Ante los huracanes, los tsunamis y el aumento del nivel del mar, una valla verde defiende las costas de zonas tropicales y subtropicales: los manglares, ecosistemas excepcionales que, sin embargo, están gravemente amenazados en todo el mundo tras perderse la mitad de esa vegetación en solo cuarenta años a consecuencia, principalmente, de un reordenamiento territorial inadecuado.

Los manglares son bosques de marisma propios de costas protegidas, y constituyen una barrera contra la erosión que causan el viento, las olas y las corrientes.

Entre sus muchas bondades, los manglares regulan la calidad del agua en las costas, mantienen las zonas de pesca y, gracias a sus mecanismos naturales de almacenamiento de carbono atmosférico conocidos como “sumideros de carbono azul”, contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático en esas regiones.

Mamíferos, reptiles, anfibios y aves en peligro de extinción encuentran refugio en los manglares que ofrecen nutrientes a las redes tróficas marinas y son auténticas cunas de vida porque constituyen sitios de desove para gran variedad de peces y mariscos, incluidas varias especies comerciales que contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria de numerosas comunidades humanas costeras.

Pero los manglares han sido deforestados y su devastación ocasiona grandes perjuicios, por lo cual la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) conmemora cada 26 de julio, desde 2015, el Día Internacional de la Protección del Ecosistema de Manglar.

El organismo internacional destaca la importancia de este ecosistema “único, especial y vulnerable que por su existencia, biomasa y productividad aporta importantes beneficios a los seres humanos, presta bienes y servicios a la silvicultura y la pesquería, contribuye a la protección del litoral y es particularmente importante para mitigar los efectos del cambio climático y la seguridad alimentaria.”

En México el ecosistema de manglar representa el 5 por ciento del total mundial y ubica al país en 4º lugar entre los 125 países y territorios que poseen este tipo de humedal, el cual cubre apenas 0.4% de la superficie del país.

Entre 1970 y 1980 México registró 856,405 hectáreas de manglar, superficie que se redujo a 774,134 has en 2005 y a 764,774 has en 2010. En 2015 el inventario de manglares del país, levantado por la Comisión para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, documentó una ligera recuperación del ecosistema a nivel nacional: 775,555 has con una colonización parcial de manglar en nuevas áreas.