re-leer este texto son los siguientes (y son sólo eso, evocaciones no desarrolladas):

 1. No encuentro la diferencia fina con respecto a ese texto re-traducido de Lahire. No veo por qué es «demasiado determinista». Creo que justamente él rechaza la existencia de categorías prototípicas muy cerradas (habitus claramente definidos y generalizables) y deja abierta la posibilidad de la pluralidad de tendencias de comportamiento (disposiciones) y, sobre todo, las relativiza a la diversidad de contextos de vida: habla incluso de tendencias / disposiciones contradictorias en diferentes contextos sociales. Esta postura coincide un tanto con el desarrollo contemporáneo de la noción de esquema (Vergnaud) y con los estudios de «microgénesis situada», ya que todos rechazan o al menos no le dan prioridad a la existencia de esas «estructuras de conjunto» y postulan la necesidad de «situar», de acuerdo con la «situación» -perdonen la redundancia-, los esquemas, y generar de manera flexible las reglas de acción, los procedimientos para enfrentar las situaciones, las tareas y sus representaciones cambiantes, los problemas. La importancia de los contenidos  y de sus estructuraciones (estructuras de significado y ya no sólo lógicas) ha cobrado relevancia para el constructivismo contemporáneo.

 2. Para mí, resulta particularmente importante señalar el hecho de que las normas, valores, etc. sean necesariamente asimilados por los individuos. «La cultura», o cualquier «fragmento» de ella, puede ser vista como un «objeto de conocimiento» (o más bien como una «situación» o tarea, para tomar ya no la dupla S-O sino la de Esquema-Situación) y por lo tanto «su conocimiento» (in-corpora-ción) estaría sujeto a las leyes de construcción de conocimiento (equilibración, construcción de observables, etc.). Como cualquier objeto, se reconstruye en la inter-acción y como tal se desarrolla y organiza en esquemas, estructuras o campos conceptuales cuyo componente epistémico son los conceptos- y teoremas-en-acto (Vergnaud), que pueden permanecer en buena medida inconscientes o implícitos. Si es así, las interacciones verbales con otros y la reflexión tienen límites importantes. (recuérdese El malestar en la cultura, de Freud, ya que se le mencionó).

 3. Las «microgénesis situadas» dan prioridad a la acomodación más que a la asimilación, para enfatizar justamente el esfuerzo adaptativo (de los esquemas a la situación) y «los aportes del objeto», el contenido. Quizá esta perspectiva pueda integrarse en los objetos sociales y culturales de investigación para ver cómo los jóvenes adaptan sus esquemas a las «situaciones sociales y culturales» que enfrentan, «hacen hablar al objeto», construyen procedimientos o estrategias y cómo se «desenvuelven en sociedad» de manera análoga a cómo «se desenvuelven en ‘situación'», durante la resolución de una tarea específica. Después de todo, vivir en la cultura «puede ser visto como enfrentar una infinidad de ‘problemas’ (toma de decisiones) por resolver»: ¿me caso, me junto o ninguna de las anteriores?; ¿estudio o no estudio y cuánto?; ¿qué sentido tiene estudiar?…

 4. Si la raíz del conocimiento está en la acción, el lenguaje, el significante de los esquemas, que se forjan al fragor de la batalla de la vida, no alcanza a acceder a todo lo construído en la actividad (en las prácticas). El ser humano es ante todo inconsciencia (afectiva y cognoscitiva) por lo que no hay que confiar demasiado en el lenguaje, un sistema específicamente humano de (in)comunicación… Se hace necesario distinguir el conocimiento declarativo del operatorio, en matemáticas, en lengua como en el conocimiento de la cultura y de la sociedad.

 5. Por lo anterior, me sigue pareciendo retador el texto de Lahire: ¿dónde termina lo individual y comienza lo social? ¿Están verdaderamente separados? Creo que también Norbert Elias platea algo similar mediante su idea de «composición»: «Como quiera que los seres humanos tienen un mayor o menor grado de dependencia recíproca, primero por naturaleza y luego por aprendizaje social, por la educación y por la socialización a través de necesidades de origen social, estos seres humanos únicamente se manifiestan como pluralidades: si se permite la expresión, como composiciones.» (El proceso de la civilización, p. 70). Evoco ahora el externalismo: ¿de verdad la mente está adentro y bien adentro de la piel y la cultura está fuera y bien afuera?

 Es muy importante seguirle la pista al proceso de subjetivación, efectivamente, así como poder considerar sus mecanismos y limitaciones.