Adelantos
La comparsa
La carretera quedó obstruida. Los autobuses que hacían el servicio
México-Veracruz, Veracruz-México, tuvieron que detener sus máquinas.
Los pasajeros descendieron de sus vehículos y caminaron
hacia la romería. ¡Tanta gente! ¿Qué pasará?
Borrito Garza viajaba en el autobús México-Veracruz. Él vivía
en la capital pero a veces le hacía falta “dejar la civilización” y se iba
a Jalapa. Se despedía de todas sus amistades por teléfono y “de la
manita” de su nuevo amor se iba a “conquistar la jungla”. Borrito
había dejado la jungla desde los años treinta, cuando comprendió
que su intensa vida sexual no podía llevarse a cabo sin conducir a
la ruina y a la vergüenza a los demás Garza. Borrito era consciente
de los méritos primacía y dignidad de su clan, por eso se sacrificó
y decidió poner “en evidencia” a sus familiares, sólo cuando la
capital “no daba para más”.
Borrito venció sus tristezas y fue el tercero en salir del autobús.
No iba “de la manita” de nadie.
Precisamente por eso venía al carnaval (“Jalapa se vuelve cada
vez más culta. Siempre encuentra uno a alguien”) y pensó que, en
su honor, la pachanga empezaba desde Sedeño.
—¿Qué?… ¿qué? –preguntó avanzando.
Nadie le hizo caso y él siguió:
—¿Qué?… ¿qué?…
Le contestó una mujer de rebozo, clavó sobre él dos ojos amarillentos,
grandes.
—¿Que no lo sabe?… Se murió la Raimunda y Chona… ¡y
otras dos!… Anoche… esta madrugada, venían borrachas de Banderilla
y se hicieron difuntas con el arquitecto, el del coche, ése las
mató, con él murieron, ¿qué no lo sabe?
—No… vengo de México –explicó Borrito.
—Venga –dijo la mujer convirtiéndose en su guía–, por aquí…
Todavía hay sangre…
[…]
—¡Clementina! –exclamó Borrito.
—¡Borrito! –exclamó Clementina.
—¡Qué bochorno! –dijo Borrito llevándose la mano al pecho–.
¡Deleitarse con este espectáculo! Yo estoy aquí accidentalmente,
vengo de México, pero detuvieron el autobús.
—¡Yo iba para Banderilla! A la modista… Pero también me
detuvieron.
Ambos tenían fotografías en las manos. Clemen explicó:
—Dicen que el dinero es para velas…
—A mí me dijeron que para el entierro…
Sergio Galindo. La comparsa. Narrativa de Sergio Galindo, UV, 2009
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