Universidad Veracruzana

Lengua Escrita y Matemática Básica

Línea de investigación



Eréndira: La definición actual de las competencias

La definición actual de las competencias
¿Dijo ‘esquema’?

En el tercer apartado se analiza la propuesta de definición de competencia de Perrenoud, autor que ha servido de modelo al sistema educativo mexicano para lanzar el actual modelo por competencias. En su obra, Perrenoud advierte que término de competencias no es científico puesto que “no tiene una significación es estable y compartida por una comunidad”. Por lo tanto, en el análisis llevado a cabo por Vaca distingue al menos tres tradiciones psicológicas diferentes: el constructivismo piagetiano, y en particular el concepto de esquema; la perspectiva de Vergnaud y su teoría de los campos conceptuales; y la tradición psicométrica.

Perrenaud define su concepto de competencias con ayuda de un grupo de términos entre los que destacan: saber, saber-hacer, situación, movilización de recursos, desarrollo de la competencia y algunos otros de sus sinónimos, e insiste en que esta manera de ver la educación hace énfasis en como el ser humano actúa frente a una situación determinada. De aquí se genera la dupla competencia-situación, que ha permitido a Vergnaud establecer que la situación debe ser definida muy precisamente pues es a partir de la interacción entre el sujeto y ésta que se puede hacer una valoración de la competencia. No obstante, dada la dificultad para realizar un análisis fino de la escala de las competencias hace difícil hacer operativa “la educación basada en competencias”.

​Hasta este punto lo expuesto por Perrenaud es congruente con lo arrojado por años de investigación de la corriente constructivista. Sin embargo, en su detallado análisis, Vaca ha encontrado una serie de discrepancias entre la terminología usada, saber-cómo-hacer y saber-hacer, por ejemplo y la categorización que Perrenaud hace de los recursos que se requieren en la movilización de la competencia-situación. Por otra parte, la definición utilizada por Perrenaud del concepto de “esquema” lo reduce hasta casi identificarlo con el de “habilidad” y en muchos casos utiliza también el de “competencia”, o incluso “saber-hacer”, para referirse más o menos a la misma cosa. Tal mezcolanza de términos hace confusa la interpretación de la teoría incluso para expertos en la materia, ahora bien, pensemos en la interpretación que le dará el profesor de educación básica cuya formación no ha sido enfocada al manejo de estos temas.

​Otra observación que se puede hacer a la teoría de Perrenoud es la falta de una explicación detallada del proceso de funcionamiento de las competencias, para lo cual utiliza los términos movilizar y poner en sinergia, mismos que solamente dan la idea de que existe un funcionamiento pero no cómo se deben enseñar o desarrollar. Más aun, la teoría de Perrenoud ha dejado de profundizar en el la noción de representación, dejándole un papel de causalidad en la interacción, favoreciendo así que el concepto de esquema se reduzca hasta casi igualarlo con el de las habilidades. Por todas estas razones, Vaca nos hace conscientes del error que se desprende de poner el énfasis en el desempeño sin tomar realmente en consideración los conocimientos base necesarios para llevarlo a cabo, y concluye subrayando la ambivalencia, eclecticismo incoherencia e incompletitud de la psicología que maneja Perrenoud en su enfoque educativo por competencias.

En el cuarto apartado de esta obra Vaca profundiza en su argumentación sobre la arbitrariedad de reducir los esquemas a habilidades y hace una exploración del concepto que se remonta hasta las primeras apariciones del concepto en un sentido similar al que tiene hoy. Así pues, encontramos cómo Kant utiliza el término esquema para tratar de describir el funcionamiento del pensamiento, y cómo es necesario tener un esquema del concepto para, a partir de su comparación con los objetos establecer si existe una correspondencia que nos permita determinar si un objeto específico pertenece al concepto previo.
Posteriormente, Piaget procede a situar el origen de los esquemas en la acción, inaugurando con eso toda la teoría constructivista del desarrollo que lejos de finalizar con la muerte de este gran investigador no ha hecho más que seguir evolucionando y diversificándose. Ejemplo de esta evolución son los trabajos de Inhelder y Caprona, y Grecó que desarrollaron el concepto de esquema en el ámbito de un constructivismo funcionalista y que profundizaron en los contenidos de los esquemas; Rolando Gracía por su parte sistematizó la epistemología constructivista resaltando la idea del esquema como unidad cognitiva que da origen al conocimiento por medio de la acción; Coll y Martí, al contrario, refutan la noción de esquema piagetiana por no tomar en cuenta “la interacción con los otros”; no obstante, Vaca hace ver su desacuerdo con esta postura mediante una serie de argumentaciones en la que se destaca que es el individuo mismo quien debe reconstruir sus propios instrumentos semióticos mediadores y dicha construcción puede expresarse precisamente a través de la construcción de esquemas. Finalmente, se retoma a Vergnaud, cuyas últimas aportaciones incluyen la integración de las representaciones en el esquema y el papel del homomorfismo entre significado y significante de la lengua, cuyo desvío es clave en la comprensión del origen de ambigüedad.

Se concluye este apartado con una discusión con todas las ideas anteriormente expuestas en las que se pone de manifiesto la complejidad e importancia del concepto de esquema para la psicología. Esto hace evidente cuan ineludible resultaría en cualquier modelo educativo profundizar al respecto y no dejarlo de lado o simplificarlo, puesto que es realmente a través de la exploración y explotación de este concepto que se podría llegar a un mejor entendimiento de los procesos de aprendizaje.

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