Alejandro Martínez Canales
Responsable de la Orientación en Comunicación
Docente, UVI Grandes Montañas
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Serie: Todos juntos para el Diagnóstico Comunitario
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La segunda actividad conjunta de todos los alumnos de tercer semestre con los responsables de Orientación, en la Sede Tequila hoy lunes, la ocupamos para iniciar con el espinoso asunto del diagnóstico participativo. Espinoso porque así decidimos compartirlo entre todos.
La plática introductoria me tocó coordinarla a mí. Planteamos el escenario que se nos presenta de frente: «hay muchos diagnósticos, parece que siempre se hacen». La cuestión que empezamos a discutir es que nosotros no podemos vernos como «diagnosticólogos», y partiendo de ello, tenemos que preguntarnos para qué realmente nos debe de servir un diagnóstico y si vale la pena hacer uno más en las comunidades donde estudiantes y asesores pretendemos incursionar.
¿Cuáles temas tenemos que incluir en un diagnóstico comunitario? Ante la pregunta, Víctor Abasolo (Responsable de Sustentabilidad) deslizó que «quizás ya no era necesario, pues existen suficientes documentos con datos, estadísticas e información similar». Ante el reto que supuso para los estudiantes esta afirmación, varios desaprobaron la «postura» pues consideraron que sí hace falta un diagnóstico, sólo que tal vez de otra manera. Así llegamos al cómo: ¿una entrevista?, ¿cuestionario? (tampoco queremos ser encuestólogos, acordamos).
Nos dimos cuenta que pensar en cédulas tipo censo era algo que ya estaba agotado en muchos escenarios de la sierra, y que si bien no es bueno satanizar este tipo de instrumentos, «lo mejor sería -esbozó una alumna- que la gente participara, pero sin preguntas para contestar sí o no, sino compartiendo su experiencia». Alguien más completó diciendo «hay que convivir con la gente, más participativo».
El debate pasó paralelamente a analizar «los grandes temas» para un diagnóstico, algunos repetidos, aunque esto no lo vimos como una debilidad o problema, pues todavía hay mucho qué compartir respecto a lo social, a lo cultural, a los recursos y a la economía. La propuesta comenzó a construirse de manera distinta a como lo hubiéramos supuesto bajo otras circunstancias, pues precisamente la convivencia entre todos los que ahí estábamos procuró que surgieran otros temas cual más interesante y específico; entraron al debate los derechos, la violencia intrafamiliar y el pobre nivel de la educación impartida en la zona, además de los escasos recursos que se le destinan.
Entonces, si el primer acuerdo fue no autocensurarse respecto a los temas que pudieran entrar a discusión en una comunidad, el segundo fue considerar no sólo a los líderes locales, sino a la gente de «a pie». Para continuar avanzando con el ejercicio el nuevo cuestionamiento fue: ¿podemos platicar con todos acerca de todo? Las respuestas encontradas de alumno a alumno nos permitieron descubrir juntos al menos dos niveles de conocimiento que debíamos de tomar en cuenta para el diagnóstico: el general, que conoce prácticamente toda la población (por ejemplo, cuándo empieza y termina la temporada de lluvia) y el específico o especializado (no todos sabrían de técnicas para el aprovechamiento del agua de lluvia en la agricultura o con el ganado).
Tras hacer una primera lista de gente con la cual se podrían compartir experiencias en la comunidad, pasamos al ejercicio. Edelmira García (Responsable de Derechos) organizó a los estudiantes en dos equipos. Estos fueron desiguales numéricamente, pues uno de ellos constituido por 4 alumnos, interpretó a un grupo de promotores-asesores que llegaban a una comunidad a intentar precisamente entablar un diálogo con sus habitantes. El otro equipo, en donde se encontraba la mayoría de los alumnos, fungió como gente del lugar.
La experiencia avasalló en un inicio, mucho nervio en ambas partes, los que llegaron y los que recibían a los promotores. La plática comenzó a fluir no sin imprevistos como la falta de habilidad para abordar ciertos temas y la poca participación de algunos de los pobladores de la hipotética comunidad. Al final y apoyados en unas tarjetas se hizo una clasificación de tópicos varios: aspectos y datos históricos de la comunidad, la forma de pensar de los habitantes y cómo se veían a sí mismos; los problemas y las necesidades. Todo se pegó sobre el pizarrón tratando de darle un orden.
Cerramos el ejercicio platicando sobre la experiencia de este diagnóstico participativo piloto, aquí entre nosotros, con anestesia y sin riesgos. Los chavos y chavas fueron muy críticos de su propia actitud no sólo de la de los demás. Descubrieron cómo ciertos vicios que existen en las comunidades nosotros los reproducimos, pues somos parte del contexto que analizamos: la no participación, el desinterés, la participación siempre que haya algo a cambio («de preferencia dinero»).
Esta experiencia nos ayudó a ser más concientes de la realidad que enfrentamos no como algo lejano que alguien escribió y que ahora leemos en una antología, sino como un fenómeno del cual somos parte y que merece toda nuestra atención.
Junto con los ejercicios, hemos estado revisando la literatura pero de una manera mucho más rica, tras plantear estos dos primeros escenarios vivenciales (el de este lunes y el anterior). Quizás no sea un objetivo pensado, pero también esperamos que las lecturas sean mejor recibidas que en los anteriores semestres, ahora que la experiencia nos permite acercarlas de una mejor manera a los estudiantes.
Saludos a todas(os)
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Fotos: Alejandro Martínez Canales
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Me parece sumamente interesante el poder ir compartiendo las experiencias de trabajo, una face de la puesta en común que, al hacerse pública a través de medios, posibilita no sólo que directamente se puedan tomar algunos elementos para ir enriqueciendo el trabajo propio sino, también, para ir mostrando un poco de lo que se realiza en las Sedes UVI.
Según como lo veo, esto es algo, incipiente y todo, pero en lo que la UVI está en vanguardia. Lo normal, lo convencional es hacer elaborados reportes que se publican alguna vez, pero en la UVI se empieza a proceder de una forma diversificada. No es necesario escribir un texto con todas las codificaciones formales del caso, la simple fórmula de irlo publicando, con la espontaneidad y la flexibilidad que los medios web permiten, acelera la distribución del conocimiento, compartiendo lo que unos hacen y fortaleciendo entre todos nuestros recursos para dinamizar nuestras tareas.
Enhora buena y felicidades por dejarnos ver la parte micro, «íntima» del esfuerzo que están dejando en cada jornada de trabajo, porque es la que mejor ilustra su empeño como docentes.
¡¡¡Bien por la UVI!!!
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Carlos Castro Rivera
Webmaster Blog UVI
Dirección de la Universidad Veracruzana Intercultural
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Nuevamente tengo que agradecer por la sistematización que realizaste, eso me ha permitido conocer parte de su trabajo y contribuyó para que el pasado lunes considerará la aplicación de algunas estrategias y dinámicas en el espacio de diversidad cultural con los estudiantes de primero buscando tener sintonia con la forma de trabajo de la sede y parte del éxito que me atrevo a creer de mi particiáción fue por el tiempo que te tomaste por reflejar lo que se hace en la sede.