Universidad Veracruzana

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Texto, imagen y video de la Exposición de estudiantes de los Talleres Libres de Arte Coatepec.

Crear.

Término que no debería resultar desconocido para las actividades que se desarrollan dentro de este espacio; de ahí creatividad, concepto que señala un principio de la potencialidad humana. Pero, ¿por qué crear? O mejor aún ¿por qué crear una obra artística? El creador y lo creado son palabras alusivas a ciertos aspectos de un proceso como lo es el de crear; en los relatos mítico- religiosos del pasado que intentaban dar una explicación de la realidad, esta acción estaba ligada a entidades divinas las cuáles en un principio dieron origen a todo cuanto existe. Estas deidades eran las poseedoras de la capacidad de crear en grado sumo. Sin embargo, no quiere decir que para todas las culturas haya sido así, dentro del mundo antiguo griego, existían una serie de creencias que dictaban que el mundo siempre había existido, ni los dioses del olimpo ni los dioses primigenios habían creado nada. El cosmos tal y como se le concebía estaba allí desde siempre, de igual forma el tiempo era cíclico, no se hablaba de un principio o de un fin. Relato muy contrario sobre el creacionismo es el de la tradición judeo-cristiana donde un dios impersonal creo el mundo en seis dias para descansar al séptimo. “En un principio era el logos” frase clásica con la que empieza un fragmento de las tantas versiones y/o traducciones de dicho relato. Sentencia que detona una explicación sobre el devenir material de la divinidad, o en otras palabras, la máxima hazaña creadora de ese dios. Incluso aquí aparece el “logos”, principio ordenador del mundo y que en los individuos se manifiesta a través del discurso. Elemento que establece una fuerte distinción entre unos sujetos y otros, entre los que eran hombres y no- hombres o por lo menos algo que se le asemeja, bárbaros, individuos inferiores ontológicamente. Solo el logos era un vínculo con lo divino, la divinidad que prevalecía en la armonía propia de la naturaleza, conexión con los hombres y capacidad de estos para emularla por medio de la razón. De ahí que esos individuos se concibieran a sí mismos como los únicos con capacidad para tener política, ciencia, filosofía y arte. Este último ha sufrido diversas transformaciones a lo largo del tiempo, en general una evolución que ha abierto brechas en diversas direcciones, procurando la incierta categoría de lo artístico, un estandarte que parece dificil de llevar al hombro, actitud propia de la época de riesgo e incertidumbre en la que nos ha tocado existir donde cualquier campo del saber humano es cuestionable, donde los ideales de progreso, libertad o fraternidad, que impulsaron movimientos transformadores en el pasado han sido desplazados.

Una vez mas preguntemos ¿por qué crear una obra? Llamese pintura, dibujo, fotografía, etc. ¿quién de los aquí presentes aspira a la exaltación de una estirpe divina en la medida en que se lleva a cabo la actividad de crear? Pero si creemos que las deidades poseen cualidades o capacidades humanas extrapoladas y consecuentemente perfectas, podríamos entender que la creatividad humana posee una tendencia a crear de manera que lo creado albergue un grado de perfección. No entendamos esa perfección como un eje uniforme que impera sobre todos los individuos, antes bien se puede hablar de una perfección interna, definida, conciente o inconcientemente por parte de cada individuo. Empero, si dicha perfección a alcanzar fuese perceptible y/o comunicable en toda la extensión de la palabra las fronteras entre los creadores y los hombres que pertenecemos al resto se tornarían aún más dificiles de franquear. ¿Con vías a qué se realizan un quehacer artístico en estos talleres sino existe inclinación a esa supuesta perfección engendrada en la obra? ¿Qué impulsa el desarrollo de habilidades cuyo desenvolvimiento se consuma en la obtención de un producto? El arte puede revelar lo más íntimo de los individuos, así como puede tener entre sus ambiciones el ayudar a la formación integral de los mismos (recordemos la visión de estos talleres), otorgar perspectivas particulares del mundo e incluso lúdicamente llegar a construir sobre él. Cuestión muy interesantte es que en el interior de una preparacion dentro de estas ramas se puede vislumbrar la posibilidad de que cada individuo logre un ejercicio o desarrollo de algo como una virtud de las capacidades artísticas que pueden encontrarse latentes en cada hombre. Virtud traducida en el plano de lo técnico así como de lo cognitivo, lo sensorial, lo emocional, etc. Y la creatividad como manifestación de dicha virtud busca el equilibrio justo entre lo formal y aquella subjetividad que dota de sentido, que es capaz de definir lo creado de manera armoniosa, o dicho en otras palabras, la creatividad es una traducción de las potencias de los individuos a un nuevo logos artístico. Osada premisa la que su servidor acaba de ofrecerles, y peligrosa en la medida en que sería razón suficiente para promover una carnicería por parte de una orda de filósofos para quienes el logos solo pertenece estrictamente a hombres que sobresalieron por un trabajo intelectual y no tanto artístico.

Pero si el quehacer artístico encierra una comprensión del mundo, de la vida, de la cultura, de los hombres, etc. Y la misma se lleva a un nivel discursivo que no precisamente corresponde a las maneras habituales del discurso de otras disciplinas, ¿entonces por qué no hablar de un logos propio de esta actividad? Si bien es cierto los iniciados en las diversas manifestaciones artísticas como las aquí presentes no tienen la intención de elaborar un discurso como la breve muestra del que en estos instantes están escuchando, también hay que reconocer que la producción se mueve en otros terrenos en los que también hay cabida para un lenguaje distinto, un lenguaje que cada uno decide construir de acuerdo a sus necesidades para la determinación de su obra artística. Cada uno establece una serie de códigos (ya sean formas, colores, estilos, perspectivas, etc.) con los cuales pretende dar cuenta de los aspectos más esenciales que involucra su creación. Es importante que señalemos que estas nuevas aptitudes que el sujeto puede desarrollar no representa por parte nuestra un afán para poder delimitar quien o quienes pueden ejercer este logos al que llamamos artístico, tampoco una supuesta defensa de cierta dignidad que ha sido pisoteada por los individuos en la medida que olvidan este tipo de potencias que se encuentran en ellos, sin embargo, interpretaciones hacia estas direcciones no se harían esperar pero no es el momento para disertar sobre esta problemática.

Es de esta manera como hemos querido hablar de un logos que no se alberga restricción alguna en una élite o en genios naturales, de no ser así el arte como proyecto hacia un futuro parece tan oscuro como el de la disciplina que nos ha otorgado fundamentos para una reflexión de segundo nivel como la presente, la actividad creadora que este logos puede impulsar para nada tendría que ver con una supuesta divinidad como en el pasado, nos movemos constantemente en una realidad donde se revelan asuntos donde se exige la presencia de hombres y de nadie más, la creatividad es propia de lo humano, en la naturaleza los animales dan la impresión de poder mutar de conductas por el instinto propio de cada especie, inclusive por las fuerzas coercitivas que reciben en su entorno, pero en lo que respecta al hombre, él solo puede ser creativo cuando ciertas necesidades así lo solicitan o por un deseo de innovar que no posee alguna finalidad ulterior, solo los hombres como seres inacabados y sin una naturaleza o esencia definida, son los más aptos para ser creativos. Crear está en las manos de cada individuo, así como ejercer una virtud como la señalada, si se pregunta sobre los objetivos que tenga esta nueva actitud frente a lo artístico podemos decir en nuestra defensa que este nuevo tipo de hombres virtuosos serán los encargados de llevar consigo hacia otras esferas de la realidad la misma riqueza que encierra las actividades artísticas, evitando con ello su reducción a ciertos espacios, no hablemos de una mirada artística que descansa sobre solo un aspecto del mundo sino que cada quien haga de la vida o el mundo su propia obra de arte.

Juan Alarcón

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Imagenes
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Mtro. Manuel M. Casas Domínguez. Responsable de los Talleres Libres de Arte Coatepec.

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