Dulce Gómez
Doctorado en «Antropología Social de la Diversidad Cultural y la Ciudadanía»
Universidad Complutense de Madrid
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Hola a todas y todos! mi nombre es Dulce Gómez, originaria de Guadalajara, Jalisco, México y actualmente estoy haciendo una investigación doctoral sobre la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), Sede Las Selvas. El doctorado que me encuentro estudiando gracias a una Beca CONACYT es sobre Diversidad Cultural y Ciudadanía en el Depto. de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid, España, donde ahora me encuentro escribiendo este pequeño relato que quisiera compartir con ustedes.
En los pasados meses de enero, febrero, marzo y primeros días de abril de 2011 estuve viviendo en Huazuntlán, Veracruz, México para poder participar en la UVI Selvas y tratar de conocer -con la ayuda de todos y todas; profes, alumnos, administrativos y anexos- ¿cómo es la UVI y cómo se construye el perfil de los gestores/as interculturales para el desarrollo?, centrándome tanto en la vida institucional como en la vida cotidiana de la localidad y ver un poco cómo estas dos realidades conviven día a día, a la par de ir conociendo lo que hacen y piensan algunos/as estudiantes y egresados y ver así cómo se está configurando este nuevo campo profesional de la Licenciatura en Gestión Intercultural para el Desarrollo (LGID) en la región sur de Veracruz.
Mi llegada a este lugar fue más por mera casualidad del universo, que por un interés específico. La verdad es que cuando decidí que quería estudiar sobre universidades interculturales en Veracruz tenía muy poca información sobre las regiones y como a todas las veía bonitas (en fotos) me daba igual en cuál participar. Al final dije sí cuando me dijeron que estaba cerca de la playa!”. Debo confesar que muchas decisiones en mi vida las he tomado más por mera intuición que por grandes análisis razonables. Esta fue una decisión más por la intuición, pero siempre con mi intención de aportar desde donde esté.
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Peña Hermosa, Pajapan, algún día de marzo 2011. Para que vean qué bonitas son estas playas de por acá.
A 30 minutos de mi casa en Huazuntlán. (Foto: Dulce Gómez)
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Fue así como inició esta aventura, -así lo digo por las aventuras, siempre dejan grandes aprendizajes-, y esta no fue la excepción. Ahora que pienso en mi tiempo allá a tres semanas de haberme ido, lo primero que me viene es una sonrisa en la cara y una sensación de melancolía y agradecimiento para todas las personas que me abrieron su casa -tanto con mi familia postiza donde viví en “Huazu”-, como con la gran familia UVI: profesoras/os, académicos, administrativos, de Sede y de DUVI[1], así como estudiantes, egresadas/os de Selvas, y muchas otras personas amigas y amigos que encontré por estos caminos[2]. Quiero recalcar que sin su confianza, tiempo y aliento, quizá hubiera dicho: “si muy bonitas las playas de por acá, pero mejor me regreso pa’Jalisco!”. Siempre iniciar un nuevo proyecto toma su tiempo y esfuerzo.