Universidad Veracruzana

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“Al financiar, China se puede dar el lujo de esperar 20 años”: Ignacio Villagrán

  • El investigador aclaró por qué la potencia asiática es la alternativa más próxima para desarrollar proyectos de gran escala en América Latina y opinó sobre la supuesta represión a los uigures y tibetanos
  • Actualmente es director del Centro de Estudios Argentina-China de la Universidad de Buenos Aires y es un estudioso de la historia del periodo imperial temprano en China y de la creciente presencia de la RPCh en América Latina
Dr. Ignacio Villagrán, director del Centro de Estudios Argentina-China de la Universidad de Buenos Aires.

 

Texto: Irma Villa Ortiz

 

“La presencia de China en América Latina (AL) es cada vez más visible, no porque las empresas chinas tengan un acceso privilegiado a los mercados nacionales, sino porque no hay otros países tan dispuestos a financiar inversiones en grandes proyectos, especialmente los de infraestructura, ya que estos implican riesgos financieros significativos. Las entidades financieras de China pueden operar con plazos de recuperación de la inversión mucho más flexibles que los de la mayoría de las entidades financieras. Para China, es viable recuperar los montos en 20 o hasta 30 años, por ejemplo, ya que prioriza las relaciones asociadas a ese financiamiento”, afirmó Ignacio Villagrán, director del Centro de Estudios Argentina-China de la Universidad de Buenos Aires, quien dedica su tiempo a investigar la historia de lo que se conoce como el periodo imperial temprano de China y la creciente presencia de lo que hoy es la República Popular China (RPCh).

En su visita al Centro de Estudios China Veracruz (Cechiver) de la Universidad Veracruzana, en junio pasado, Villagrán habló sobre su interés por el país que actualmente tiene aproximadamente mil 480 millones de habitantes, su historia y algunos temas contemporáneos, entre estos el de La Franja y la Ruta; la presencia de sus empresas en América Latina (AL); la supuesta represión al pueblo uigur, entre otros.

Antes, y para que el lector conozca al entrevistado, habló sobre su trayectoria y el interés por la historia antigua de China.

«Soy licenciado en Ciencia Política, por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires; estudié una maestría en El Colegio de México (Colmex), en el Centro de Estudios de Asia y África, y aquí cambió mi foco de atención, que estaba orientado hacia las relaciones internacionales, cuando, en el primer cuatrimestre en el Colmex, me entusiasmé con la historia de China, con la historia del periodo imperial temprano, tema con el que obtuve el grado. Después realicé un doctorado en la Universidad de Michigan, Estados Unidos (EU), ahí seguí con el estudio de la historia de China, y tuve la oportunidad de vivir un año en Beijing, junto con mi familia entre 2010 y 2011. Al regresar a la Argentina tras completar el doctorado, en 2015, noté que existía una demanda muy grande por saber qué estaba pasando con China, qué estaba haciendo ahora”.

Fascinación por China

La fascinación por la capacidad de controlar, gobernar y administrar un territorio tan extenso, con una población tan amplia en un periodo tan temprano, llevó a Ignacio Villagrán a interesarse en el periodo imperial temprano de este país.

Para el primer siglo de nuestra era, en China ya había aproximadamente 60 millones de personas, de una gran diversidad étnica y religiosa. “Eso me fascinó, las capacidades y los discursos que permitían llevar adelante el gobierno de este espacio”.

“Ahora estoy bifurcado con temas sobre la situación actual de China en América Latina, sobre todo en lo relacionado con inversiones, con proyectos de infraestructura y con los gobiernos. Y otro proyecto bastante contemporáneo, que tiene que ver con las cuestiones que hacen a la promoción de los estudios de China en las universidades, en Argentina en particular y en otros lados de América Latina, y también continúo con mi proyecto de investigación que comprende los discursos políticos y las prácticas administrativas en el imperio temprano que, digamos, es la parte más histórica.

Es decir, si me hubiese establecido en los Estados Unidos, donde uno ya queda especializado en un tema y casi casi que no sale de él, para bien o para mal, digamos que las demandas del sistema en Argentina, y en América Latina en general, llevan a que uno haga un poco de distintas cosas, hace que participe de espacios y de foros que tienen que ver con tomas de posiciones políticas, con articulación de sectores de gobierno, con consultorías con empresas, termina siendo más diverso el tipo de trabajo que uno hace, más de lo académico estrictamente.”

Una transición bien pensada

“Desde una perspectiva histórica, y pensando en las transiciones del siglo XX y el XXI, China tuvo una historia bastante convulsionada.

En 1949, que es cuando se funda la República Popular China (RPCh), marca un hito al consolidar esa idea de lograr un espacio territorial gobernado por un solo centro político, con algunas variantes de centralización, el Partido Comunista de China (PCCh).

La capacidad del PCCh para llevar adelante el proceso de transformación no dejó dudas, aun en algunos momentos de mayor tensión o conflicto interno –como puede ser a mediados de los cincuenta o mediados de los sesenta–, hay una continuidad.

Contra un discurso o contra el planteo de que las visiones de Mao y Deng son irreconciliables, hubo una transición bien pensada y coordinada a comienzos de los setenta del siglo pasado, lo que permitió garantizar la continuidad de la conducción del Partido Comunista. Las posibilidades de desarrollo que después heredó y, de alguna manera, potenció el liderazgo de Deng Xiaoping.”

Mao, el gran articulador de la liberación nacional China

“La figura de Mao es obviamente una figura histórica muy compleja que tiene distintos momentos. Es uno de los miembros fundadores del Partido Comunista Chino en 1921; pasará a ser secretario general a partir del 35 con la Larga Marcha, en medio de una épica, digamos, de un repliegue militar y político que tienen que hacer cuando los empiezan a cercar las fuerzas del Kuomintang; se establecen en el norte, hacen la resistencia contra Japón, que al terminar la guerra (Segunda Guerra Mundial), inmediatamente comienza la Guerra Civil y finaliza la Guerra de Liberación Nacional, donde la figura política central es Mao, pero ahí hay otras figuras militares como Zhu De y Lin Biao, era un liderazgo colegiado con una figura muy carismática y emblemática.

Luego hay un proceso de reconstrucción, es muy fuerte, sobre todo en la primera mitad de los cincuenta, se dan los grandes errores económicos y políticos que se le atribuyen a Mao que son El Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural, que comprenden gran parte de los sesenta; ese momento, digamos, de tensión política, en China se ve como un momento en el que Mao se dejó influir por gente que no debía, pierde el contacto con las masas, pierde la disciplina partidaria, hay una crítica de ese periodo de Mao, sí, sin embargo, cuando se hace de alguna manera el juicio histórico, que se llama la Resolución del Comité Central del PCCh sobre algunos eventos del partido que es un documento que se publicó por primera vez en 1981, queda como que hay un setenta por ciento bueno y un treinta malo, de lo que fue la figura de Mao para el partido, entonces, evidentemente fue el gran articulador de la liberación nacional china, la fundación de la República Popular, un líder dedicado, con algunos desaciertos, que tiene que ver con una postura más personalista.”

Generaciones de líderes

“Algunas de las políticas que se dan durante el periodo de Mao sirvieron a la posibilidad de que China tuviese centros productivos que no se concentran solo en las franjas costeras, por ejemplo, el proyecto de las comunas. Con este se da a las localidades, a áreas que antes habían sido meramente rurales, la posibilidad de industrializar su producción; eso también tiene un impacto muy grande, después, con la política de Deng, esa producción industrializada se empezará a comercializar tanto a nivel nacional, regional y luego internacional, que es un modelo que se da con gran apoyo de los gobiernos provinciales.

En ese sentido, creo que es importante pensar la estructura que tiene la historiografía de China, como que son generaciones de líderes: la primera es la de Mao; la segunda es la de Deng; la tercera va a ser la de Jiang Zemin; la cuarta la de Hu Jintao y Wen Jiabao; y, la quinta es la actual, la de Xi Jinping, y están hablando de la 5.5 o si ya pasan a la 6, que eso va a ser uno de los sucesos que se esperan para el año próximo.”

La Franja y la Ruta

“Se habla de la Franja cuando se refiere a lo terrestre; y de la Ruta, a lo marítimo. Antes también la llamaban un Cinturón y una Ruta, le fueron cambiando el nombre, ya como la Franja y la Ruta surgió en 2013, con la idea de invertir en proyectos de conectividad que permitieran, por un lado, que la producción china llegara a los mercados de Europa por vía terrestre, de forma rápida; y, por otro, conectar a través de puertos en Asia, el sudeste asiático, el sur de Asia y luego pasando por el Golfo Pérsico, llegando por el Mediterráneo a través de la ruta marítima; también la idea era decir: ‘invertimos en infraestructura, hacemos que nuestros productos lleguen de manera más rápida y económica a los mercados del mundo’. Había elementos de geopolítica que mostraban cómo se podía conectar un área geográfica, sobre todo la de los países de Asia Central, en la que China comenzaba a tener grandes inversiones para garantizar el suministro de hidrocarburos, el gas y petróleo para su matriz energética; había también un componente de paz, buscaba pacificar. Pensemos que desde 2001 había una presencia estadounidense en Afganistán muy fuerte, había que generar esos acuerdos con otros actores, geopolíticamente en el área de Asia Central, y por otro lado promover esta idea de China como una potencia responsable, que puede contribuir al desarrollo de otras naciones, que da lugar al diálogo y a la negociación, que no impone su voluntad o sus intereses.”

China, un socio deseable  

La línea oficial de China es plantear la idea del beneficio mutuo en las interacciones, obviamente no quiere decir un beneficio en iguales cantidades.

Entre China y Argentina “la relación deficitaria comercial marca que el beneficio no es igual; entonces, China dice: ¡Te lo compenso con financiamiento! Es en esta relación bilateral en la que los estados sienten que China es un socio deseable, en algún sentido, que las distintas instancias de tomas de decisión en el sector público, en sus distintos niveles (nacional, estatal o municipal) cuando llevan adelante proyectos que involucran a empresas o a fondos del Estado chino, pueden completar parte de su agenda de desarrollo, eso sería básicamente la línea de corte que se observa.”

China tiene un pasado de relaciones pacíficas

Ignacio Villagrán mencionó que China recurre a la historia para decir que tiene un pasado de relaciones pacíficas, productivas, beneficiosas con otros pueblos.

Recordó que en la China de Han, a fines del siglo II a.C., el emperador Wu de Han envió a Zhang Qian como emisario a forjar alianza con los estados del oeste. Tras algunos años, Zhang Qian logra establecer contacto y relaciones diplomáticas con las poblaciones en el Asia Central, lo que favorecería el comercio transasiático en lo que luego se llamaría la Ruta de la Seda.

Otro antecedente más tardío se conoció como el Galeón de Manila, que tiene que ver con el periodo de la mundialización ibérica, ya en el siglo XVI de nuestra era, una conectividad que empieza a atravesar a nuestra América, en México a los puertos de Acapulco y Veracruz que serán centrales en esa conectividad global, los productos venían de China a través de Manila.

China puede financiar proyectos a largo plazo en AL

El entrevistado, antes de responder si China, con su poderío económico, podría contribuir a un reordenamiento mundial más equitativo, mencionó que él es de los que no cree que la transición hegemónica está pronta a realizarse, porque los EU siguen siendo la gran potencia mundial.

“Si uno piensa que los Estados Unidos es una potencia en declive o, en el peor de los casos está estática y en el mejor incrementando sus capacidades a una velocidad menor que la de China, pero tiene una ventaja relativa muy significativa: la economía norteamericana sigue siendo en términos de valor dólar, casi un tercio mayor que la de China; en paridad de poder de compra, quizá es un poco más problemático”.

Lo que sí reconoció, es que China desea mostrar su capacidad en la realización de proyectos de gran infraestructura en diversos países, principalmente en América Latina.

Citó un ejemplo: “El proyecto del parque de energía solar Cauchari en Argentina, ubicado en la provincia de Jujuy, cerca de los Andes (noroeste de Argentina), que es el parque solar de América Latina, ha sido financiado por bancos chinos: Este proyecto ha tenido un gran impacto, por un lado, en la generación de energía limpia, que es otro eje que China está llevando como parte de su política exterior (también interior). Si bien se alzaron críticas porque hay escasa transferencia tecnológica para las empresas locales, por ejemplo, han generado unos esquemas que son muy interesantes tanto en el plazo de financiamiento, el tipo de tecnología que se incorpora y las regalías que le quedan a la comunidad local.”

Dr. Ignacio Villagrán en el evento  la Facultad de Administración de la Universidad Veracruzana (UV), región Veracruz.

 

Las empresas chinas no tienen acceso privilegiado

“La presencia de China en América Latina es cada vez más visible, no porque las empresas chinas tengan un acceso privilegiado a los mercados nacionales, sino porque no hay otros países tan dispuestos a financiar inversiones en grandes proyectos, especialmente los de infraestructura, ya que estos implican riesgos financieros significativos. Las entidades financieras de China pueden operar con plazos de recuperación de la inversión mucho más flexibles que los de la mayoría de las entidades financieras. Para China, es viable recuperar los montos en 20 o 30 años, por ejemplo, ya que prioriza las relaciones asociadas a ese financiamiento. Esto constituye una diferencia fundamental. China opera bajo la certeza, la casi certeza, de que el sistema político chino se va a mantener por los próximos años, hoy en día no hay visos de que vaya a haber algún tipo de cambio, ya que su gobierno se muestra muy sólido.

Entonces, ante la falta de opciones en América Latina para financiar grandes proyectos, porque tampoco hay tantas instituciones financieras internacionales que apoyen el desarrollo en la región, y ante la idea de que es necesario recomponer la matriz energética y pasar a energías limpias, promover la integración a través de redes transnacionales de transporte de mercancías ya sean fluviales o terrestres a partir de sistemas de ferrovías, la necesidad de adecuar los puertos al tipo de navíos y las cantidades de cargas que se ven hoy en día, ahí está China, ese tipo de discusiones son las que se analizan.”

La autonomía de la región uigur

“China tiene 55 minorías étnicas, los uigures son un grupo minoritario que está establecido en la región de Xinjiang, y está reconocida su autonomía por parte del gobierno, lo que no se va a permitir es el secesionismo. Aquí se ve cómo opera la política internacional real, la geopolítica. Los uigures no fueron un problema para China hasta, más o menos, 2015; ahí empieza, es otro problema geopolítico, junto con el del Tíbet.

¿Qué pasa? Son dos grandes espacios territoriales que tienen poblaciones con una identidad muy fuerte que, durante más de 50 años, no habían tenido el problema de ser uigures y ser parte de la República Popular China.”

Los intereses de otras potencias y los proyectos secesionistas

Ignacio Villagrán habló de la existencia de proyectos secesionistas que están de alguna manera avalados, promovidos, financiados -algunos casos- por otras potencias que tienen otros intereses, como es el caso de la presencia de EU en Afganistán.

“Tiene intereses reales en esa región y de hecho ha habido portavoces del Pentágono admitiendo que una de sus formas de desestabilizar a China es afectar sus áreas de frontera”.

Recordó que, durante su estancia en la Universidad de Michigan, tuvo una discusión con sus colegas estadounidenses: “Planteaban que China tenía que renunciar al Tíbet. Les dije que ellos sabían desde cuándo se articuló este Tíbet, como parte del último imperio de lo que hoy es China, que era la dinastía Qing, que fue una dinastía manchú, que lo incorporó en el siglo XVIII.  Les planteé: ¿qué hacemos con California, Texas, Nuevo México, Arizona, a quién corresponden?

El problema no es el islam

Para finalizar la entrevista, Villagrán mencionó: “se sabe que la territorialidad de los Estados-nación es problemática porque siempre es resultado de disputas, de luchas de poder y demás. Volviendo a la contemporaneidad, sí es muy probable que en China haya medidas de control respecto de la población uigur, sobre todo en las áreas que podrían ser secesionistas, terroristas, es muy difícil saber qué pasa en esta región, lo que sí es que el problema no es el islam, porque existe desde el siglo VIII de nuestra era.”

Los titulares del Cechiver y la Editorial UV entregaron un reconocimiento al ponente en Xalapa Ver.

 

 

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