Gerardo Ávila Pardo
Docente, Unidad de Enlace Académico
Regiones Xalapa, Veracruz-Boca del Río
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En el marco del 7º Encuentro para el fortalecimiento académico e intercultural de estudiantes indígenas y grupos vulnerables, desarrollado en el Campus universitario: El Cerrillo Piedras Blancas, de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Asistí a la plaza del campus mencionado, donde el grupo de Sak Tzevul originario de Zinacantán, Chiapas, ofrecería un concierto de rock.
A eso de las 14:40 hrs, El Cerrillo, empezó a ser inundado por los originales y dúctiles sonidos producidos por los integrantes del grupo a través de sus instrumentos: voces, guitarra, bajo, batería, percusiones tradicionales, violín, trombón, ocarina.
Que en conjunto empezaron a hacer vibrar a muchos de los ahí presentes, no por el estruendo del volumen, sino por la finura de sus melodías, que en cada acorde transmitían una especial armonía que trascendía los sonidos para alcanzar algo más que los sentidos…
Por cerca de hora y media, Sak Tzevul nos regaló 10 u 11 canciones; bastaron la breves “introducciones” que el vocalista hizo de estas en castellano, para de la mano de la música sentir las letras, en su mayoría escritas en lengua tzotzil; él nos narraba una especie de pequeño relato, que culminaba con una máxima devenida de la lengua madre, que -según entendí- daba titulo a las canciones:
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“Cuando los adultos dicen una cosa pero hacen otra, tu corazón se confunde, entonces, cuando te sientas confundido: haz lo que tu corazón te dice, haz lo que te corresponde”…
“Yo le dije a mi papá que quería ser músico y tocar en un escenario, el me dijo que eso no era posible, que nosotros no podemos soñar, -casi convencido de sus palabras- pero juntos aprendimos que los sueños son posibles si luchamos por ellos, aprendimos que es posible volar como el gran murciélago”…
En lo personal, pienso que en estas metáforas encierran parte de esa sabiduría que caracteriza a muchas concepciones de diversos grupos originarios de nuestro país -y de fuera-, no necesariamente aquella que cultivan los “sabios”, sino la que aguarda oculta en todos, esperando ser llamada para sentirla aunque sea por un momento.
La música como lenguaje universal puede trascender idiomas, ideologías, creencias; es necesario utilizar todos los medios para comunicarnos, para expresarnos, y compartir aquellos valores comunes al ser humano: el amor, la amistad, el respeto, el derecho a ser.
El derecho a soñar con que habrá un día en que todos juntos regresemos a casa con el sol, la luna y la tierra…
Fue una gran experiencia conocer y escuchar a Sak Tzevul, esperemos que en algún momento tengamos oportunidad de compartir con ellos acá en nuestra UVI.
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Hola Semati:
Estoy muy bien, como todos en la UVI con mucho que hacer, gracias por preguntar. Si, resultó bastante interesante el foro participaron muchos estudiantes indígenas de nivel superior de diversas instituciones del país, en su mayoría adscritas al «Programa de Atención a Estudiantes Indígenas en Instituciones de Educación Media Superior», del ANUIES, que se ha implementado en 16 IES «convencionales» del país (no son universidades interculturales) lo que permite conocer otras problemáticas y otras visiones evidentemente afines a nuestro proyecto. El concierto pues veo que coincidimos en ciertas apreciaciones, como puedes ver en mi rollo «seudopoetico» (aunque en realidad no pretende serlo más bien cito al vocalista).
Gracias por comentar igualmente espero que todo marche bien para ti.
Hasta pronto
Hola Gerardo…
Espero estes muy bien, no sabia que tenias palabras de poeta escondidas. Pues se ve que estuvo interesante el foro-encuentro al que tuviste la oportunidad de ir (invita cuando puedas). En tu otra nota comentas que hubo mucha gente de varias partes, lo que creo son encuentros ciertamente muy enriquecedores, también aplaudo el que la UVI participe en estas cosas, en esta ocasión tú nos representaste.
Con respecto al concierto de música que asististe también se escucha muy bien; hay muchas cuestiones de ese tipo que se dan cerca de nuestras sedes y a las que no muchas veces vamos, creo que deberiamos aprovechar esas oportunidades, ya que como dices nos acercan al pensamiento de otros pueblos, lo cual creo nos puede ayudar en nuestra labor. Y en relación a lo que comentas con Cuahutémoc también pienso que el compromiso con lo que hacemos es primordial en nuestra tarea, además de dejarnos grandes satisfacciones.
Saludos
Hola «Cau», no lo había pensado como un compromiso pero ahora que leo tu comentario pienso que tienes razón en esa apreciación; en la medida que logremos apuntalar los encuentros que vamos teniendo con aquellos, que de alguna u otra forma «estamos en el mismo barco», difundiendo y reconociendo lo que «otros» hacen desde sus espacios, desde sus posibilidades, y desde sus corazones en la búsqueda de un planeta más justo y armónico, esbozamos cierto compromiso.
Creo que las cosas que nos «tocan», que nos conmueven y que nos motivan a trabajar con mayor ahinco en lo que hacemos, hay que compartirlas.
Nunca sabemos a quien más pueden tocar y motivar, si eso pasa es posible trascender al momento.
Saludos
Gerardo
Hola Gerardo,
Gracias por compartir estas reflexiones con la comunidcad Uviteca. Dejan ver, por un lado, la trascendencia del evento y, por otro, tu nivel de compromiso con el mismo.
Saludos
Cuauhtémoc