Ante las enormes presiones socioambientales generadas por un modelo civilizatorio basado en el consumo incontrolado, durante los últimos años se ha sugerido el surgimiento de un nuevo tipo de consumo, denominado consumo consciente y responsable, caracterizado por la influencia que sobre el mismo tendrían valores como la solidaridad, la responsabilidad social, el respeto por los derechos humanos, el multiculturalismo o la justicia ecológica.
Un consumo consciente y responsable se centra en un consumo ético y solidario y no en un consumo por el consumo, bajo una elección de productos no solo guiándose por la relación calidad-precio, sino también basándose en la historia de los productos y las conductas de las empresas que los ofrecen, lo que implica tener en cuenta de qué están hechos los productos, de dónde vienen y cómo se realiza su disposición final, es decir, su ciclo de vida.
Tratándose del consumo en grupo, destacan las organizaciones —ya sean instituciones, empresas u organizaciones de la sociedad civil—. En el caso específico de las instituciones educativas, el consumo responsable permite poner en marcha acciones que contribuyen a profundizar el espíritu crítico y solidario entre toda la comunidad estudiantil, académica y administrativa.
El actual programa de trabajo de la Universidad Veracruzana plantea la sustentabilidad y la responsabilidad social como dimensiones transversales que permiten guiar el quehacer de las funciones sustantivas y adjetivas universitarias para desarrollar acciones y políticas dirigidas a promover una cultura de consumo responsable a través de la compra de productos regionales y de bajo impacto ambiental y social.
El proyecto Adquisiciones Sustentables tiene el objetivo de generar en la comunidad universitaria una cultura de compra institucional responsable en la adquisición de productos y en la contratación de servicios, basada en criterios de sustentabilidad que consideren la disminución de los impactos ambientales y el fortalecimiento de la economía regional, bajo un esquema de comercio justo, equidad social y respeto a los derechos humanos.
La adquisición sustentable es un instrumento eficaz para mitigar el impacto socioambiental de la acción tanto de las personas como de las organizaciones, así como para reducir su gasto y su impacto energético global, que se refleja en el ámbito económico.
Criterios de sustentabilidad en las compras institucionales
El fabricante, distribuidor o vendedor:
1
Es una micro, pequeña y/o mediana empresa (MIPYME).
2
Contrata a MIPYMES y/o empresas del sector nacional y preferentemente local.
3
Utiliza productos de fabricantes y de distribuidores locales o regionales.
4
Genera empleos a la población local.
5
Maneja precios justos.
6
Ofrece productos que optimicen el tiempo de vida útil y sean de fácil reparación.
7
Ofrece productos que faciliten su reúso y el aprovechamiento o reciclaje de los subproductos o partes.
El fabricante, distribuidor o vendedor:
1
Presenta un porcentaje de inclusión laboral de personas con discapacidad en una proporción mínima del 5%.
2
Mantiene y promueve una política de igualdad de género.
3
Ofrece productos y servicios que respondan a las necesidades de los clientes y contribuyan al bienestar.
4
Ofrece productos libres de elementos tóxicos.
5
Ofrece un periodo de garantía mayor en comparación a otras marcas u ofrece opciones para extender la garantía.
6
Promueve que la ética esté presente en todas las decisiones de directivos y personal con mando, y forme parte consustancial de la cultura de empresa.
7
Ofrece condiciones de trabajo seguras y saludables.
8
Otorga un salario justo a sus empleados.
9
Respeta el medio ambiente.
10
Realiza acciones sociales oportunas y adecuadas a las necesidades planteadas, atendiéndolas de la mejor forma posible.
11
Está en equilibrio con la sociedad.
12
Cumple plenamente con la legislación aplicable.
Los productos:
1
Tienen un contenido de fibras recicladas y de fuentes forestales sustentables, sin perjuicio para la salud, los ecosistemas y sus elementos.
2
Utilizan un método de blanqueado libre de cloro elemental.
3
Están libres de metales pesados, de disolventes de compuestos orgánicos volátiles y de ácido etilendiaminotetraacético y de alquilfenoles etoxilados.
4
Tienen color natural, sin tintas.
5
Material natural, biodegradable, elaborados con fibras naturales como fécula de maíz, fibra de caña de azúcar o fibra de bambú.
6
Son de larga duración, sin materiales ni sustancias peligrosas y tóxicas.
7
No contienen biocidas ni fragancias.
8
Cumplen preferentemente con alguna característica de eficiencia energética, o cuentan con alguna certificación ambiental o ecoetiqueta.
9
Su fabricante cuenta con un programa de ahorro y uso eficiente de agua y energía.
10
Tiene un mínimo de embalaje.
La sociedad de consumo y la cultura del consumo son el ambiente mental y el modelo civilizatorio que comienza a abarcar el mundo a partir de la producción en masa viabilizada por la Segunda Revolución Industrial. La suma de la producción en cadena a la producción de mercancías significó un conjunto de transformaciones sociales y culturales y sirvió de base para la propagación y cambio de escala del capitalismo.
Esta visión de crecimiento y desarrollo económico, totalmente relacionado con la posesión de acumulación de bienes materiales, se basa en mantener y fortalecer permanentemente el papel de las personas como consumidoras en un proceso de modernización de lo rural y lo agrario, lo que transforma las sociedades tradicionales en sociedades industriales y posteriormente en comunidades de consumidores. Esto ha provocado la incesante depredación ambiental y humana a nivel global, además de que ha permitido beneficiar sólo a algunos cuantos a costa de la generación de grandes impactos económicos y sociales, tales como aumento de la injusticia, la desigualdad, la pobreza y las enfermedades crónico-degenerativas, así como el lucro con la vida de las personas y el abuso de los derechos humanos.
Sin embargo, el consumo es un acto necesario, natural e inevitable, y no tiene por qué ser algo malo o indebido, pero es importante reflexionar cuáles son nuestras necesidades básicas y cuáles bienes son superfluos. Ésta es una de las bases del consumo consciente y responsable, en el cual se pretenden fundamentar las adquisiciones al interior de la Universidad Veracruzana
Paulina Virués Contreras, avirues@uv.mx