Edgar Aguilar
Como parte de la serie de presentaciones del número reciente de la revista La Ciencia y el Hombre, esta vez tocó el turno al Centro de Investigaciones Tropicales (CITRO) de la Universidad Veracruzana albergar a un nutrido grupo de investigadores y divulgadores de la ciencia, así como público en general, para comentar y discutir los contenidos que en esta ocasión fueron preparados por la publicación universitaria, con el tema Diversidad biocultural.
Aída Pozos, editora responsable de la revista; Leticia M. Cano, investigadora del CITRO; y Lázaro Sánchez Velásquez, investigador del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada de esta casa de estudios, fueron los encargados de llevar a cabo la presentación y brindar sus aportaciones sobre un tema en el que las prácticas tradicionales utilizadas en diversas culturas son abordadas como parte de un discurso de reconocimiento y de valoración de las costumbres de nuestro México de ayer.
Para abrir la mesa, Aída pozos, quien fungió como moderadora, señaló que La Ciencia y el Hombre es “una revista de más de 32 años, que poco a poco se ha convertido en un vehículo de comunicación del trabajo de todos los universitarios, tanto académicos e investigadores como estudiantes, y de otras instituciones también hermanas. Entonces nosotros estamos buscando comunicar la ciencia.”
Posteriormente agradeció la presencia de Leticia Cano, “quien los últimos años ha dedicado sus esfuerzos por descubrir y revalorar no sólo nuestra flora y otros recursos bióticos, sino del saber que los pueblos autóctonos de México poseían sobre éstos, entre ellos el totonaco”, así como de Lázaro Sánchez Velásquez, “investigador involucrado en una serie de proyectos exitosos que van desde estudios demográficos de plantas, hasta la generación de bases científicas para la restauración de bosques y el establecimiento de plantaciones experimentales.”
Así, Leticia Cano destacó algunos de los contenidos de la revista en donde se mencionan principalmente las plantas como un recurso biocultural, “que son parte de nuestro patrimonio de los mexicanos, lo cual es muy importante”. Además, resaltó que “este número es increíblemente bello, muy atractivo, pero además los contenidos están perfectamente enlazados con la temática; esto los hace más interesantes, más motivantes para el lector; sobre todo las ilustraciones tan bellas que están manejando.”
La investigadora del CITRO habló, al referirse a las más de 200 especies de plantas empleadas como condimentos en México, que “es precisamente ese conocimiento cultural que nuestras sociedades antiguas y actuales indígenas han ido acumulando y experimentando lo que nos hace sabios para utilizar nuestras plantas.”
Con relación al artículo “Raíces en tu bebida: la zarzaparrilla”: Leticia Cano enfatizó que “La zarzaparrilla es una planta que todos escuchamos, porque además la bebida la tenemos a la mano; sabemos que la hacen en la zona de Teocelo, pero muchos no sabemos de dónde se obtiene la planta, cómo es, qué parte de la planta se utiliza.” Asimismo, reconoció lo importante que ha sido la zarzaparrilla a lo largo de los siglos, pues es una planta nativa que se ha utilizado desde la época prehispánica, y que fue tan importante a la llegada de los españoles, “que se llevaba a Europa en toneladas”.
Las bondades nutricionales del zapote mamey o del chile San Pableño, plantas que sirven como tratamiento a distintas enfermedades y que se les atribuyen cualidades curativas contra picaduras de insectos o serpientes, así como el uso de las lianas para el oficio de cestería como actividad comercial local, fueron algunos de los temas que abordó la investigadora, y que integran algunos de los artículos de La Ciencia y el Hombre.
También mencionó que estos artículos son “una llamada de atención para dar importancia y consumir estos productos; ésa es la intención también de estos trabajos: consumamos los productos locales pues nos ayudan y que pueden ayudar a la economía de una región. Y recalcó que “parte de la formación de nuestros estudiantes de posgrado es que desarrollen habilidades para divulgar lo que hacen, divulgar los resultados de sus trabajos.”
Por su parte, Lázaro Sánchez Velásquez habló sobre los insectos descortezadores (pequeños escarabajos que colonizan el interior de la corteza de las coníferas), “los cuales son componentes naturales importantes de los ecosistemas forestales, siendo de gran importancia económica y ecológica para los bosque de altura”.
Por otra parte, el investigador advirtió la importancia de comer carne blanca pues se tiene menos riesgo de desarrollar patologías derivadas del consumo de carnes rojas, al comentar el artículo “El guajolote: carne ancestral olvidada”. En este sentido: “El consumo de pavo es recomendable debido al aporte de proteínas y a su bajo aporte de grasas.” Además, puntualizó: “es considerado de un alto valor biológico.”
Al finalizar la presentación, los asistentes pudieron disfrutar de una exquisita zarzaparrilla de Teocelo y unos ricos helados de mamey, como una forma de llevar a la práctica la diversidad biocultural que tanto nos caracteriza a los mexicanos, y veracruzanos en particular.
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