Sheila López Martín
Educadora Social
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«El viajar y conocer nuevos paisajes, costumbres, rostos…y crecer así como persona, ensanchando el conocimiento y el ser en su conjunto, considero que es de suma y vital importancia para las personas. Yo tuve la suerte de poder realizar mi Practicum [en España así se le denomina a un período de prácticas docentes en un contexto real] en Huazuntlán y pongo a vuestra disposición parte del análisis de mi experiencia vivida durante el tiempo que estuve con ustedes, espero les sea de interés y/o utilidad.
No sé, eso tendrán que decirmelo ustedes, si mi paso por allí habrá cambiado algo, de lo que no hay duda es de que en mí si que se han producido cambios, que no soy la misma. México y más concretamente Huazuntlan son una fuente de alimento inagotable para mi ser, tanto es así que dos años después todavía me nutren.»
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El 27 de septiembre comenzó esta experiencia, que, sin duda, ha moldeado mi persona, la ha enriquecido, ha crecido y con ello mi vida cobra nuevas perspectivas, nuevos horizontes.
Desde que supe la posibilidad de realizar las prácticas fuera de España, en México, mil y un sentimientos se agolparon en mí, era un sueño por cumplir y no sólo eso, era la manera de sentir que mi paso por la universidad había servido de algo… venía con la idea de que la experiencia iba a ser más personal que profesional, y así ha sido, pero ambos aspectos van unidos, pues para ser buena educadora he de ser primero buena persona.
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Con un pie adentro: Llegada a Xalapa
Mi primer contacto con México fue Xalapa, allí pensaba pasar una semana y de ahí la Sede, a la UVI, pero no fue así, aquí los ritmos son diferentes, había que arreglar cosas antes de irnos, hacer el taller de introducción… Xalapa, en un principio me agobiaba, no estaba a gusto, la ciudad me asfixiaba, deseaba irme a una comunidad indígena, desintoxicarme un poquito; no sabía lo que me depararía ni como sería, pero la imaginaba tranquila, con vegetación y me apetecía mucho, me tentaba la tranquilidad, y no sólo eso, quería empezar las prácticas, no tenía ni idea de en qué consistirían, cosa que aumentaba aún más mi deseo, pero iba a tratar con persona diferentes a mí, con otras creencias, otra cultura y eso ayuda a crecer y madurar personal y profesionalmente.
Los inicios fueron algo duros, ya que venía arrastrando la añoranza de las personas que en España dejaba y que la convivencia con quién aquí estaba no se hizo fácil.
Poco a poco fui disfrutando cada día más de Xalapa, la fui descubriendo, y me enamoró. Caminando por sus calles empezaba a respirar el espíritu mexicano, ese espíritu revolucionario, luchador, ese que el 2 de octubre [en México, el 2 de octubre de 1968 es una fecha que se relaciona con la matanza de estudiantes, resultante de un ambiente de represión gubernamental de aquellos años] tan latente estaba y tanto me emocionó, me cautivó. Me hizo sentir aquel momento como si hubiese estado allí, llena de miedo, rabia, impotencia… llena del amargor que provoca ser consciente de la realidad social que nos envuelve… sintiendo cómo mi corazón latía a un mismo ritmo, el del pueblo, el de quienes sufrieron…
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En Tehuipango: Primer Encuentro Intercultural
El día 5 de octubre llegaron 3 chicas y 2 chicos de antropología y las 10 personas que formábamos el grupo que hemos venido a realizar a México las prácticas. Nos fuimos una semana a Tequila, una de las Sedes de la UVI.
Fuimos con Shantal [Shantal Meseguer es Coordinadora de la Licenciatura en Gestión Intercultural para el Desarrollo, de la UVI], ella fue nuestro primer contacto en México, fue alumna de Gunther [Gunther Dietz actualmente es investigador en el Instituto de Investigaciones en Educación, de la Universidad Veracruzana] en España, hace su investigación allá y supervisaría a quien se quedase allí. Fuimos a tener un primer contacto con una Sede antes de decidir a cuál ir y porque el 12 de octubre se celebraba, en una comunidad cercana allí, Tehuipango, el Primer Encuentro Intercultural y era interesante ir, Shantal estaba invitada y nos invitó.
Dicho encuentro fue una experiencia inolvidable, en él me enriquecí mucho conociendo nuevas comidas, bailes… ¡había toda una amalgama de personas, colores y sabores ante mí! Me reafirmé en la importancia de ir vestida con una sonrisa por la vida, pues allá me encontré personas que ya me acompañaran el resto de mi vida por sus sonrisas, por lo que me iluminaron. Yo, intento vestirme cada día con ella, nunca se sabe cuánto la puede necesitar aquel/la con quién te cruces…
Allí sentí el miedo en los ojos de algunos/as que nos miraban y también sentí la dulzura, el amor… en concreto, recuerdo a una señora mayor que nada más verme me abrazó… ¡significó tanto ese abrazo para mí! no me conocía de nada y entre ellas se saludan tocándose la punta de los dedos, así que…. ¡que me abrazara me dijo mucho! y más aún en ese contexto, contexto en el que como he dicho, a muchos dábamos miedo. Tengo su dulce y sabia mirada grabada a fuego en mi retina, en mi recuerdo, en todo mi interior, veo su piel curtida, sus ojos, su inmensa sonrisa, la veo mirándome, cómo lo hacía, no dejaba de mirarme, sonreírme y darme comida a probar… ¡si supiese lo importante que ha sido para mí cruzarme con ella en mi vida!
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En Orizaba y UVI Tequila
El primer contacto con la UVI fue en Orizaba, había una ponencia, era remitida desde Xalapa, me llamó mucho la atención, la verdad. Allá conocimos a Vicko, nos ofreció su casa en Tequila y allí nos instalamos. El lugar me encantó por su ubicación entre montañas tupidas de vegetación… hay gran índice de emigrantes, de ahí que casi toda la población sea de mujeres; en concreto, en la UVI hay sólo 3 hombres.
Nuestra presencia en la comunidad impactó. Para algunas personas nosotras/os éramos las primeras personas que veían de fuera, había incluso a quién asustábamos. Constantemente sentía miradas sobre mí y, por momentos, deseaba ser transparente…
Llegamos a la UVI sin decir qué veníamos a hacer, aún no sabíamos quién se quedaba y quién no y mejor no crear desconfianzas, esas que se posan en el extranjero…
Nos dividimos en grupos y nos presentamos en los diferentes salones. Me gustó, pues nos presentamos todos, no sólo nosotras.
En el último salón propusieron hacer grupos con ellos/as y platicar y así fue. Me gustó mucho aquella experiencia, recuerdo intercambiar perspectivas sobre la vida, la muerte, y cómo una señora se escandalizó mucho con el hecho de que en España se incinere [los cadáveres].
¡Qué tan diferentes maneras hay de concebir una misma cosa! en México el día de muertos es un día alegre, en que los difuntos nos visitan y se les hace la comida que más les gustaba y hay música; en España es día de llantos, de tristeza.
Al día siguiente hicimos una comida intercultural en el cerro, mientras aprendíamos un poquito del medio, de las piedras, las plantas.
Nos trataron muy bien, las alumnas y sus familias, siempre invitándonos a sus casas, a comer. Ahí sentí el primer choque cultural, fue en casa de Tere. Mientras se hacía la comida preparamos el lugar para comer todos juntos, unimos varias mesas y cuál fue nuestra sorpresa que querían que comiéramos primero nosotras/os y después ellas; hubo un rato de disputa que si aquí, que si allí… al final unimos un poco las dos costumbres, comimos a la vez, pero ellas algo apartadas y sólo una sentada. Esta experiencia me hizo sentir mal; por mi percepción era como si fuésemos más que ellos y de ahí la prioridad, y no, somos todos iguales, llenos de mil y una diferencias pero iguales. Pero también me enriqueció mucho.
Tanta atención, llegó un momento que me saturó, pues hasta a casa venían constantemente personas a ver como éramos, como hablábamos y demás.
Me agobió pero lo llevé con buen humor, pues era consciente de la situación, de las circunstancias que nos envolvían y qué otra cosa cabía esperar.
Algo que me sorprendió mucho es ver cuán religiosos son por acá, pues en cada casa hay un altar. No me deja de sorprender ver a un indígena cristiano, ¿dónde quedan sus dioses?…
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Notas de Admin:
– «Educa Ché, Blog de Sheila López«, 11 de dic. (Shantal Meseguer)
– Este posteo es una versión sintetizada del documento original.
– He utilizado corchetes para agregar información no contenida en el original.
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