Recomendación del mes
Medio siglo de producción cuentística nacional,
en la Colección Biblioteca del Universitario
Celia Álvarez
Los orígenes del cuento mexicano pueden fijarse, con relativa precisión, en la centuria decimonónica, y de manera un tanto particular, en el Romanticismo. Empero, los renovadores, aquellos que tuvieron conciencia de las estrategias y los procedimientos específicos que intervienen en su composición artística, esto es, brevedad, tensión, precisión enunciativa y predominio de un solo hecho narrado, pertenecen a generaciones posteriores cuya escritura coincide con el periodo realista y modernista, alcanzando plena madurez este género literario en la segunda mitad del siglo XX, cuando comienzan a surgir por doquier multiplicidad de autores, corrientes, variantes, secuelas y formas.
Así lo explica Mario Muñoz, compilador del libro del cuento mexicano de la segunda mitad del siglo XX, en el prólogo de este volumen, número 29 de la Colección Biblioteca del Universitario, editada por la Universidad Veracruzana (UV) bajo la dirección de Sergio Pitol y que constituye un importante esfuerzo para fomentar la lectura entre sus estudiantes y la sociedad en su conjunto, al poner al alcance de cualquier lector verdaderas joyas de la literatura universal a precios sumamente accesibles.
El catedrático de la Facultad de Letras Españolas de la máxima casa de estudios estatal, explica que durante los años 50 surgieron en nuestro país nuevos lenguajes narrativos gracias a las innovaciones de estilo, la renovación de contenidos y los múltiples enfoques sobre la realidad que pusieron en práctica autores como Juan Rulfo, Augusto Monterroso y otros muy jóvenes que entonces comenzaban a ingresar en las letras como Sergio Galindo, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco, en una década en que la cultura nacional sufría profundas transformaciones, a la par de los vientos de cambio que cimbraban el ámbito internacional a través de las vanguardias artísticas, la contracultura, las revueltas juveniles y las consignas de izquierda.
Disidencia e invención, continúa el también responsable de la revista La Palabra y el Hombre, fueron el sello de los años 60. Cuentistas y novelistas, guiados por la imperiosa necesidad de innovar y dejar a un lado el falso realismo, rechazaban el mundo cerrado del regionalismo y desmitificaban los paradigmas sobre la identidad del mexicano, buscando ejercer la libertad de la imaginación sin renegar de las propias raíces, fraguando así una nueva sensibilidad y un rejuvenecimiento ideológico, en oposición a los rígidos esquemas de pensamiento y principios morales que habían imperado hasta entonces.
Tales antecedentes sentaron las bases para ampliar el circuito de la literatura, y del cuento en particular, en las tres décadas siguientes, lapso durante el cual aumentan las antologías consagradas al género, así como las revistas y suplementos culturales; comienzan a proliferar los talleres literarios, se instituyen con apoyo oficial becas y premios tanto locales como estatales y nacionales para estimular por igual a los jóvenes inclinados hacia las letras y a los escritores profesionales, actividades y reconocimientos que han consolidado la trayectoria del cuento en la medida en que siempre ocupa un lugar destacado entre los llamados géneros mayores.
Medio siglo de producción cuentística nacional es un campo vastísimo para percibirlo de una sola vez; sin embargo, el libro Antología del cuento mexicano de la segunda mitad del siglo XX constituye el testimonio del proceso de cambio acontecido desde el despuntar de la modernidad hasta los destellos de la posmodernidad, en una línea en permanente ascenso que lejos de disminuir en intensidad muestra una formidable vitalidad creativa, según lo señala el prologuista y encargado de la selección de los 21 relatos que conforman el volumen, firmados por reconocidas plumas.
El libro Antología del cuento mexicano de la segunda mitad del siglo XX incluye: “No oyes ladrar los perros”, de Juan Rulfo; “Pueblerina”, de Juan José Arreola; “Asunto de dedos”, de Edmundo Valadés; “El cielo sabe”, de Sergio Galindo; “La noche del féretro”, de Francisco Tario; “Por boca de los dioses”, de Carlos Fuentes; “Mister Taylor”, de Augusto Monterroso; “El anillo”, de Elena Garro; “Los hombres en el pantano”, de José Revueltas; “El último verano”, de Amparo Dávila; “Los nombres no olvidados”, de Sergio Pitol; “Cariátides”, de Juan García Ponce; “Sombra entre sombras”, de Inés Arredondo; “Estela”, de Juan Vicente Melo; “La historia según Pao Cheng”, de Salvador Elizondo; “Cerrado”, de José Agustín; “Tarde de agosto”, de José Emilio Pacheco; “Sueños de escarabajo”, de Guillermo Samperio; “Reflejos”, de Hernán Lara Zavala; “A ti Lolita”, de Luis Arturo Ramos, y “Hombre con minotauro en el pecho”, de Enrique Serna.
La Antología… se puede adquirir en la Feria Permanente del Libro Universitario, de Hidalgo 9; en el Servicio Bibliográfico Universitario, de Xalapeños Ilustres 37, y en librerías comerciales de la ciudad. Más novedades editoriales de la UV, en la página www.uv.mx/corre y en el programa Oye, lee y dile, que transmite Radio Universidad Veracruzana, en el 1550 AM, los martes, de 18:00 a 19:00 horas.
|