El Cuerpo Académico Conservación Biológica cuenta con una sola Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC): Conservación Biológica
Descripción de la LGAC
Es un hecho incuestionable que vivimos una crisis de dimensiones globales: pobreza y creciente déficit alimentario; disminución exponencial de tierras cultivables y agua potable; destrucción de la naturaleza y contaminación atmosférica, descenso dramático de la biodiversidad, y extinción masiva de especies; calentamiento global; mayores niveles de violencia y exclusión; etc. No son problemas aislados, sino que están intrincadamente conectados unos con otros. Ni la ciencia ni la tecnología los pueden resolver, porque no se trata de un problema científico ni tecnológico. Es un problema más profundo que tiene que ver con las motivaciones que guían las acciones humanas, con nuestra percepción de la realidad y con el paradigma en el que hemos fincado nuestros conocimientos, motivaciones y percepciones. Después de 300 años, vivimos las consecuencias destructivas del proyecto de la Modernidad: el progreso material por medio de la dominación de la naturaleza, el logro individual fundado en la competitividad, y la creencia de que la humana es la especie más evolucionada de la Tierra. Los costos de esta visión reduccionista, fragmentadora y mecanicista están a la vista.
La educación, como principal proceso de reproducción de la cultura, tiende a reproducir también los supuestos y principios que han guiado a la humanidad durante los últimos siglos. Por tanto, no podemos resolver los problemas actuales utilizando el mismo tipo de pensamiento que los ha generado. Se sigue promoviendo la separación de los saberes por medio de la enseñanza disciplinaria y las especializaciones, sin posibilidad de diálogo entre las ciencias, las humanidades y las artes. Se siguen formando generaciones con una mentalidad escindida y en campos aislados unos de otros por medio de carreras y profesiones. Los economistas ignoran las leyes de la física y los arquitectos desconocen los principios de la vida. Es decir, no formamos ni para la vida (excepto la vida laboral) ni para enfrentar los problemas que hoy nos tienen al borde de un colapso civilizacional. Edgar Morin lo expresa de la siguiente manera:
Existe una falta de adecuación, cada vez más grande, profunda y grave, entre nuestros saberes discordes, troceados, encasillados en disciplinas, y por otra parte unas realidades y problemas cada vez más multidisciplinarios, transversales, multidimensionales, transnacionales, globales y planetarios (Morin, 2000: 13.[1])
En este contexto problemático, nuestra LGAC tiene como centro la investigación del paradigma emergente de las ciencias. En particular, la visión integradora, sistémica, unitaria y diversa que de la realidad se revela por medio de los avances y descubrimientos de la física (teoría de la relatividad, mecánica cuántica, termodinámica), la teoría evolutiva, la cosmología, la cibernética, la biología, las ciencias cognitivas, los sistemas complejos alejados del equilibrio, así como de campos emergentes como la biomimética y la inteligencia artificial, entre otros. Esto es lo que llamamos paradigma de la complejidad.
Encontramos en algunos conocimientos, filosofías y prácticas de culturas ancestrales evidencias de una percepción más orgánica de la realidad. La filosofía Zen y nociones como el Wu wei, por ejemplo, contienen principios a los que apuntan los descubrimientos de la ciencia contemporánea: a) todo está conectado con todo lo demás; b) no existen fenómenos aislados; c) cada una de nuestras acciones afecta al mundo que vivimos, incluso de sutiles maneras (lo cual es coincidente con los avances más recientes de la física teórica). Proponemos, en consecuencia, una línea de investigación transdisciplinaria que articula los conocimientos de las ciencias, las humanidades y las artes[2]. Se trata de un campo de estudio que busca religar los saberes que ha fragmentado tanto la ciencia dominante (principal motor de una economía global intrínsecamente depredadora) como la educación escolarizada en todos sus niveles. Por lo cual también proponemos la búsqueda de un (proto) método como vía de acceso al estudio de los fenómenos complejos.
Proponemos una investigación colectiva, en intercambio y colaboración con otras comunidades científicas, para conformar una visión integradora de la realidad, al tiempo que descubrimos respuestas a los problemas actuales, desde una perspectiva que articule las acciones locales-regionales con sus efectos a escala global. Buscamos desarrollar otra visión del devenir humano que tome en cuenta el hecho, probado por la ciencia, que nuestro planeta constituye un sistema complejo con propiedades emergentes de autorregulación y cuya viabilidad a largo plazo depende de la integridad de todas las especies. Buscamos pistas en las especies que nos anteceden por miles de millones de años para seguir manteniendo el equilibrio dinámico de la Tierra, hoy puesto en peligro por nuestros afanes de progreso.
[1] Morin, Edgar. (2000). La mente bien ordenada. Repensar la reforma. Reformar el pensamiento. Barcelona: Editorial Seix Barral.
[2] De ahí que los integrantes de este cuerpo académico pertenezcan a áreas de conocimiento distintas (biológico-agropecuaria, técnica, y económico-administrativa), de acuerdo a la estructura de la Universidad Veracruzana.