- Casa del Lago UV –CLUV- realizó la tercera edición de Sentir el Cambio, un espacio donde se invita a la reflexión en torno al cambio climático
- La Mtra. Karina Eguía y la Dra. Juliana Merçón compartieron sus saberes en torno a la corporalidad y la sustentabilidad
Xalapa, Ver. 26 de abril, 2024
Del 8 al 11 de abril, Casa del Lago llevó a cabo la tercera edición de Sentir el Cambio, un taller donde se invita a la reflexión y participación colectiva en torno a la sustentabilidad y acciones contra el cambio climático.
En esta edición las facilitadoras que participaron con la experiencia en su quehacer cotidiano y universitario fueron la Mtra. Karina Eguia Lozada, actriz, directora, tallerista y Licenciada en Teatro por la Universidad Veracruzana; académica de la Facultad de Teatro y parte del equipo creativo de Dionisiacas Colectivo Teatral y Colectivo Área 51. Asimismo, fue muy enriquecedora la contribución de la Dra. Juliana Merçón, miembro del comité ejecutivo del Programa Nacional Estratégico sobre Sistemas Socioecológicos y Sustentabilidad del CONACyT, autora en la Evaluación Global sobre “Valores Múltiples de la Naturaleza” de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) y colaboradora con colectivos comunitarios y organizaciones de la sociedad civil en proyectos transdisciplinarios y de investigación-acción participativa.
Este taller, creado para compartir experiencias de manera colectiva aunadas a la información científica se realizó con participantes activos que aportaron su sensibilidad a la vez de tener la apertura para experimentar y aprender. La herramienta principal siempre es partiendo del cuerpo al utilizarlo para exteriorizar sentimientos y pensamientos, disponerlo al movimiento individual y colectivo, conociendo y adentrándose al interior de cada participante. Esta introspección permite comprender mejor las conexiones que como seres humanos se comparten con la tierra y la naturaleza, explorar la emotividad que esto conlleva al meditar sobre el papel de cada persona para preservarla. Por otro lado, la diversidad de perfiles y disciplinas ayuda a conocer realidades distintas, lo cual genera la posibilidad de indagar en rincones de reflexión más profundos y, en ocasiones, desconocidos.
Sentir el cambio propicia un espacio donde la comunidad conoce su corporalidad, induce a tocar las fibras más sensibles que le conforman y conecta con capas de sí misma que no conocía o sobre las que no tenía conciencia. Explorar estas facetas de sí mismo permite ejercitar la receptividad hacia el exterior y la belleza de todo lo que nos rodea y que conforma nuestra tierra. A través de estas herramientas podemos apreciar mejor nuestro entorno y comenzar a generar un cambio en búsqueda de mejorarlo. El cambio comienza individualmente.
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