Carlos Castro Rivera
Webmaster
Administrativo, UVI Xalapa
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Hace mucho quedó atrás el mundo que conocí de adolescente: el mundo de máquinas de escribir mecánicas y eléctricas, el mundo de teléfonos residenciales (los «de casa», que cada vez menos familias usan, aunque lo contraten), el mundo de mimeógrafos reproductores de sténciles que había que «picar» con una máquina de escribir mecánica y quedar con las manos llenas de tinta al ponerle aquel «engrudo» negro de las marcas Gestetner y Kores.

Hoy, hablamos de «identidades virtuales«[DOC, 197KB], del «yo digital», de usuarios que cada vez más se vuelcan a los servicios de la web.

Mayor posicionamiento de los blogs, microblogs, fotologs, videoblogs o algunas de las tantas redes sociales como YouTube, Facebook, Twitter, MySpace, Tuenti, Sonico, Xing, Hi5, etc. Los «mundos virtuales» tipo Second Life o CityPixel, siguen avanzando.

Usuarios individuales, empresas e instituciones educativas (las listas son largas) se vuelcan en servicios web permitiendo que los trabajadores, ejecutivos, estudiantes y profesores fortalezcan su propia alfabetización digital. Sin ésta, el mundo de hoy no podrá ser el mundo de mañana.

Y es que la explosión de internet la llevamos en las computadoras, en los celulares y en dispositivos móviles tipo PDAs o teléfonos inteligentes («Smartphones«, como los BlackBerry) facilitando que los usuarios se constituyan cada vez más en productores de contenidos. Cada quien utiliza sus blogs, por ejemplo, con distintos fines pero siempre con el efecto (quizá no buscado en lo individual pero si resultante) de democratizar la producción, la circulación y el consumo de mensajes.

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Informe Semanal de RTVE.es: «Impacto de las Nuevas Tecnologías«

(Clica sobre la imagen para mirar el video, 12:53 min)

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Un Web Usuario comunica cosas que podrían ser simples para otros o reporta desde el centro de un tiroteo, una inundación, un concierto, una marcha, la presentación de un libro o actividades escolares, como podrá usted verlo a lo largo de este blog.

Los usuarios se convierten en «ciberciudadanos«, aproximándose al modelo del «periodismo ciudadano«.

Es una tendencia que nadie puede parar (y cuando digo nadie, es que es nadie -ejemplos sobran en el mundo-, a riesgo del descrédito por afirmar lo contrario, y sin que yo lo invente), aunque existan gobiernos déspotas, violadores de los derechos humanos y nieguen la diversidad cultural, las expresiones interculturales que desfilan ante sus ojos, e impliquen todos sus recursos para evitar que sus ciudadanos registren y difundan realidades sociales. Tarde o temprano los telones de acero caen y el añejo modelo de negocios sustentado en el copyright tiene, como hoy, que replantearse su sobrevivencia.

Es entendible, marcos mentales que en realidad no deberían sorprenderse ni temer. Internet y la participación social son lo mismo. Toda sociedad se beneficia de la irrupción de nuevos modelos de comunicación.

¿Recuerdan las voces temerosas que ante la aparición de la televisión veían el hundimiento de la radio? ¿o al cine como antagónico de la TV? Las nuevas tecnologías no hacen desaparecer a las anteriores, las obligan a modificarse, cierto, y en el proceso se mejoran. Ganamos todos.

No hay forma de poder detenerlo. El mundo analógico dramáticamente se acomoda (a disgusto y sin entenderlo todavía, pero lo hará), cediendo espacio al mundo digital.

Los medios y los formatos seguirán conviviendo, impulsando nuevas prácticas sociales, enriqueciendo a las sociedades y las culturas. La Historia está llena de ejemplos.

Del mimeógrafo a internet, los sujetos, las empresas y las instituciones educativas ya no son lo mismo. La participación social, la producción y la compartición de contenidos propios, tiene mundos de distancia. Cada quien es libre de posicionarse.

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