Esmeralda Alarcón Montiel
Departamento de Competencias Académicas
Universidad Veracruzana
De Garay, A. (2006). Las trayectorias educativas en las universidades tecnológicas. Un acercamiento al modelo educativo desde las prácticas escolares de los jóvenes universitarios. Colombia: Secretaría de Educación Pública/Universidad Tecnológica de la Sierra Hidalguense.
Adrián de Garay ha sido reconocido entre la comunidad académica como uno de los grandes pioneros en nuestro país en temas sobre estudiantes universitarios, debido a los diferentes trabajos que ha hecho al respecto tanto en instituciones privadas como públicas.1 Así, ha logrado avanzar en la construcción de una metodología de trabajo y una serie de hipótesis sobre las prácticas escolares, de consumo cultural, etc., sobre estos actores del sistema educativo nacional, y sobre los cuales es indispensable seguir investigando.
En esta ocasión nos presenta en su libro Las trayectorias educativas en las universidades tecnológicas. Un acercamiento al modelo educativo desde las prácticas escolares de los jóvenes universitarios, el producto del proyecto de investigación sobre estudiantes que inició en 2002, a raíz de la convocatoria que le hiciera el conjunto de Universidades Tecnológicas (UT) de nuestro país, en un esfuerzo por empezar a construir un acervo de información sobre las características más relevantes de aquellos que decidieron formar parte de este subsistema de reciente creación en México (1991).
En la investigación participaron 54 instituciones de 60 que existen actualmente; las 6 instituciones faltantes no habían sido fundadas en el momento que inició el proyecto. La población de estudiantes que integró el proyecto en un principio fue de 21,837; al final del mismo, en el año 2004; se tenían 12,708 casos.
Este trabajo permitirá avanzar en el conocimiento del perfil de la población que atiende el Subsistema de Universidades Tecnológicas (SUT), y al mismo tiempo, dará la oportunidad de empezar a buscar estrategias de atención a la población estudiantil, como el mismo autor lo apunta: “el proyecto de investigación no tiene como propósito central analizar el abandono y/o deserción escolar, sino conocer a profundidad a los jóvenes que transitan por las Universidades Tecnológicas” (:13). No obstante lo anterior, desde nuestro punto de vista, los datos obtenidos como producto de la investigación permiten tener elementos básicos para empezar trabajar en la generación de políticas institucionales destinadas a los estudiantes, promoviendo acciones específicas para que éstos logren incorporarse exitosamente a la dinámica universitaria y puedan concluir satisfactoriamente su formación.
El trabajo de recolección de información consistió básicamente en la aplicación de un cuestionario que reportaba diferentes datos de los estudiantes (socioeconómicos, educativos y culturales). Dada la basta experiencia del autor en el desarrollo de trabajos de esta naturaleza, las dimensiones observadas y las variables que se consideraron para el estudio fueron prácticamente las mismas que ha utilizado en investigaciones anteriores.2 La aplicación de los instrumentos se realizó en tres diferentes momentos: al ingreso, a la mitad de los estudios y al egreso, esto con el propósito de realizar el seguimiento de la generación analizada y tratar de conformar un mapa general de los estudiantes que la integran. La primera aplicación se realizó en 2002, la segunda en 2003 y la última en 2004.
En el instrumento de 2002 se obtuvo información sobre el perfil sociocultural, hábitos de estudio, prácticas culturales, opinión sobre los profesores y motivos para estudiar en una institución de esa naturaleza, entre otros.
Para la aplicación de 2003, la información se centró en el seguimiento de las principales prácticas académicas y culturales de los estudiantes que lograron permanecer en la institución después de un año de estudios.
Según la duración de los Planes y Programas de estudio de las diferentes carreras en cada una de las instituciones, 2004 fue el año en el que debía llevarse a cabo la última recogida de información sobre los estudiantes que lograron concluir su formación profesional en el tiempo previsto. En este tercer instrumento, adicionalmente a los datos recogidos de aplicaciones anteriores, se rescató información sobre la experiencia que vivieron los estudiantes en las estadías profesionales, que podría ser, por decirlo de alguna forma, la fase final de su carrera.
El autor organizó su trabajo a partir de las variables y dimensiones observadas en la generación de estudiantes objeto de la investigación (generación 2002-2004), para ello nos remite a once capítulos, a lo largo de los cuales describe de forma puntual los resultados y las singularidades encontradas en el curso de la investigación; así mismo manifiesta algunas interrogantes que fueron surgiendo a partir del análisis y comparación de los datos recabados en las diferentes aplicaciones de los instrumentos. En algunos casos se queda en un nivel descriptivo de la información; en otros se permite llegar a conclusiones acerca del producto obtenido, y en algunos más deja abierta la posibilidad de realizar investigaciones adicionales para avanzar en el conocimiento de los estudiantes de las UT y poder contar con los elementos suficientes para emitir conclusiones más acabadas sobre el tema en cuestión.
Luego de caracterizar de forma breve, pero indispensable, al SUT (capítulo primero), sus orígenes, promotores, finalidades, rasgos, matrícula, número de planteles y su distribución geográfica en el país, describe en los siguientes capítulos las respuestas dadas a cada una de las preguntas que conformaron las variables y dimensiones del estudio. En general, la información en cada capítulo se organiza de forma comparativa por regiones geográficas en las que ha sido dividido el SUT, a saber: Noreste 1, Noreste 2, Centro-Occidente, Centro-Sur, Centro y Sur-Sureste. La presentación se torna interesante toda vez que no se trata de una comparación entre instituciones, sino entre las diferentes regiones del país en las que han sido establecidas las UT, hecho que dará al lector la oportunidad de establecer una relación entre la situación de los estudiantes del SUT y los estudiantes de nivel superior en general en cada una de esas regiones.
El capítulo dos estudia las principales diferencias entre las características de aquellos alumnos3 que ingresaron al SUT y los que permanecieron luego de un año de estudios. En este apartado el lector podrá encontrar cifras relativas al número de estudiantes que abandonaron la institución y aquellos que continuaron; en el primer año se habla de una pérdida del 25% de la matrícula y al final, aproximadamente de un 41.8%. Las cifras son altas pero la proporción de estudiantes que abandonan las UT es similar a lo que ocurre actualmente en la mayor parte de las instituciones de educación superior en México.
Al mismo tiempo, el autor aprovecha para comentar algunas limitaciones encontradas a lo largo del estudio, mismas que, de una u otra forma, restringieron mayores posibilidades de análisis sobre el tema del abandono escolar, concluyendo que variables como el sexo, la escolaridad de los padres, el régimen de bachillerato cursado o la edad no aportaban información definitiva en tanto no se contara con la identificación personal de cada uno de los sujetos estudiados.
La construcción del entorno social y familiar que rodeaba a los estudiantes en cuestión se lleva a cabo en el capítulo tres; así, variables como estado civil, condición laboral, recursos económicos, espacio, materiales y equipo para estudiar son algunas de las que conforman el análisis y permiten al lector ir aproximándose al conocimiento de las condiciones generales en las que estos jóvenes llevan a cabo sus estudios universitarios. Algunos datos reportados en este capítulo indican que el 94.9% de los alumnos eran solteros(as); más de una cuarta parte de ellos declaró realizar alguna actividad laboral además de la escuela, y de éstos, la mayoría lo hacía por necesidades de tipo económico; también se podrá encontrar que los estudiantes de las UT difícilmente tendrán un equipo de cómputo, materiales y un lugar propio para estudiar y realizar sus tareas escolares, entre otras. En virtud de la experiencia del autor en este tipo de trabajos, el análisis e interpretación de los resultados nos ubica en un contexto más allá de las UT y dota de elementos de comparación entre estos jóvenes y el resto de los que asisten a alguna institución de nivel superior en el país.
“Perspectivas de desarrollo futuro que vislumbran los estudiantes” es el cuarto capítulo, y como su nombre lo indica, está dedicado a indagar sobre las posibilidades que los estudiantes identifican para desempeñarse en una actividad laboral relacionada con su profesión al concluir sus estudios. Esta información fue obtenida a través de la pregunta “¿Cómo consideras tus posibilidades de encontrar trabajo relacionado con tu profesión?”, con cuatro opciones de respuesta: Altas, Medias, Bajas o Nulas. El lector podrá observar cómo la percepción de los estudiantes evoluciona tras un tiempo en la institución; por ejemplo, al ingresar, un 43% consideraba tener altas posibilidades de lograr un trabajo relacionado con su profesión, y después del primer año de estudios la tendencia fue hacia la baja, pues sólo 28.9% se mantuvo en el rango de altas. Lo anterior indica que conforme pasa el tiempo, los estudiantes van tomando conciencia de que en la actualidad es difícil conseguir trabajo.
Un factor que puede tornarse decisivo para lograr la permanencia de los estudiantes en la institución y que finalicen sus estudios en los tiempos oficiales de los Planes y Programas de estudios, es la adaptación a la vida universitaria y a la nueva dinámica que trae consigo el hecho de tener mayor libertad e independencia con respecto a las responsabilidades escolares. En virtud de lo anterior, en el capítulo cinco el autor se ocupa del análisis de los principales cambios que vivieron los estudiantes al ingresar a la universidad. Se indaga sobre cambios en cinco aspectos: exigencia académica, ambiente sociocultural, relación con los profesores, relaciones familiares y relaciones con los amigos. El aspecto que más cambia para los estudiantes al ingresar a una UT es el referido a la experiencia y exigencia académica en relación con el bachillerato, con menciones arriba del 50% del total de los encuestados; también el cambio que se da en las relaciones con los amigos y amistades ocupa un lugar importante, con porcentajes cercanos al 40%. Con los resultados encontrados el autor concluye que los cambios experimentados por los jóvenes al ingresar a la universidad son muy significativos, y que es indispensable que las UT empiecen a trabajar en la creación de estrategias y programas específicos que permitan a los estudiantes una integración exitosa y su permanencia en la institución.
Una forma de acercarse al modelo pedagógico de las UT es a través de las prácticas escolares que llevan a cabo los estudiantes una vez que ingresan a la institución así como el uso de los diferentes espacios, equipos y materiales de los que disponen para realizar sus labores escolares cotidianas. En referencia a esto, los capítulos seis y siete destinan sus páginas a indagar qué hacen o dejan de hacer en la escuela estos jóvenes; los indicadores utilizados para averiguar sobre el particular fueron: regularidad de asistencia a clases y puntualidad, tiempo dedicado a la lectura y trabajos escolares, participación activa en clase, dónde obtienen sus materiales para estudiar, forma de trabajo (solos o en equipo), uso de los laboratorios, elaboración de reportes, bitácoras o cédulas de registro de las prácticas que realizan, etc. En ambos capítulos se encontrarán datos interesantes entre lo que reportan los estudiantes como prácticas escolares y las exigencias del modelo pedagógico de las UT, los cuales pueden llegar a caer, hasta cierto punto, en contradicciones; por ejemplo, el hecho de que el 47% de los estudiantes reporta que siempre o casi siempre preparaban sus clases, mientras los directivos de algunas UT comentaron que el modelo educativo está planteado de tal forma que los estudiantes no se lleven tarea a su casa. Entonces, “¿cómo explicarse que una proporción importante de jóvenes afirma que sí prepara sus clases?” (p. 65). Así mismo, al indagar sobre el tiempo que dedican a la preparación de clases y laboratorios, se encontró que dedican menos tiempo en la universidad que el que dedicaban en el nivel medio superior; es decir, en lugar de que el habitus asociado al trabajo académico se fortalezca, se debilita.
A partir del análisis y el producto obtenido, el autor manifiesta la siguiente reflexión:
La problemática observada en las UT está relativamente generalizada entre los jóvenes universitarios mexicanos, lo que pudiera representar que estamos frente a una generación que encuentra en la universidad un espacio propicio para desarrollar diversas pautas de socialización pero que no pasan preponderantemente por el objeto central para lo cual existe dicha institución social: formación de profesionistas y ciudadanos cultos. (:68)
Si bien es cierto que la obra está destinada al conocimiento de los estudiantes y sus trayectorias educativas, es indispensable saber qué piensan de o cómo perciben la labor educativa de sus profesores, puesto que gran parte de la integración de los estudiantes al sistema académico de las UT se logrará en la medida en que el profesorado sea un promotor del modelo pedagógico de estas instituciones. En este contexto, en el capítulo ocho el autor intenta reconstruir la visión que los estudiantes tienen de sus profesores, indagando sobre diferentes aspectos como: prácticas de enseñanza-aprendizaje, dominio de la materia, flexibilidad en el trato con los alumnos para aclarar dudas y conceptos, promoción de la creatividad, autonomía, autoaprendizaje, toma de decisiones, etc. En general, los profesores cumplen con sus actividades de forma regular, pero, por ejemplo, “4 de cada 10 estudiantes perciben que sus profesores no preparan sus clases” (:110). No obstante cuando se trata de la relación que los profesores establecen entre los contenidos de las materias con los problemas actuales, el 92% de los estudiantes afirma que sus profesores sí lo hacen. El conjunto de los alumnos tiene una opinión ampliamente positiva con respecto a sus maestros.
Las instituciones de educación superior no han sido creadas exclusivamente para la producción y generación del conocimiento, sino que tienen ante sí la responsabilidad de posibilitar que el estudiante adquiera una formación integral que abarque aspectos que los forme en valores y apreciación de las diferentes manifestaciones culturales. Atendiendo a esto, el capítulo nueve describe de forma detallada las diversas prácticas de consumo cultural que tienen los estudiantes de las UT, transcurrido ya un año de estudios; así se pueden visualizar los cambios ocurridos entre lo que estos jóvenes universitarios hacían antes y después de ingresar a la universidad. Los porcentajes de estudiantes que nunca o que con poca frecuencia asisten a funciones de teatro, danza, conciertos de música clásica, museos, etc., tanto dentro como fuera de la institución, son elevados, con más del 70% de la población encuestada. Dados los resultados, el autor concluye que “la gran mayoría de los estudiantes no tiene entre sus habitus el participar de la oferta cultural que ponen a su disposición las instituciones, sin embargo, hay que señalar que en promedio, alrededor del 40% de los jóvenes de las UT, asegurarán que en sus planteles no existía oferta cultural, salvo en el caso de las conferencias” (:136).
Las UT representan una nueva modalidad de trabajo académico y la posibilidad de insertarse relativamente rápido al campo laboral después de dos años de estudio En esta línea de argumentación el autor consideró importante preguntar a los jóvenes universitarios qué tan satisfechos se encontraban con su decisión de haber cursado esta modalidad de estudios. Esta información se encuentra disponible en el capítulo diez. Los resultados fueron positivos y cerca del 86.5% de los estudiantes manifestó estar satisfecho con la formación recibida. Así mismo, más del 90% de los encuestados declaró que se inscribiría de nuevo a una UT, lo cual refuerza la idea de satisfacción.
El capítulo once se destina a abordar el tema de las estadías profesionales que los estudiantes realizan casi al final de su formación profesional. La indagación se centró sobre aspectos como: saber si las estadías cumplen los objetivos para las que fueron creadas, si los estudiantes tuvieron la oportunidad de aplicar los conocimientos, habilidades y actitudes desarrolladas a lo largo de sus estudios, si cubrieron al 100% las funciones y actividades, requisitos administrativos que se pedían, etc. El lector observará cómo aun cuando la proporción de estudiantes que responden de forma positiva a cada una de las cuestiones planteadas es elevada, existen aspectos de las estadías en los cuales las UT deben poner atención para que los objetivos de éstas se cubran al 100% y se constituyan en una verdadera experiencia formativa para los estudiantes que las realizan.
Al final de la obra el autor presenta algunas reflexiones a modo de conclusión, en las que hace un llamado a todos los actores que de una u otra manera participan en la formación de los jóvenes universitarios, y sobre el compromiso que las UT deben asumir si pretenden consolidarse como una modalidad educativa viable para miles de jóvenes que aspiran a una formación profesional en los espacios que ofrece el sector público.
Gracias a la información que hemos podido generar, hoy sabemos, con absoluta precisión estadística, que el Subsistema de Universidades Tecnológicas está dando cabida a miles de jóvenes que provienen de sectores sociales de escasos recursos económicos, en mayor medida a lo que ocurre e las universidades públicas estatales e institutos tecnológicos públicos. (:167)
Así, invita de forma puntual a la toma de conciencia sobre la importancia de continuar con este tipo de proyectos y difundir los datos obtenidos para que, en su caso, se tomen las medidas pertinentes con la finalidad de evitar que miles de jóvenes abandonen sus estudios.
El estudio de las trayectorias educativas de los alumnos de las Universidades Tecnológicas tiene sentido si sus resultados son aprovechados por las autoridades de cada plantel, si los profesores de cada carrera tienen acceso a la información y se diseñan estrategias y programas con el concurso de quienes son los responsables de formar a miles de jóvenes. (:168).
La obra reseñada constituye sin duda un referente invaluable para las UT, no sólo para saber quiénes son, qué hacen y cómo sobreviven los estudiantes en sus instalaciones, sino también para que aquéllas tengan la información y los elementos de diagnóstico necesarios que les permita generar políticas institucionales, proyectos y programas enfocados a la atención de su población estudiantil.
De igual forma, este proyecto puede ser la pauta a seguir en las demás instituciones de educación superior del país, con la finalidad de construir sus propios sistemas de información sobre sus estudiantes, una vez que ha quedado demostrado, con esta obra, que la unión de voluntades y el trabajo serio y conjunto de todos los actores del sistema puede dar grandes resultados. Se trata, pues, del primer estudio construido bajo una metodología de investigación científica y rigurosa consolidada apoyándose en la disciplina sociológica. El transcurso del tiempo que el autor ha invertido revisando teorías y estudios específicos sobre estudiantes universitarios, ha contribuido a la presentación de una investigación sólida y sin precedentes en este tipo de instituciones en nuestro país, dándonos así la oportunidad de acercarnos al modelo educativo de las UT y a las principales prácticas de sus estudiantes y profesores.
Notas
1. Destacan los trabajos realizados en la Universidad Autónoma Metropolitana, de los cuales ha publicado las siguientes obras: El camino de la universidad. Las diversas formas de transitar que los alumnos emplean en el primer año de licenciatura. México: UAM-A/Eon, 2005. Integración de los jóvenes en el sistema universitario. Prácticas sociales y de consumo cultural. Barcelona-México: Pomares/UAM-A/CESU, 2004. Los actores desconocidos. Una aproximación al conocimiento de los estudiantes. México: ANUIES, 2001.
2. Las investigaciones que el autor ha realizado están conformadas por una serie de variables y dimensiones acerca de los estudiantes que permiten obtener una visión general de quiénes son y qué hacen los estudiantes, así como conocer cuáles son sus expectativas con respecto a los estudios, la institución y los profesores.
3. Cabe mencionar que el autor distingue entre el término alumnos y estudiantes; los primeros son aquellos que al ingresar a la institución adquieren un número de matrícula; en cambio, los segundos son producto de un proceso que se construye día a día en las aulas, bibliotecas, laboratorios y demás espacios universitarios.