Por Rodolfo Calderón Vivar
- Participantes en el Debate de la Mesa 1 de la Primera Jornada de Hermenéutica, Retórica y Educación, de izquierda a derecha: Doctores César Gordillo (UACM), Teresa Pacheco Méndez (IISUE-UNAM), Jazmín Fabiola Perales Díaz (Instituto Politécnico Nacional) y Mtro.Rodolfo Calderón Vivar (Universidad Veracruzana)
Resumen: En esta ponencia se hace un análisis hermenéutico de las interpretaciones más comunes acerca del papel de la tecnología informática en la relación estudiante-profesor y como la estigmatización nominal de algunos enfoques, lejos de clarificar los procesos de incorporación de las nuevas tecnologías a la educación, construye barreras ideológicas entre el profesorado potencialmente vinculado al terreno de la innovación en su práctica docente. El autor propone un giro distinto basado en la gradación de las interacciones educativas como eje fundamental para incorporar a los docentes a equipo de trabajo coherentes, con participación estudiantil y académica, para facilitar el uso de las nuevas herramientas tecnológicas de una manera compartida, sin sectarizar ni proscribir a los docentes mas antiguos en el acceso a la construcción de conocimiento en plataformas tecnológicas. El artículo señala como andamiaje también fundamental el determinar los ambientes de aprendizaje personales e institucionales donde es posible la intervención con apoyos digitales.
En el nuevo ámbito de la aplicación de la tecnología informática a la educación, en diferentes niveles, los nuevos discursos pedagógicos se construyen en torno a la nocionalidad de la estrategia, en donde los planes, las competencias, los medios y los objetos de aprendizaje se entremezclan para constituir una perspectiva tecnologizada y estandarizada que muchas veces choca con el problema permanente, aún no resuelto, de la resistencia del profesorado a utilizar todas las nuevas herramientas que el cambio digital tiene disponible para la educación.
Hay autores como Inés Dussel y Luis Alberto Quevedo que afirman que esto es debido a la inadecuación de los marcos institucionales actuales para dar rápida respuesta a los desafíos de las nuevas tecnologías[1], lo cual nos remite a la idea imperante que se trata simplemente de otro efecto más de la denominada brecha digital, concepto derivado de un discurso construido, a priori, por los integrantes de una nueva generación de expertos en informática que clasifican en nativos digitales e inmigrantes digitaes, a las poblaciones relacionadas con el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación actuales, siguiendo los criterios simplistas marcados por Mark Prensky en su famosos artículos[2] de principios de siglo, donde por primera vez son utilizados ambas categorías.
La tesis de Prensky, retomada por todos los que justifican la todavía existente resistencia principalmente del profesorado ante el uso de las nuevas tecnologías, pretende explicar tanto la decadencia de la educación como la resistencia académica por causas de una confrontación generacional basada en la idea que las jóvenes de finales del siglo XX e inicio del siglo XXI adquieren habilidades tecnológicas casi por ósmosis y de manera innata en cuanto al uso de los novedosos instrumentos electrónicos, porque nacieron en un ambiente inundado por ellos, lo cual pone en desventaja a los que desafortunadamente son sus profesores, nacidos antes de la década de los ochentas.
Aunque la separación no es tan definitiva, porque precisamente Prenzky ofrece a los “viejos” la oportunidad de entrar en la clasificación de los inmigrantes digitales a aquellos que pese a su edad utilizan las nuevas herramientas diigitales, como si realmente se tratara de brincar territorios distantes y separados entre el mundo tecnologizado y otro que no existe, porque es el mismo., basado en la fecha del nacimiento. Es una estigmatización discursiva de los tecnólogos para separar a los antiguos de los modernos, a los que son del pasado con los que son del presente-futuro, a los que no se acoplan a la modernidad y los que, de nacimiento, están ya acoplados casi al mismo tiempo que usan su biberón. Con un segmento intermedio de los que siendo viejos aprenden a vivir el nuevo ambiente.
Esta esquizofrénica separación de dos mundos que son el mismo, lejos de alumbrar sobre la problemática del uso de la tecnología aplicada a la educación, la oscureció aún más. No es cierto que vivamos ambientes distintos los viejos y los jóvenes en cuanto al uso de los “fierros” digitales, ni que por esa razón los más jóvenes deben ser enseñados con las herramientas de comunicación que utilizan cotidianamente, porque son las que están acostumbradas a usar, garantizando así una mayor calidad de sus aprendizajes.
Se está soslayando el hecho fundamental de que el aprendizaje es un ejercicio derivado de nuestra capacidad de entrenamiento de nuestros pensamientos para adquirir saberes que nos permitirán enfrentar el mundo en que vivimos, para resolver problemas comunes o especializados, gestionando, recreando, creando y difundiendo conocimiento. No es pues, un asunto centrado en los medios sino en el desarrollo de capacidades cognitivas, motrices y actitudinales que tal vez pueden ser reforzadas por aquellos, pero no exclusivamente incrementadas por el uso de la tecnología más moderna.
El recientemente fallecido Steve Jobs fue un creador de ambientes tecnológicos digitales, pero no era de manera alguna un inmigrante digital. Su edad rebasaba por mucho a los que actualmente son considerados nativos de esta era, pero su visión creativa continuaba siendo creativa digitalmente hablando, al rebasar sus cincuenta años. Tenía un sentido para él la utilización de las herramientas tecnológicas, en función de la práctica de aplicación de las mismas, principalmente en la creación y recreación del conocimiento. Muchos jóvenes de ahora, nativos digitales, son usuarios monótonos de la tecnología muy al contrario de otros que, pese a la edad, potencializan su aprovechamiento. Gran parte de los nuevos instrumentos de comunicación e información disponibles en la actualidad, no incrementan en los jóvenes ni la creatividad ni su curiosidad por adquirir conocimiento. Por el contrario, su uso va encaminado más hacia ostentación de status que al aprovechamiento completo de la repertorio amplio de comunicación de la herramienta.
También es dudosa la afirmación de Mark Prensky[3] de que los profesores inmigrantes digitales están en desventaja ante sus alumnos nativos digitales porque estos están ya acostumbrados al uso repetido y constante de todos los gadgets multimediales que están en el mercado y que consumen diariamente. Precisamente, el profesor que adquiere competencias tecnologizadas, en el plano de la educación, potencializa sus saberes fundamentales dándole un sentido didáctico y de distribución del conocimiento al uso de la herramienta. En ese momento es cuando quizás, quienes podrían aprender otra dimensión del uso de los medios digitales sean sus estudiantes, y no al revés.
¿Por qué afirmo esto? Por la sencilla razón de que, por lo general, el profesor supera en experiencia al aprendiente. Tiene un bagaje de soporte que le permite utilizar de mejor manera los conocimientos a disposición de la interacción entre él y los estudiantes. Parte del ejercitar de las prácticas educativas son precisamente el proporcionar guías de experiencia para los participantes que se están formando en un área de conocimiento en específico. Una herramienta tecnológica que potencializa este proceso son los foros virtuales, usados en tal sentido y como lo describen McIsaac y Gunawardena en sus estudios sobre educación a distancia[4].
Sin embargo, no necesariamente todas las nuevas herramientas son indispensables para esa potencialización didáctica que he mencionado, ni en todas ellas es posible vaciar la totalidad de prácticas educativas inherentes a cualesquiera área de conocimiento. Mas bien una combinación de herramientas antiguas y modernas, así como de métodos y técnicas educacionales clásicas con el repertorio de métodos de uso de las nuevas herramientas, posibilitará ampliar el repertorio de posibilidades para caminar en los senderos del conocimiento, con fines de aprendizaje. En el territorio de la educación actual todos los caminos nos pueden conducir a Roma, mediante una combinación de medios, a la que podríamos denominar espacios de comunicación multimodal, con estrategias de enseñanza aprendizaje, a la que denominaremos como modalidades educativas.
Esto podría dar llenar con más respuesta las muchas preguntas sin respuesta que existen en el campo de la educación empeñada en formar personas con perfiles abiertos y al cambio constante[5], como señala Alejo López, propósito que en México ha sido sumamente gradual y lento en cumplirse, pese a los empeños de casi veinte años por ampliar su cobertura. Y la causa principal podría radicar en la confrontación evidente entre dos discursos divergentes: el de la pedagogía de los nuevos medios proclive a la educación informatizada y la pedagogía desarrollada por la experticia disciplinar y didáctica de los profesores tradicionales.
Diversidad, Convergencia e interpretación entre el discurso y la praxis de la educación en el ámbito de lo multimodal
Hasta hace apenas veinte años, la diferenciación entre la educación a distancia, con apoyo en medios menos evolucionados que los de ahora, era considerada un modelo de aplicación factible sólo par la población adulta. Conceptos tales como el autoaprendizaje, horizontalidad y flexibilidad eran ligados a poblaciones estudiantiles que estaban en la madurez y poseían independencia económica, generalmente debido a Leer más…