Emilio Ribes Iñesta.
Alma Espinosa
La falta de un proceso de reflexión y autocrítica seria es urgente en la universidad pública mexicana, ya que está entrampada en una serie de prácticas difíciles de eliminar, señaló el doctor Honoris Causa por la Universidad Veracruzana (UV), Emilio Ribes Iñesta.
Si bien las universidades públicas del país han sido castigadas presupuestalmente, se debería reflexionar sobre la distribución del presupuesto en cada una y cómo se utiliza. “Tenemos el priismo metido en la médula, por lo que hay mucho clientelismo, corporativismo, amiguismo, tráfico de influencias, y todo eso es ajeno a lo que debería ser una universidad”, expresó el integrante del Centro de Estudios e Investigaciones en Conocimiento y Aprendizaje Humano de la UV.
Ante dicho panorama, lo que debería hacerse es volver a pensar en una universidad como un espacio de conocimiento y planear la administración en esos términos. Esto implica la necesidad de una reforma universitaria general a fondo, que tenga los mismos criterios, pero que cada universidad adopte modalidades específicas según lo que tiene y lo que puede hacer.
“La universidad pública en México es lo único que nos queda, está muy golpeada y no han habido políticas claras de apoyo y de fortalecimiento, más bien han estado encaminadas a irla desmontando progresivamente de manera sutil y sistemática, al margen de los discursos”, aseguró el doctor en Filosofía.
Emilio Ribes aseguró que un gran problema que aqueja a la educación superior pública mexicana es que en los últimos 35 ó 40 años sus estrategias y dirección han sido diseñadas por un grupo aislado conformado por planeadores y administradores de la educación y la ciencia, quienes normalmente son economistas e ingenieros y en algunas ocasiones educadores.
La falta de participación del núcleo duro de la universidad (los que generan conocimiento) ha provocado que haya “programas básicamente eficientistas; números terminales; cantidad de publicaciones y proyectos, e indicadores que no indican nada, todos son falsos, son armados a propósito para que encuadren. Unos hacen que apoyan a la universidad y otros hacen como que responden a los apoyos”.
De acuerdo con un artículo publicado por el investigador (en abril-junio de 2009) en la revista Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias, “la lógica economicista aplicada a la educación explica las políticas recientes en materia de planeación y desarrollo educativo, especialmente en lo que toca a la universidad pública mexicana”.
Durante la entrevista, Ribes Iñesta agregó que la universidad debería tener una “deshomologación”, es decir, que a las personas se les pague por su calidad reconocida por los colegas y no por una instancia administrativa. Para ello se deben tener criterios académicos muy claros y grupos que privilegien fundamentalmente la capacidad académica.
Para la “deshomologación” se requiere “privilegiar la formación de personal académico no de alto nivel o excelencia porque son palabras huecas, sino que sean capaces, que sepan hacer lo que tienen que hacer con calidad”. Desafortunadamente, dijo, 90 por ciento del personal considera la universidad como simplemente un trabajo.
“Es un privilegio estar en la universidad y así debería concebirse, pero la universidad también debería Leer más…