Universidad Veracruzana

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Ambiente PAI – Número 8: 8

 


Núm. 8
(ago-dic 2021)

 

Diseño de la Licenciatura en Agroecología y Soberanía Alimentaria, en la Universidad Veracruzana Intercultural

 

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Diseño de la Licenciatura en Agroecología y Soberanía Alimentaria, en la Universidad Veracruzana Intercultural

 

Antonio Farreny Gómez Puente1
1 Universidad Veracruzana Intercultural
*afarreny@uv.mx

Palabras clave: agroecología, educación superior intercultural, sustentabilidad

 


 

Introducción

En la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI) se diseñó y comenzó a ofertarse en el 2021 la Licenciatura en Agroecología y Soberanía Alimentaria (LASA). El programa resulta novedoso y pertinente en un contexto estatal de fuertes problemas socioambientales, al atender la formación de agroecólogos desde un enfoque intercultural y de soberanía alimentaria. La UVI es un área de la Universidad Veracruzana (UV) que, desde el año 2006, oferta programas de licenciatura y posgrado con enfoque intercultural en las regiones Huasteca, Totonacapan, Grandes Montañas, Las Selvas y, ahora con LASA, en Xalapa.

La UVI comparte muchos de los fundamentos de las universidades interculturales, entre los que se pueden destacar el valor de la diversidad cultural, la preocupación por construir sociedades justas y sustentables, el reconocimiento y atención a las desigualdades históricas y estructurales, el uso, desarrollo y enseñanza de metodologías participativas, el enfoque interlingüe, entre otros. El programa de LASA se construye y entiende justamente a partir de la experiencia y formación de la planta académica de UVI, en la docencia e investigación con enfoque intercultural y metodologías participativas.

El estado de Veracruz cuenta con una notable diversidad biocultural, que es resultado de su complejidad geográfica y su conformación histórica. En el estado se hablan 15 lenguas indígenas con 31 variantes dialectales, pertenecientes a 5 familias lingüísticas diferentes [1]. Cada una de estas lenguas y sus variantes constituyen una forma distinta de pensar, relacionarse e interactuar con los ecosistemas locales. A través de sus taxonomías, prácticas rituales y sistemas técnicos, la diversidad lingüística está imbricada con el mantenimiento de la diversidad biológica y de los procesos biofísicos. Esta relación histórica entre la diversidad cultural, la sustentabilidad y la biodiversidad se puede conceptualizar como patrimonio o memoria biocultural.

La diversidad lingüística es sólo una dimensión de esta memoria biocultural. Durante el periodo colonial, la población indígena de las costas veracruzanas fue sustituida en parte por población afrodescendiente que se castellanizó. Sin embargo, tiene su propia memoria biocultural producto en parte de la herencia de los pueblos indígenas locales y de su experiencia en los ecosistemas locales [2]. Lo mismo puede sugerirse respecto a la amplia población de mestizos campesinos veracruzanos. Esta población ha sido producto de distintos movimientos migratorios, a menudo relacionados con el reparto agrario, pero que han heredado y recreado diversas ideas y prácticas bioculturales.

La riqueza de la memoria biocultural del estado se relaciona también con la complejidad geográfica y diversidad de ecosistemas que tiene: 20 cuencas asociadas a un extenso litoral con diversos ecosistemas marinos y costeros [3]. Los ecosistemas del trópico húmedo y subhúmedo de las llanuras costeras transitan a bosques mesófilos, de coníferas, pastizales y páramos de altura, en la Sierra Madre Oriental y el Eje Neovolcánico, e incluso algunas zonas áridas como el Valle de Perote. Esta riqueza biocultural se encuentra bajo presión por diversos factores.

La Revolución Verde transformó el campo veracruzano, expandiendo la lógica de monocultivos basados en el uso intensivo de recursos naturales, insumos agroindustriales, maquinaria y de capital. El paisaje veracruzano está dominado por monocultivos como la caña, pastizales y cítricos que se extienden por amplias regiones y que se sostienen a partir de la aplicación constante de insecticidas, herbicidas, fertilizantes y, en algunas zonas, riegos intensivos que requieren la extracción de agua en grandes cantidades.

La reducción de biodiversidad, degradación de suelos y contaminación del agua, suelo y aire, asociadas a la agricultura, se suman a la presencia de múltiples proyectos extractivistas. La explotación de hidrocarburos y las concesiones mineras son un serio problema ambiental para el estado, pero también lo son la extracción, muchas veces irregular u opaca, de materiales pétreos de los ríos y cerros. En esta revisión habría que agregar la sobrepesca, cacería, extracción y comercio ilegal de animales y plantas, sobreexplotación de los bosques y selvas, urbanización, gestión deficiente de los desechos urbanos, entre otros. Los múltiples procesos de degradación ambiental en el estado se agravan, además, en un contexto de cambio climático.

Los problemas ambientales tienen su contraparte en el deterioro socioeconómico y de la salud de la población. Casi dos terceras partes de la población económicamente activa del estado se relacionan con el sector agropecuario. Pese al potencial productivo del estado, muchas familias rurales sobreviven gracias a la emigración de los jóvenes. Aun así, la pobreza y la pobreza extrema se han incrementado en la última década, mientras que la concentración de la riqueza se ha agudizado [4]. De igual forma, en amplias regiones del estado, sobre todo en las rurales, se puede identificar múltiples problemas de salud relacionados con deficiencias nutricionales e inseguridad alimentaria [5]. Municipios de regiones con una alta producción agropecuaria, como la Huasteca, o con una gran biodiversidad, como las Grandes Montañas, enfrentan problemas de desnutrición infantil, tuberculosis, bajo peso al nacer o diabetes y sobrepeso.

LASA como alternativa

En este contexto se pensó y diseñó en la UVI la Licenciatura en Agroecología y Soberanía Alimentaria. El equipo de trabajo estuvo formado por docentes de distintas sedes de UVI, con el acompañamiento de personal académico del Centro de Investigaciones Tropicales (CITRO), de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (CoSustenta UV), de la Facultad de Ingeniería en Sistemas de Producción Agropecuaria (FISPA) y del Área de Ciencias Biológico-Agropecuarias, de la misma universidad. El diseño del programa se concluyó y fue avalado en el Consejo General del área de Ciencias Biológico-Agropecuarias a finales de 2020 y forma parte de la oferta académica de UVI a partir del 2021 en la recién creada sede Xalapa.

La modalidad del programa es mixta, con clases presenciales y virtuales; se cursa en un periodo estándar de 8 semestres, con un total de 366 créditos. La primera generación se compone de 30 estudiantes provenientes de distintas regiones de Veracruz y el país, y se está trabajando para atender a estudiantes con discapacidades.
 

Retorno a clases presenciales con grupos reducidos, en el contexto de la pandemia por la COVID-19 (Hernández, 2021).

El objetivo general del programa es formar profesionales que promuevan el patrimonio biocultural, que sean capaces de diseñar sistemas productivos y alimentarios basados en la agroecología, fortaleciendo las capacidades autogestivas locales desde el diálogo de saberes y encausados a la soberanía alimentaria.

Desde el enfoque agroecológico, se propone la producción agropecuaria y de servicios basados en el uso y manejo sustentable de los procesos biofísicos de los ecosistemas. Los monocultivos son sustituidos por policultivos que favorecen la biodiversidad, el manejo integral de especies que pueden dañar la producción, el mantenimiento de los ciclos de los nutrientes, entre otros aspectos que satisfacen las necesidades económicas y culturales del productor, sin dañar su salud, la del consumidor y la del ecosistema.

El productor transita de una situación en la que depende de comprar insumos como agroquímicos, semillas, riegos intensivos, tecnologías complejas y caras, a sistemas productivos en los que él mismo produce gran parte de sus insumos y otros los provee el ecosistema local.
 

Estudiantes y docentes de LASA en prácticas de campo junto con personal de CITRO (Farreny, 2021).

Junto con la dimensión técnico-productiva, el programa de LASA proporciona formación en la dimensión económico-administrativa. El beneficio económico del productor se incrementa en la medida que transita hacia una menor dependencia de los insumos agroindustriales y adquiere mayor resiliencia a los eventos ambientales imprevistos o extremos. El egresado es un gestor que fortalece las capacidades productivas y de comercialización a partir del tejido y organización social comunitaria. Busca mercados alternativos con precios justos, acortando la distancia entre el productor y el consumidor final, fomentando el comercio regional de alimentos, antes que la inserción a mercados globalizados.

La formación en estas dos dimensiones se complementa con la dimensión sociocultural. El diseño de la licenciatura parte de que la agroecología o, mejor dicho, las agroecologías son producidas y reproducidas a partir del cúmulo de experiencias de productores, activistas y académicos. Es imposible pensar la dimensión técnico-productiva disociada del conocimiento local que hay sobre el ecosistema, y este conocimiento no se puede disociar de las prácticas rituales y cosmovisiones locales. El sistema milpa y su complejo mítico ritual en las regiones indígenas es el ejemplo más conocido, pero también vemos esa dimensión ritual en las comunidades de pescadores, ganaderos y cafetaleros, por ejemplo. Las fiestas, organizaciones patronales, formas de representación de lo profano y lo sagrado, acompañan y norman las prácticas técnicas y las diferentes formas de organización comunitaria.

De igual forma, la alimentación es, ante todo, un acto cultural. Mejorar las prácticas alimenticias y la condición nutricional no sólo consiste en incrementar la oferta y acceso a los alimentos. Es necesario revertir décadas de promoción y difusión de prácticas alimenticias asociadas a las industrias alimenticias, que han impulsado el consumo excesivo de azúcares, grasas, sodio, colorantes, conservadores y saborizantes artificiales. En el diseño de LASA, se puso especial atención también en recuperar las cocinas tradicionales, asociadas justamente a la biodiversidad de los agroecosistemas locales que por siglos florecieron en el territorio de lo que es hoy Veracruz. El enfoque en soberanía alimentaria es una apuesta por fortalecer las capacidades locales y regionales para la producción y distribución de alimentos sanos, frente a la idea de seguridad alimentaria, basada en la producción agroindustrial de comida.
 

Sistema tradicional agroforestal con milpa, Calpan, Puebla (Farreny, 2021).

Conclusión

LASA se suma a un nuevo impulso que está teniendo la agroecología nacional- y mundialmente. Las prácticas agropecuarias convencionales están dañando de manera severa los ecosistemas de la Tierra, y los sistemas alimentarios basados en las agroindustrias y las grandes cadenas minoristas no han resuelto los problemas de justicia alimentaria. La pandemia de la COVID-19 sólo recordó los fuertes problemas de salud que hay en México asociados a la mala alimentación.

También puso en relieve las desigualdades y la vulnerabilidad de las comunidades migrantes ante escenarios contingentes que podrían ser cada vez más comunes. LASA es un esfuerzo de la comunidad de la UVI para incrementar su oferta educativa, pero es también un reflejo del fuerte compromiso de esta entidad con la sustentabilidad, la justicia socioambiental y la diversidad de diversidades.

 
 

Referencias

1 Academia Veracruzana de las Lenguas Indígenas. (2010). Catálogo de las Lenguas Indígenas y sus Variantes Lingüísticas del Estado de Veracruz. Xalapa: Gobierno del Estado de Veracruz (página web). http://www.aveli.gob.mx/

2 González-Marín R. M., Moreno-Casasola P., Castro-Luna A. A., y Castillo A. (2017). Regaining the traditional use of wildlife in wetlands on the coastal plain of Veracruz, Mexico: ensuring food security in the face of global climate change. Regional Environmental Change, vol. 17, núm. 5, pp. 1343-1354. https://doi.org/10.1007/s10113-016-0955-x

3 Landero-Sánchez C., Palacios-Vélez O. L., Martínez-Dávila J. P. (2011). Ecohidrología. En Cruz-Angón, Andrea (Ed.) La biodiversidad en Veracruz. Estudio de estado. CONABIO, pp. 505-515. https://www.researchgate.net/publication/280319478_Ecohidrologia

4 Székely M., Rodríguez-Castelán C., Flores I. y colab. (2017). La Pobreza en el Estado de Veracruz: Evolución y perspectivas para una agenda de política social. Banco Mundial, Washington, DC.

5 Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (2021). Datos del OBSAN. https://www.uv.mx/obsan/

5 Universidad Veracruzana Intercultural. (2020). Licenciatura en Agroecología y Soberanía Alimentaria. Plan de estudios 2020. Xalapa: Universidad Veracruzana.

 
 

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