11/12/2024, Xalapa, Ver., El convenio entre el Centro de Investigaciones Tropicales y la Universidad del Cauca, Colombia, se traduce en oportunidades para la formación académica y la experiencia de internacionalización de sus estudiantes. Así es como Yordy Polindara llega a México para realizar una pasantía doctoral en la Universidad Veracruzana y fortalecer, con ello, el componente fitoquímico de su investigación en torno a los compuestos de plantas medicinales de su región de origen.
El estudiante del Doctorado en Etnobiología y Estudios Bioculturales de la Universidad del Cauca, Colombia, Biól. Yordy Werley Polindara Moncayo, realiza una estancia doctoral en el proyecto Flora Medicinal de Veracruz del Centro de Investigaciones Tropicales (CITRO), por un período de tres meses que inició el 1° de octubre de 2024. Como responsable del proyecto y siendo miembro de su comité tutorial del doctorado, la Dra. Leticia M. Cano Asseleih planteó un programa de actividades académicas que diera alcance a los objetivos del proyecto de investigación doctoral, titulado “Complejos herbolarios de los especialistas de la medicina tradicional en el suroriente de El Tambo, Cauca, Colombia”. Considerando así participar tanto en actividades de vinculación, como fue el 2do Encuentro de la Medicina Tradicional en Papantla, Veracruz, como de investigación experimental, para comprobar la seguridad y eficacia en relación al uso tradicional de las plantas medicinales en estudio, en colaboración con investigadores de la Universidad Veracruzana y de otras instituciones.
Yordy Werley Polindara Moncayo es originario de Popayán, del Departamento del Cauca, Colombia. Formado académicamente en la Universidad del Cauca, estudió biología y de ahí continuó con el Doctorado en Etnobiología y Estudios Bioculturales en la misma casa de estudios. Su línea de investigación se ha forjado alrededor de las plantas medicinales de uso tradicional en la región de El Tambo, de la que él es originario. Se trata de una región con raíces indígenas y afrodescendientes que vivió fuertes procesos de colonización, a los que la lengua polindara no sobrevivió, pero, donde se mantienen relictos culturales y la construcción de una cultura campesina mestiza fuerte, por ejemplo, con el resguardo indígena polindara en el municipio vecino de Totoró. En ese contexto, Yordy creció inmerso en lo que más tarde sería su tema de trabajo: las plantas medicinales, bajo la tutela y enseñanza de su abuela, Teodulia Córdoba Mora de Moncayo, de 85 años, quien es médica tradicional en la zona rural llamada 4 Veredas. La experiencia como ayudante de su abuela, desde los seis años de edad, forjó su interés, pues, a partir de su propia historia de vida, descubrió en la universidad algo que le resonó: la etnobotánica. Así es como, con el respaldo de su abuela, se abrió paso en la investigación de las plantas medicinales para realizar su tesis de licenciatura en relación a las Plantas de la medicina tradicional en El Tambo, Cauca, bajo la tutoría de la Dra. Olga Lucía Sanabria Diago, quien lo acompaña hasta el día de hoy como asesora principal de su tesis doctoral. De modo que, para Yordy, la experiencia de investigación no representó la llegada y presentación de su proyecto ante la comunidad, sino un reconocimiento de aquel niño que ha venido acompañando a una reconocida médica tradicional de aquella región. Gracias al apoyo de la Sra. Teodulia, se abrieron las puertas de la Junta de Acción Comunal y de los sabedores locales de la medicina tradicional, con quienes ha venido construyendo un proyecto de vida y un proyecto de investigación alrededor del campo de la etnobotánica con enfoque biocultural. Y gracias a la Universidad del Cauca, Yordy encontró la manera de materializar su interés en un quehacer académico interdisciplinario.
Con su proyecto de investigación doctoral, titulado “Complejos herbolarios de los especialistas de la medicina tradicional en el suroriente de El Tambo, Cauca, Colombia”, se busca comprender cómo se configuran las mezclas herbolarias a partir de los conocimientos especializados de la medicina tradicional, desde las dimensiones biocultural y etnobotánica. “Se suele reportar el uso de una planta, pero en la realidad ellos usan dos, tres, cuatro o cinco plantas, dependiendo de la enfermedad a atender” señala Polindara. En esta investigación se colabora con un grupo de cinco sabedores locales de las 4 Veredas (Ciprés Pueblo Nuevo, Mosquera, Cabuyal y Quilcacé; de la parte suroriente del municipio de El Tambo, en el Departamento de El Cauca), conformado por dos parteras, un sobandero, una hierbatera y una médica tradicional; para aproximarse desde los conocimientos asociados al uso y diversidad de las plantas medicinales que usa cada uno de ellos. Yordy se posiciona en esta colaboración reiterando “como yo lo planteo, ellos siempre tienen que ser el personaje principal, pues ellos son más importantes porque yo solo soy como la voz que ellos necesitan para que el mundo y la misma comunidad reconozca su importancia, cuidarlos y fortalecerlos”.
Su actual pasantía en México constituye la tercera ocasión que visita este país, en el marco del convenio de colaboración entre el CITRO-UV y la Universidad del Cauca. Para esta estancia de investigación, Yordy recibió también el apoyo de la Beca Alianza del Pacífico, posibilitando una estadía de tres meses. La primera parte de la estancia, de cinco semanas, tuvo lugar en el Instituto de Química de la UNAM con el Dr. Ricardo Reyes Chilpa, para realizar los análisis de cromatografía de gases, cromatografía en capa fina, HPLC acoplado a masas y, un skinning de actividad antioxidante; con el objeto de caracterizar cualitativamente los compuestos de cada una de las plantas y de las dos mezclas herbolarias de uso tradicional, en la búsqueda de posibles procesos sinérgicos. La segunda parte, está siendo realizada en el Centro de Investigaciones Tropicales de la UV con la Dra. Leticia Cano Asseleih, durante siete semanas, para la realización del análisis de las actividades biológicas de esas mezclas tradicionales y de las plantas que las configuran, en lo que corresponde a la actividad antioxidante, antibacteriana y de toxicidad; por lo cual se está trabajando de la mano con la Dra. Vianey del Rocío Torres Pelayo y la Dra. Beatriz Palmeros Sánchez del Laboratorio de Toxicología Ambiental de la Facultad de Biología de la UV, y del Dr. Oscar Antonio Sánchez Aguirre. Las pruebas de toxicidad revelarán si la planta tiene alguna toxina que pueda afectar al cuerpo humano, ya que en este caso son plantas de uso para aplicación externa; la presencia de actividad antioxidante que se vincula positivamente con los procesos metabólicos y; las pruebas de actividad antibacteriana, que van a permitir identificar qué componente de esas plantas presenta qué actividad; para finalmente, relacionarlo todo con el uso tradicional reportado. Para esta labor, Yordy viajó a México con dos mezclas herbolarias elaboradas tradicionalmente en Colombia, que son extractos etanólicos y acuosos formulados a partir de siete especies: Piper auritum, Corchorus orinocensis, Ludwigia octovalvis, Nicotiana tabacum, Lycoseris colombiana, Eclipta prostrata y Sida linifolia.
La evidencia que trabajos como este aportan desde la ciencia, contribuye a comprender los alcances de estos sistemas tradicionales de salud, tanto en términos de la cura de enfermedades, como de sus implicaciones en términos de conservación, culturales y educativos. En el caso del sistema de medicina tradicional de El Tambo, los mandatos locales han regulado históricamente el manejo de los recursos naturales en toda la región, además de que 80% de las plantas de uso medicinal corresponden a una distribución del ecosistema de Bosque seco tropical, lo cual revela que se trata de conocimientos especializados sobre la diversidad propia y muestra, incluso, un proceso de resistencia y conservación. El trabajo de Yordy ha explorado cuál es la categorización local del estado de conservación de las especies medicinales y las prácticas tradicionales que han contribuido con ello, con base en el conocimiento y en el espectro de manejo de las especies medicinales (toleradas, sembradas o silvestres), dado que en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) aún no existen reportes del estado de conservación para todas ellas. Y si bien es importante visibilizar la posibilidad de manejos insostenibles, existen riesgos para las especies de gran escala que rebasan el nivel local, como el cambio climático, las dinámicas sociales, la presión de los sistemas de salud externos, la presión del sistema educativo externo, los sistemas económicos y la deforestación, en este caso, que se ejerce sobre el bosque seco tropical que es uno de los más amenazados y menos conocidos de Colombia. Ante todo ello, expresa Polindara, existe una red de prácticas de manejo, conocimientos y valores que están cuidando al territorio y a esos sistemas de conocimiento tradicional, que se han venido transformando con o sin academia, y que han pervivido en el tiempo; por lo cual resulta central seguir generando procesos de cuidado de los ecosistemas y de los espacios de vida donde están las plantas medicinales.
Se destaca en esta labor un tema central, la ética, entendida desde los componentes de conservación de las especies, los ecosistemas, los conocimientos locales y los derechos de los pueblos. Para Polidara hay tres instancias que regulan el proceder ético, la primera es “el diálogo con las personas, porque es ahí donde se generan vínculos de confianza. Hay cosas que no se graban, hay cosas que tampoco se escriben, y por lo tanto eso no aparece en ningún documento, porque son cosas muy de ellos”; la segunda, el Comité de Ética de la Universidad del Cauca y el Consentimiento previo informado y; el tercero, el Código de Ética de la Sociedad Latinoamericana de Etnobiología.
Después de ocho años de estudio que ha realizado en torno a la etnobotánica de su región, Polindara ha proyectado los aportes de su trabajo hacia contribuir al fortalecimiento local de la cosmovisión, las prácticas, el ejercicio político, el ejercicio académico, así como el sistema educativo desde y con elementos propios de la cultura y de la biodiversidad en donde se dan esos procesos de aprendizaje. Señala que su “gran reto es que esos sistemas de la medicina tradicional se posicionen en los sistemas educativos, económicos y de salud del municipio de El Tambo”, en coherencia con sus prácticas, con un ambiente sano y con la diversidad biocultural. Abonar a una visión de la salud más holística, apegada a la forma de entender el cuerpo y las enfermedades desde la cultura tradicional, que comprenda el efecto de las plantas medicinales sobre los aparatos y sistemas del cuerpo, que reconozca las enfermedades de origen cultural y aquellas de origen físico, que asuma la personalización de los tratamientos y en que exista disposición al diálogo entre el sistema municipal de salud y la medicina tradicional.
Además de ser un trabajo interdisciplinario entre la biología, la etnobotánica, la fitoquímica y la ecología, se trata de una investigación colaborativa en que participan los sabedores expertos de la medicina tradicional, con el respaldo de las cuatro Juntas de Acción Comunal y del Consejo Comunitario de El Samán, en una construcción dialógica con el Grupo de Etnobotánicos Latinoamericanos (GELA), el Semillero de Investigación en Etnobiología y el Doctorado en Etnobiología y Estudios Bioculturales de la Universidad del Cauca y, ahora también, robustecido ahora en México gracias a la colaboración con la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Veracruzana. Esa red de apoyo, desde el núcleo familiar hasta la experiencia internacional, ha nutrido este proyecto de vida.
A pesar de que México y Colombia son países geopolíticamente bien diferenciados, comenta Polindara, existen usos de plantas en común, como el tabaco o la hierba santa, y relaciones históricas de uso tradicional establecidas en los códices de México, como el Códice de la Cruz Badiano, y que siempre han sido usadas para el caso de Colombia. “Estudiar las plantas medicinales me ha permitido saber que somos países en donde hay y sigue habiendo unas interacciones culturales, que no han sido todas documentadas, pero que requieren de un análisis y es ahí a donde apunta la tesis dosctoral, con el apoyo de la UV y del CITRO, con la Dra. Leticia Cano que está trabajando la Flora Medicinal Veracruzana a partir de esos múltiples sistemas de la medicina tradicional de distintos pueblos, como los totonacos de Papantla”. Sobre la oportunidad de su pasantía en México, Yordy explica que “estar en otro país siempre te va a abrir la visión del mundo, te va a permitir ampliar el panorama y explorar otros campos tanto epistémicos como culturales, que muchas veces no los vemos desde el territorio o la zona en donde estamos constantemente”.
A modo de mensajes finales, Polindara subraya que “tenemos que indagar de dónde son nuestras raíces, de dónde venimos, y ese de dónde venimos nos va a conectar en su mayoría con los sistemas de la medicina tradicional, o con las culturas de los distintos pueblos de donde nosotros seamos”. Y que “los argumentos científicos también tienen que ir de la mano de la explicación cultural”, cuidando que “estos trabajos no sean recetarios ni fórmulas, ni deben proyectarse a ser medicamentos”, sino encaminados a ser “procesos de fortalecimiento mas no de validación de esas prácticas” que muchas veces son tan complejas que no existen metodologías que logren dar alcance a todas las interacciones, pues “el medicamento no es solo la planta, es la persona que sabe, es el espacio donde se envuelve. Esas son las dimensiones bioculturales”.
Para conocer más sobre este tema, algunos otros recursos de consulta son un Artículo en Botanical Sciences y un Manual de etnobotánica para colectas en campo.