Universidad Veracruzana



Todos juntos para el Diagnóstico Comunitario. Parte III

Alejandro Martínez Canales
Responsable de la Orientación en Comunicación
Docente, UVI Grandes Montañas

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Serie: Todos juntos para el Diagnóstico Comunitario
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Experiencias buenas y experiencias malas en reuniones comunitarias…

Así empezamos la reflexión en esta tercera sesión conjunta de los alumnos de tercer semestre en la Sede Regional Tequila (Región Intercultural Grandes Montañas). La reflexión sobre la pregunta tuvo como referencia una breve lectura propuesta por Norma Loeza (Responsable de la Orientación de Salud) incluida en la Antología de la EE Diagnóstico Comunitario sobre las técnicas grupales para la participación. Y es que de repente pareciera –reflexionamos– que la técnica es la esencia del diagnóstico cuando en realidad siempre debería de privilegiarse la voluntad y compromiso de quien la oferta de frente a un grupo.

“Es que una vez tuvimos una reunión en el barrio y los jóvenes queríamos participar; pero no nos dejaron, nada más los señores y los que ya estuvieran casados. Otra vez fueron a invitarnos, pero ya no quisimos ir”.
“…de una reunión para la que se esperaban 22 señoras, llegaron 70, y todo porque se corrió el rumor de que se iban a entregar recursos y apoyos; se sintieron excluidas. Cuando tal versión se desmintió, sólo quedaron 15 interesadas en lo que llevábamos para proponer.”
“En una junta se presentaron 300 personas y hubo que irse al campo de fútbol para poder dividirlas por equipos y no desgastarse gritando. Aquí mismo en la UVI cuando lo de Adopta un Municipio, sólo se había convocado a 20 personas mediante oficio, pero cada quien se trajo a su comadre, la esposa, el vecino…”

Las anécdotas se sucedían y en medio de cada una pudimos descubrir lo agridulce, es decir, ni todo amable ni todo áspero. La cuestión es que discutimos si entonces habría como un modelo para ser Facilitador. Se pensaron en varios aspectos, tales como la tolerancia, la confianza y seguridad en sí mismo, la facilidad de palabra, así como tener claros nuestros objetivos a proponer. ¿Cómo organizar una reunión? Se sugirió tomar en cuenta el perfil de las personas que se invitarían, el tema a tratar, los tiempos, el material que se necesitaría y si tendríamos que ofrecer aunque sea café y pan a los asistentes.

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Los profes sugirieron:

Edelmira García (Responsable de la Orientación en Derechos): “habría que empezar porque quedara muy claro que en la reunión no se entregarán recursos”.
Víctor Abasolo (Responsable de la Orientación en Sustentabilidad): “recordemos que la delimitación de funciones es esencial para el mejor desarrollo de cualquier reunión”.
Yo me animé: “las responsabilidades deben de irse compartiendo poco a poco con la comunidad; si bien esto es complicado durante las primeras convocatorias, hay que pedir a los participantes que colaboren con algo que esté dentro de sus posibilidades.”

Norma pidió retomar la Antología y ahora un alumno más leyó en voz alta un párrafo significativo de la página 42 relativo al “para quién” la reunión.

“…cada persona tiene su objetivo para ir: unos porque se les va a pagar o porque dan para el pasaje; otros van si ven que puede haber un beneficio para su comunidad”, deslizaron los estudiantes al terminar la lectura.

A fin de ir aterrizando, Norma sugirió una primera alineación de indicadores para organizar reuniones y eventos similares. Un corte muy clásico pero esencial para quien se inicia en estas lides:

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Hora Tema Objetivo Metodología Requerimientos Responsable

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Es importante, insistió Norma, que no se llegue a las comunidades “a hacer lo mismo con los mismos”, las mismas personas y temas. Inclusive no falta el que ya hasta te recuerda lo que le tienes que preguntar. Corremos el riesgo de trabajar con gente que a fuerza de entrevistas, ya tiene un discurso hecho, “grabado en su cabeza”, y probablemente un tanto ajeno a su realidad.

Para la segunda parte de la sesión (tras el ritual que rompe el ayuno, oficiado con diligencia por nuestras proveedoras doña Concha y Laura), Félix Antonio Jáuregui (Responsable de la Orientación en Lenguas) introdujo la dinámica complementaría a la discusión misma para la cual los alumnos formaron 4 equipos de trabajo. La pregunta: “¿qué piensas tú que sea necesario hacer para que la investigación salga mejor en este semestre?”

Félix sugirió que las respuestas acordadas en los equipos, consideraran a priori algunos aspectos: tutoría, bibliografía, tiempos, disposición y actores sociales. A través de la “Técnica Nominal”[*] se procedió de la siguiente manera:

1. En hojas rotafolio se escribieron las propuestas por equipos y se presentaron al resto del grupo. Aquellas ideas que parecían ambiguas se reelaboraron con el acuerdo del equipo que las presentaba.
2. Individualmente cada estudiante eligió las cinco propuestas que le parecieron prioritarias de todas las expresadas por los cuatro equipos y las escribieron, una a la vez, en cinco pequeñas hojas que les fueron proporcionadas.
3. Cada alumno escribió el número 5 en la hoja que contenía la propuesta más importante de las cinco elegidas. A la par, escribieron el número 1 en aquella que consideraron la menos prioritaria de su selección individual.
4. A las tres restantes las ordenaron con el número 4 (la más prioritaria), el número 2 (la menos prioritaria) y el número 3 (la restante).
5. Se inició la suma de puntos de todas las propuestas elegidas por los chavos y chavas. Fueron 12 propuestas las que eligieron del total contenido en las hojas rotafolio.

Las cinco que ocuparon los primeros lugares tras la elección fueron:

1. Responsabilidad, organización, planeación e iniciativa por parte de los estudiantes.
2. Ajustar el tema de investigación a las necesidades de la comunidad.
3. Más salidas de campo.
4. Siempre tener listo un “plan b”.
5. Tutorías.

Los resultados hablan por sí solos. El comentario por parte de los docentes es que tras de su primer año en la UVI resulta positivo que sea el propio grupo el que reconozca la necesidad de participar de manera corresponsable en su formación. Los alumnos, por su parte, subrayaron la importancia que ellos le dan a las salidas de campo y a las tutorías como acciones imprescindibles para que el tema de investigación que en su mayoría están recién comenzando, pueda proponerse en cada comunidad y perfilarse cada vez más desde los actores sociales.

Esta fue una dinámica valiosa pues nos permitió relacionar lo que ocurre en la comunidad y lo que ocurre con nosotros mismos, que al fin y al cabo, también tenemos nuestras prioridades y nuestra forma de expresarlas. Quizás la parte menos trabajada sea la del compromiso que debe de venir tras la socialización de los problemas para su solución. Este es un pendiente constante.

A continuación algunas imágenes sobre la actividad:

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Saludos

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Referencia:

[*] TÉCNICA NOMINAL: Esta técnica consiste en reunir a todas las personas que pudieran contribuir a identificar los riesgos del proyecto en una sala, y pedirles que escriban en tarjetas o notas adhesivas, los factores de riesgo que identifican. Luego se pegan en un pizarrón todas las contribuciones, y se asocian factores de riesgo similares o relacionados. Después de esta primera etapa, se pide a los participantes que realicen un ranking de impacto de los factores de riesgo, y se los prioriza.

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Fotografías: Alejandro Martínez Canales

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