1.1 Concepto de salud y enfermedad

El concepto de salud no es único y universal, como tampoco lo es el de enfermedad. Son cambiantes y dependen de las personas y de los contextos desde donde se conceptualizan. Cada época y cada contexto ha realizado su aportación con la que se ha construido.

Salud

La noción de salud es una construcción socialmente determinada, que surge y se desarrolla en contextos históricos específicos; en tal sentido se comporta como un componente ideológico estrechamente relacionado con las categorías y valores predominantes la sociedad, los cuales son impuestos por los grupos hegemónicos en defensa de sus intereses particulares.

Contextos de uso del concepto de salud

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Este contexto está configurado por la actividad y las necesidades de los profesionales sanitarios dedicados a la asistencia. En él predominan los objetivos curativos y pragmáticos. Su paradigma de acción es la atención individualizada a enfermos que padecen enfermedades reconocibles, con alteraciones corporales evidentes. En este contexto, el concepto primario es de enfermedad objetiva, diagnosticable por sus signos anatómicos-fisiológicos. Estas enfermedades son el conjunto de las especies morbosas definidas por la ciencia médica. Y la salud tiende a ser concebida negativamente, como mera ausencia de enfermedad.

Este contexto lo aportan las personas que se sienten enfermas en el seno de una determinada cultura. En este contexto, el concepto primario es el de dolencia, interpretada según los estereotipos culturales. La salud es la recuperación de “su normalidad” y de la adaptación que hace posible la vida en su comunidad.

Este contexto está configurado por la sociedad como un todo integrado y busca la comprensión y la actuación sobre toda la sociedad en conjunto. En este contexto, se tiende a entender la salud de los individuos como un estado en el que puedan funcionar eficazmente para desarrollar su “rol” social. La salud será una condición necesaria para el cumplimiento de las expectativas sociales y se buscan las condiciones necesarias para ello.

En este contexto, las necesidades económicas y los puntos de vista políticos configuran otro contexto de uso del término “salud”. La perspectiva económica hará ver la salud como un bien económico e intentará ponerla en relación con otros factores económicos: el Producto Interno Bruto (PIB), el gasto sanitario, la industria farmacéutica, etc. Así, la percepción individual de la salud estará en relación con el nivel salarial, y la demanda de asistencia con los precios o con el sistema de retribución a los médicos. En el nivel político, la salud debe ser concebida como el fundamento de la libertad, la democracia, la igualdad, la seguridad, las relaciones internacionales o la estabilidad política.

Este contexto está configurado por una concepción global del ser humano. En él se concibe la salud como el estado más propio y específicamente humano, de acuerdo con la idea antropológica que se tenga. Así por como un estilo de vida autónomo y responsable o como la capacidad de realización de los valores más específicamente humanos.

Este contexto está influido por las ideas acerca de la felicidad plena y la calidad integral de vida. Puede llegar a incluir todo tipo de deseos y aspiraciones humanas, incluso las potencialidades superiores y las realizaciones más espirituales.

Contexto médico-asistencial

Este contexto está configurado por la actividad y las necesidades de los profesionales sanitarios dedicados a la asistencia. En él predominan los objetivos curativos y pragmáticos. Su paradigma de acción es la atención individualizada a enfermos que padecen enfermedades reconocibles, con alteraciones corporales evidentes. En este contexto, el concepto primario es de enfermedad objetiva, diagnosticable por sus signos anatómicos-fisiológicos. Estas enfermedades son el conjunto de las especies morbosas definidas por la ciencia médica. Y la salud tiende a ser concebida negativamente, como mera ausencia de enfermedad.

Contexto de los pacientes

Este contexto lo aportan las personas que se sienten enfermas en el seno de una determinada cultura. En este contexto, el concepto primario es el de dolencia, interpretada según los estereotipos culturales. La salud es la recuperación de “su normalidad” y de la adaptación que hace posible la vida en su comunidad.

Contexto sociológico

Este contexto está configurado por la sociedad como un todo integrado y busca la comprensión y la actuación sobre toda la sociedad en conjunto. En este contexto, se tiende a entender la salud de los individuos como un estado en el que puedan funcionar eficazmente para desarrollar su “rol” social. La salud será una condición necesaria para el cumplimiento de las expectativas sociales y se buscan las condiciones necesarias para ello.

Contexto económico y político

En este contexto, las necesidades económicas y los puntos de vista políticos configuran otro contexto de uso del término “salud”. La perspectiva económica hará ver la salud como un bien económico e intentará ponerla en relación con otros factores económicos: el Producto Interno Bruto (PIB), el gasto sanitario, la industria farmacéutica, etc. Así, la percepción individual de la salud estará en relación con el nivel salarial, y la demanda de asistencia con los precios o con el sistema de retribución a los médicos. En el nivel político, la salud debe ser concebida como el fundamento de la libertad, la democracia, la igualdad, la seguridad, las relaciones internacionales o la estabilidad política.

Contexto filosófico y antropológico

Este contexto está configurado por una concepción global del ser humano. En él se concibe la salud como el estado más propio y específicamente humano, de acuerdo con la idea antropológica que se tenga. Así por como un estilo de vida autónomo y responsable o como la capacidad de realización de los valores más específicamente humanos.

Contexto ideal y utópico

Este contexto está influido por las ideas acerca de la felicidad plena y la calidad integral de vida. Puede llegar a incluir todo tipo de deseos y aspiraciones humanas, incluso las potencialidades superiores y las realizaciones más espirituales.

Fuente: Gavidia, V. & Talavera, M. (2012).

El concepto de salud puede vislumbrarse desde dos ámbitos distintos, aunque complementarios: el primero en el sentido individual y el segundo en el sentido social. La primera (sentido individual) acepción concibe a la salud como el buen funcionamiento biológico del organismo y la ausencia de enfermedades. La segunda (sentido social) como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), trasciende el aspecto individual para abarcar un estado completo de bienestar físico, mental y social.

Ambos ámbitos del concepto son complementarios en el sentido de que la salud no se limita a la ausencia de afecciones o enfermedades sino que precisa de condiciones sociales apropiadas para el adecuado desarrollo del ser humano. Como explica Julio Frenk, en esta materia “confluyen lo biológico y lo social, el individuo y la comunidad, lo público y lo privado…”. La salud es, además, un medio para la realización personal y colectiva, fomenta la seguridad general de la sociedad y “…es un indicador del bienestar y de la calidad de vida de una comunidad, así como (un) elemento indispensable para la reproducción de la vida social”.

Fuente: Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública. (2016, 19 de junio).

Enfermedad

Según la OMS, la enfermedad es “alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y signos característicos, y cuya evolución es más o menos previsible”.

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Desde una perspectiva médica, se entiende a la enfermedad como un proceso con alteraciones locales (lesiones) que provoca trastornos funcionales (disfunciones) debido a causas identificables (internas/genéticas, o externas) y que siguen una evolución peculiar, constante y medible. Se procura individualizar las enfermedades infecciosas, las de mayor importancia en la época, e identificar los organismos causales de las mismas.

La enfermedad es una parte más de la salud, y de la vida en general. La enfermedad es considerada como cualquier estado donde haya un deterioro de la salud del organismo humano. Incluso cuando la causa se desconoce, casi siempre se pueden explicar las enfermedades en términos de los procesos fisiológicos o mentales que se alteran.

La enfermedad se puede considerar desde dos concepciones: una subjetiva, que es el malestar (sentirse mal con diferente intensidad), y otra objetiva, que es la que afecta a la capacidad de funcionar (limitación del funcionamiento corporal en diferentes grados).

Fuente: Fundación ONCE. (2022, 11 de febrero).

Los médicos hablan de enfermedad cuando una persona es agredida por algo (causa) y aparecen manifestaciones no habituales que expresan una alteración, pueden ser subjetivas (síntomas) u otras objetivas (signos). Esas manifestaciones permiten al médico diferenciar una enfermedad de otra.

Para los enfermos, la enfermedad se asocia con frecuencia la sensación de adversidad o de mala fortuna, y se complica con dimensiones morales, psicológicas y sociales. El enfermo entiende mejor la enfermedad si existe padecimiento, si causa dolor o si hay disminución de las funciones.

Fuente: Sociedad Española de Medicina Interna. (s.f.).

Desde una perspectiva médica, se entiende a la enfermedad como un proceso con alteraciones locales (lesiones) que provoca trastornos funcionales (disfunciones) debido a causas identificables (internas/genéticas, o externas) y que siguen una evolución peculiar, constante y medible. Se procura individualizar las enfermedades infecciosas, las de mayor importancia en la época, e identificar los organismos causales de las mismas.

La enfermedad es una parte más de la salud, y de la vida en general. La enfermedad es considerada como cualquier estado donde haya un deterioro de la salud del organismo humano. Incluso cuando la causa se desconoce, casi siempre se pueden explicar las enfermedades en términos de los procesos fisiológicos o mentales que se alteran.

La enfermedad se puede considerar desde dos concepciones: una subjetiva, que es el malestar (sentirse mal con diferente intensidad), y otra objetiva, que es la que afecta a la capacidad de funcionar (limitación del funcionamiento corporal en diferentes grados).

Fuente: Fundación ONCE. (2022, 11 de febrero).

Los médicos hablan de enfermedad cuando una persona es agredida por algo (causa) y aparecen manifestaciones no habituales que expresan una alteración, pueden ser subjetivas (síntomas) u otras objetivas (signos). Esas manifestaciones permiten al médico diferenciar una enfermedad de otra.

Para los enfermos, la enfermedad se asocia con frecuencia la sensación de adversidad o de mala fortuna, y se complica con dimensiones morales, psicológicas y sociales. El enfermo entiende mejor la enfermedad si existe padecimiento, si causa dolor o si hay disminución de las funciones.

Fuente: Sociedad Española de Medicina Interna. (s.f.).

Las ideas de salud y de enfermedad han ido siempre unidas, existiendo un binomio salud-enfermedad que se mantiene y ha experimentando cambios con el tiempo.

Construcción del concepto de salud

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Esta concepción dice que el concepto de salud tiene sentido cuando se le opone al de enfermedad. Entre los dos forman un continuo lineal con ciertos gradientes. Elison (1967) ha descrito cinco niveles entre ambos puntos, de forma que para pasar de un extremo al otro se debe pasar por cada uno de ellos. Estos niveles son: Salud → Descontento → Malestar → Inadaptación → Enfermedad → Muerte. Como vemos, aunque la enfermedad se encuentra en la zona contraria a la salud, se opone la muerte a la salud, identificando a esta con la vida.

Teniendo en cuenta esta nueva idea de enfermedad, la OMS en su Carta Constitucional (1946) define la salud como “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Esta definición ofrece aspectos innovadores como mostrarse en términos positivos y añadir el área mental y social a la puramente biológica aceptada hasta el momento. Así pues, una persona está sana, no solo porque posee un cierto bienestar físico, sino también por sus disposiciones mentales y por las condiciones sociales en las que se desenvuelva. La nueva concepción considera la salud como un objetivo social que se debe tener presente.

Dubos (1967) indica que la salud es “el estado de adaptación al medio y la capacidad de funcionar en las mejores condiciones en dicho medio”. Concede una gran importancia al medio ambiente y entiende la salud como el equilibrio que existe entre el individuo y su entorno, de forma que cuando este se altera o se rompe dicho equilibrio, se produce la enfermedad. Esta posibilidad de desequilibrio no solo se da en la dimensión física, sino también en la mental y en la social.

Una contribución importante de esta definición es el concepto de adaptación, complementario al de equilibrio. La importancia radica en el hecho de admitir que el medio ambiente, tanto físico como social, está en continuo cambio y que el hombre es precisamente el principal motor de este cambio, por lo que también es, al mismo tiempo, la principal causa de problemas para la propia especie.

Terris (1980) propone entender la salud como el “estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento y no únicamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Insiste en dos aspectos que posee la salud-enfermedad, uno subjetivo, (sentirse bien o mal) y otro objetivo y observable: la posibilidad de funcionar. De esta manera, estar en buena salud es equivalente a la suma de “bienestar” (sentirse bien, no tener molestias ni sufrimientos) y “capacidad de funcionar” (poder trabajar, jugar o estudiar según la edad, relacionarse con sus semejantes, etc.). Ambos pueden existir en diversos grados, lo que implica que puede haber una gradación en nuestra salud.

Esta concepción sitúa al individuo como protagonista de su propia salud, ya que lo hace responsable de las acciones que pueden quebrar o mejorar su estado de salud. Al mismo tiempo, pide su esfuerzo personal para conseguir el máximo de autonomía y capacidad de funcionar, de forma que no sea dependiente de los demás. Sin embargo, también entiende la salud con una dimensión social, por lo que solicita la solidaridad para la mejora de la calidad de vida.

La prevención de la enfermedad no puede basarse hoy únicamente en la investigación microbiológica, sino en la identificación de las conductas que incrementan la frecuencia e intensidad de los factores de riesgo de contraer enfermedades. Los hábitos personales y el estilo de vida constituyen el principal substrato de los factores de riesgo. En esta dimensión, tienen especial importancia las actitudes de la persona frente a su salud.

Este concepto, más complejo que los anteriores, es expresado por la Oficina Regional para Europa de la OMS (1985) y afirma que: “la salud es la capacidad de realizar el propio potencial personal y responder de forma positiva a los problemas del ambiente”. Se considera la salud como un recurso para la vida, pero no como el objeto de la misma.

La salud se entiende como una conquista diaria, por la que podemos mejorar nuestra calidad de vida. No consiste en un proceso acabado, en algo determinado que se tiene o no se tiene, sino que se trata de la posibilidad de conseguir cada vez mayor nivel de salud. No vivimos para tener salud, sino que procuramos tener salud para vivir mejor y con más intensidad. Y esta salud, acompañada de un mayor o menor grado de enfermedad, nos debe servir para hacer frente a los problemas cotidianos.

Pero a la salud la debemos considerar como algo relativo, contextualizado en la persona y en el momento en el que está viviendo.

Concepción física de la salud o la salud como oposición a la enfermedad

Esta concepción dice que el concepto de salud tiene sentido cuando se le opone al de enfermedad. Entre los dos forman un continuo lineal con ciertos gradientes. Elison (1967) ha descrito cinco niveles entre ambos puntos, de forma que para pasar de un extremo al otro se debe pasar por cada uno de ellos. Estos niveles son: Salud → Descontento → Malestar → Inadaptación → Enfermedad → Muerte. Como vemos, aunque la enfermedad se encuentra en la zona contraria a la salud, se opone la muerte a la salud, identificando a esta con la vida.

La enfermedad psicosomática o la salud como ideal de bienestar

Teniendo en cuenta esta nueva idea de enfermedad, la OMS en su Carta Constitucional (1946) define la salud como “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Esta definición ofrece aspectos innovadores como mostrarse en términos positivos y añadir el área mental y social a la puramente biológica aceptada hasta el momento. Así pues, una persona está sana, no solo porque posee un cierto bienestar físico, sino también por sus disposiciones mentales y por las condiciones sociales en las que se desenvuelva. La nueva concepción considera la salud como un objetivo social que se debe tener presente.

La importancia del entorno, la salud como equilibrio

Dubos (1967) indica que la salud es “el estado de adaptación al medio y la capacidad de funcionar en las mejores condiciones en dicho medio”. Concede una gran importancia al medio ambiente y entiende la salud como el equilibrio que existe entre el individuo y su entorno, de forma que cuando este se altera o se rompe dicho equilibrio, se produce la enfermedad. Esta posibilidad de desequilibrio no solo se da en la dimensión física, sino también en la mental y en la social.

Una contribución importante de esta definición es el concepto de adaptación, complementario al de equilibrio. La importancia radica en el hecho de admitir que el medio ambiente, tanto físico como social, está en continuo cambio y que el hombre es precisamente el principal motor de este cambio, por lo que también es, al mismo tiempo, la principal causa de problemas para la propia especie.

Terris (1980) propone entender la salud como el “estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento y no únicamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Insiste en dos aspectos que posee la salud-enfermedad, uno subjetivo, (sentirse bien o mal) y otro objetivo y observable: la posibilidad de funcionar. De esta manera, estar en buena salud es equivalente a la suma de “bienestar” (sentirse bien, no tener molestias ni sufrimientos) y “capacidad de funcionar” (poder trabajar, jugar o estudiar según la edad, relacionarse con sus semejantes, etc.). Ambos pueden existir en diversos grados, lo que implica que puede haber una gradación en nuestra salud.

Las enfermedades conductuales, la salud como estilo de vida

Esta concepción sitúa al individuo como protagonista de su propia salud, ya que lo hace responsable de las acciones que pueden quebrar o mejorar su estado de salud. Al mismo tiempo, pide su esfuerzo personal para conseguir el máximo de autonomía y capacidad de funcionar, de forma que no sea dependiente de los demás. Sin embargo, también entiende la salud con una dimensión social, por lo que solicita la solidaridad para la mejora de la calidad de vida.

La prevención de la enfermedad no puede basarse hoy únicamente en la investigación microbiológica, sino en la identificación de las conductas que incrementan la frecuencia e intensidad de los factores de riesgo de contraer enfermedades. Los hábitos personales y el estilo de vida constituyen el principal substrato de los factores de riesgo. En esta dimensión tiene especial importancia las actitudes de la persona frente a su salud.

Visión actual: la salud como desarrollo personal y social

Este concepto, más complejo que los anteriores, es expresado por la Oficina Regional para Europa de la OMS (1985) y afirma que: “la salud es la capacidad de realizar el propio potencial personal y responder de forma positiva a los problemas del ambiente”. Se considera la salud como un recurso para la vida, pero no como el objeto de la misma.

La salud se entiende como una conquista diaria, por la que podemos mejorar nuestra calidad de vida. No consiste en un proceso acabado, en algo determinado que se tiene o no se tiene, sino que se trata de la posibilidad de conseguir cada vez mayor nivel de salud. No vivimos para tener salud, sino que procuramos tener salud para vivir mejor y con más intensidad. Y esta salud, acompañada de un mayor o menor grado de enfermedad, nos debe servir para hacer frente a los problemas cotidianos.

Pero a la salud la debemos considerar como algo relativo, contextualizado en la persona y en el momento en el que está viviendo.

Fuente: Gavidia, V. & Talavera, M. (2012).

La idea que poseemos de salud se ha ido construyendo de manera sumativa, dependiendo de las necesidades por las que la sociedad ha pasado. La trayectoria y las aportaciones con las que se ha ido conformando el concepto actual de salud.

Trayectoria y aportaciones que han ido conformando el concepto de salud

Contexto social

Concepto de enfermedad

Concepto de salud

Existencia de enfermedades infecciosas-contagiosas. Peligro de epidemias.

Consiste en una lesión producida por la acción de gérmenes patógenos.

Ausencia de enfermedades e invalideces.

Desarrollo del psicoanálisis. Final de la Segunda Gran Guerra.

Existen enfermedades psicosomáticas.

Bienestar físico, mental y social.

Desarrollo de la Ecología. Grandes concentraciones humanas por la industrialización.

El medio ambiente influye en el origen de las enfermedades.

Equilibrio con el entorno y adaptación al mismo. Capacidad de funcionamiento.

Predominio de las enfermedades crónicas. Desarrollo de las Ciencias de la Educación.

Importancia de la conducta en la prevención de las enfermedades y mejora de la salud.

Salud conductual como estilo de vida.

Incapacidad del Estado en mantener los gastos sanitarios y velar por el mantenimiento de la salud de los ciudadanos.

Origen multicausal de la enfermedad.

Salud holística, integral. Salud como desarrollo personal y social.

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Fuente: Gavidia, V. & Talavera, M. (2012).

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Tradicionalmente, el concepto de salud ha ido unido al de enfermedad, al que se le ha dado más importancia. A medida que uno cambia, cambia el otro. La Psicología, la Ecología, las Ciencias de la conducta y las necesidades de la propia sociedad, han ido conformando una nueva visión de la salud, dotándole de una naturaleza propia y con unas determinadas características, sin renunciar por ello a la idea de oposición a la enfermedad.

La salud es más que una noción médica: es un concepto predominantemente social porque se vincula con las costumbres, tradiciones, actitudes y juicios de valor de los diversos grupos de una sociedad, y porque involucra la participación de todos los agentes de la comunidad. En el plano individual, requiere la educación de higiene que deben tener las personas; en el plano colectivo, requiere la participación del poder público en la satisfacción de las necesidades sociales.

Fuente: Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública. (2016, 19 de junio).

La idea de lo que se entiende por salud depende de la interacción de múltiples factores sociales, políticos, económicos, culturales y científicos. Briceño-León (citado por Alcántara, 2008), apunta: “la salud es una síntesis; es la síntesis de una multiplicidad de procesos, de lo que acontece con la biología del cuerpo, con el ambiente que nos rodea, con las relaciones sociales, con la política y la economía internacional”.

Todos los procesos anteriores no están aislados ni son independientes, sino que se imbrican unos con otros, por lo que la salud depende, en último término, de la capacidad de controlar la interacción entre el medio físico, el espiritual, el biológico y, el económico y social.

Fuente: Alcántara, G. (2008).

Tradicionalmente, el concepto de salud ha ido unido al de enfermedad, al que se le ha dado más importancia. A medida que uno cambia, cambia el otro. La Psicología, la Ecología, las Ciencias de la conducta y las necesidades de la propia sociedad, han ido conformando una nueva visión de la salud, dotándole de una naturaleza propia y con unas determinadas características, sin renunciar por ello a la idea de oposición a la enfermedad.

La salud es más que una noción médica: es un concepto predominantemente social porque se vincula con las costumbres, tradiciones, actitudes y juicios de valor de los diversos grupos de una sociedad, y porque involucra la participación de todos los agentes de la comunidad. En el plano individual, requiere la educación de higiene que deben tener las personas; en el plano colectivo, requiere la participación del poder público en la satisfacción de las necesidades sociales.

Fuente: Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública. (2016, 19 de junio).

La idea de lo que se entiende por salud depende de la interacción de múltiples factores sociales, políticos, económicos, culturales y científicos. Briceño-León (citado por Alcántara, 2008), apunta: “la salud es una síntesis; es la síntesis de una multiplicidad de procesos, de lo que acontece con la biología del cuerpo, con el ambiente que nos rodea, con las relaciones sociales, con la política y la economía internacional”.

Todos los procesos anteriores no están aislados ni son independientes, sino que se imbrican unos con otros, por lo que la salud depende, en último término, de la capacidad de controlar la interacción entre el medio físico, el espiritual, el biológico y, el económico y social.

Fuente: Alcántara, G. (2008).

La salud como proceso psicológico

La salud debe definirse de manera holística y progresista que la considera no sólo como un fenómeno meramente somático y psicológico, sino también social. La salud se considera así como un fenómeno complejo que debe ser abordado a través de la interdisciplinariedad, pues para poder comprenderla en su multidimensionalidad es necesario que concurran diversas disciplinas que interactúen y se integren entre sí.

Fuente: Alcántara, G. (2008).

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Factores psicológicos

Al tratar el proceso de salud en sus factores psicológicos nos referimos al estudio de la identificación, adquisición, mantenimiento y desarrollo de los comportamientos de los cuales es función la condición saludable. Lo que se plantea es que en el proceso de salud, el comportamiento saludable se aprende y tiene que ejercerse y practicarse cotidianamente como un ejercicio sobre actos concretos y, que tiene en contraparte con la enfermedad diferentes momentos y manifestaciones.

Factores biopsicosociales

En cuanto a los factores biopsicosociales, se parte del hecho de que el ser humano se desenvuelve en un ambiente en el que existen (aparte de los ya muy sabidos agentes nocivos) muy diversos factores favorables que van determinando las condiciones de salud, sin embargo solo en determinadas condiciones se determinan o se desarrollan como una práctica específica de salud.

Salud como proceso

La salud como proceso no es un estado permanente, no es una escena congelada en el tiempo, es un proceso de adquisición sujeto a las estrategias de aprendizaje, es decir: hacer algo una vez aunque sea un comportamiento que parece saludable no se traduce en salud instantánea, no es salud de generación espontánea.

  • Primero, se requiere de la identificación del o los factores y estados saludables cotidianos, es decir adoptar la estrategia como un hábito de identificar los comportamientos favorables, acertados, constructivos, saludables, emocionalmente estables, etc.
  • Segundo, definirlos como objetivos o metas: inmediatas, mediatas o a largo plazo. Que nos den una garantía de efectividad. Una vez identificados los comportamientos de tipo saludable hay que definirlos como aciertos. Esto permitirá plantear el o los objetivos para lo cual se establecen las estrategias definidas para dichos comportamientos en diferentes áreas como metas que se deben alcanzar.
  • Tercero, referirse a los comportamientos saludables definidos como comportamientos específicos sobre qué sí hacer. Atención específica y fortalecimiento sobre ellos, y repetirlos de manera sistemática.

Fuente: Cortés, E., Ramírez, M., Olvera, J. & Arriaga, Y. (2009).