Universidad Veracruzana

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Fundamentación > Análisis de los fundamentos disciplinares > Introducción

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En este análisis se aborda la evolución de la(s) disciplina(s) central(es) en la(s) que se basan los saberes de la profesión, incluyendo su(s) trayectoria(s) y su(s) prospectiva(s); se consideran los sustentos teóricos, los aspectos metodológicos y las tendencias.

El término de disciplina central hace alusión al área del saber humano, conformada por ciertos supuestos, principios y metodologías que se identifican como los saberes básicos de una profesión determinada, si bien es posible que en algunas profesiones exista más de una disciplina central. Esta connotación se deriva de la noción de disciplina entendida como el ejercicio de un área del saber sustentado en ciertos supuestos, principios y metodologías que se suman a un cuerpo mayor, cuyo conjunto es la ciencia; una disciplina permite abordar la realidad desde el ámbito de su objeto de estudio.

Para los fines de esta guía, se entiende por trayectoria de la disciplina central a la historicidad de la ciencia que fundamenta el cuerpo de conocimientos que constituye el núcleo central de los saberes de la opción profesional; lo anterior implica la documentación de los orígenes más remotos del conocimiento disciplinar, pasando por la identificación de los descubrimientos, principios, teorías, rupturas epistemológicas, entre otros, siguiendo una cronología histórica, hasta llegar al momento actual. La prospectiva, por su parte, hace referencia al futuro de la disciplina según su producción de conocimiento de frontera y sus articulaciones con otras disciplinas.

La profesión se entiende como el conjunto de conocimientos especializados, adquiridos mediante estudios formales, que generalmente requiere reconocimiento del Estado. Sus características son las siguientes: a) formación específica y sancionada en su validez; b) seguimiento de determinadas reglas; c) aceptación y cumplimiento de un determinado código ético; d) inclusión de un fin u objetivo beneficioso para la sociedad y, e) constitución de la base económica del individuo. La prospectiva de la profesión se visualiza como el futuro del campo profesional, en función de los saberes teóricos, heurísticos y axiológicos que debe poseer el egresado. Es el fruto de una proyección sobre el futuro a partir de los acontecimientos del pasado inmediato, de las condiciones del presente, y de la evaluación de los diversos escenarios previsibles que eventualmente pueden presentarse como producto de cambios operados en algunas de las variables consideradas relevantes para la proyección misma; p or ejemplo, se habla de prospectiva de la profesión de abogado considerando la calidad de la educación en las escuelas de derecho, las condiciones del campo profesional, la vocación y dotación intelectual del estudiante, el desenvolvimiento del sistema judicial en el país, etc. La prospectiva, en este sentido, tendría un carácter sistémico y complejo.

Este análisis además incorpora los aportes de las disciplinas que han contribuido a la consolidación del conjunto de conocimientos de la(s) disciplina(s) central(es).

Todo esto permite que la propuesta curricular se elabore tomando en cuenta, en primer lugar, los fundamentos de la(s) disciplina(s), que se conciben como el conjunto de teorías, conceptos, metodologías, técnicas, habilidades, valores y actitudes que constituye la base conceptual e instrumental del cuerpo de saberes profesionales; estos últimos se refieren al conjunto de teorías, conceptos, metodologías, técnicas, habilidades y actitudes que constituyen las herramientas para la ejecución de las funciones propias de la profesión. En segundo lugar, se incluyen los saberes de vanguardia, constituidos por el conjunto de teorías, conceptos, metodologías, técnicas, habilidades, valores y actitudes que se derivan de la investigación de frontera. Por último, la propuesta considera también los saberes extradisciplinarios, entendidos como el conjunto de teorías, conceptos, metodologías, técnicas, habilidades, valores y actitudes que provienen de disciplinas distintas de la(s) disciplina(s) central(es), pero cuyos aportes la(s) enriquecen y contribuyen a la solidez de la formación profesional.

El análisis de los fundamentos disciplinares constituye un espacio para la reflexión sobre los alcances y las limitaciones del enfoque disciplinario, como forma tradicional de ejercicio de la actividad científica que ha implicado la segmentación de la realidad. Se subraya además la necesidad de incorporar los nuevos paradigmas, la tecnología de frontera, los procesos interdisciplinarios y la visión transdisciplinaria.

Para fines de este análisis, se adopta la propuesta de Carrizo et al (2003), quienes conciben la interdisciplinariedad como la comunicación entre dos o más disciplinas con el objeto de abordar problemas complejos.

La naturaleza de la interacción entre disciplinas puede ir desde la simple comunicación de ideas hasta la integración tanto de las teorías involucradas como de los conceptos fundamentales, los datos y el método de investigación.

En esta perspectiva, la multidisciplinariedad supone únicamente la yuxtaposición de distintas disciplinas sin una relación verdadera entre sí; cada disciplina conserva intacto su objeto y se acerca a las otras, en la medida en que encuentra algunos puntos de articulación que le permiten visualizar un mismo objeto, aunque en aspectos y desde enfoques siempre diferentes, ya que cada disciplina conserva su especificidad.

El trabajo interdisciplinario, en cambio, busca traspasar las barreras disciplinarias tradicionales, incluyendo sus diferentes métodos de aprehensión de la realidad; implica un cambio en la actitud hacia el conocimiento que demanda no sólo saberes teóricos, sino, de manera privilegiada, saberes heurísticos de razonamiento como relacionar, comparar, discriminar, clasificar, sintetizar e integrar. La actuación en red es una característica de la interdisciplinariedad.

Cuando emerge la aptitud de pensar en red, se arriba a lo transdisciplinario, que en esta propuesta es una cualidad que distingue a la verdadera interdisciplinariedad. Esta cualidad, descrita como visión transdisciplinaria, se refiere al abordaje de la realidad desde una mirada compleja. El rigor, la apertura y la tolerancia son sus características fundamentales. El rigor en la argumentación toma en cuenta toda la información disponible; la apertura implica la aceptación de lo desconocido, lo inesperado y lo imprevisible; y, la tolerancia es el reconocimiento del derecho a las ideas y verdades diferentes de las nuestras.

Una visión como ésta requiere de la reformulación de las actuales disciplinas científicas con el objetivo de romper con la parcialización del conocimiento que genera la especialización. Implica la transversalización de las disciplinas y la reformulación de objetos y métodos, de manera que se pierde la especificidad de las mismas, para fusionarse en una sola, como la tendencia actual entre la física y la matemática.

Esta visión abierta trasciende el campo de las ciencias exactas impulsándolas a comunicarse y reconciliarse no sólo con las humanidades y las ciencias sociales, sino incluso con el arte, la literatura, la poesía y las experiencias espirituales. La transdisciplinariedad no tiene, sin embargo, la pretensión de constituir una ciencia más, sino que es una propuesta incluyente y abierta.

En el terreno de los programas de formación profesional, la visión transdisciplinaria implica una forma de organización de los currículos con base en una visión sistémica, no simplificadora de la realidad, en la que los estudiantes trabajen a partir de problemas interdisciplinarios, visión que tome en cuenta la responsabilidad de la universidad no sólo como espacio de construcción y distribución del conocimiento, sino como agente de formación de ciudadanos. Así, los saberes científicos y artísticos que se desarrollan como parte del proceso de formación deben contribuir a un desarrollo ético, equitativo y sostenible (Vallaeys, 2002, 2003).

En el trabajo colegiado de diseño curricular, es importante considerar la consulta con profesionistas activos, miembros de asociaciones, barras o colegios de profesionales nacionales e internacionales, y otros, para conocer sus puntos de vista respecto de la prospectiva de la(s) disciplina(s) y sus propuestas, e incorporar al plan de estudios los elementos que se juzguen pertinentes.

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