Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
En enero de 1959, un colombiano viajó a Cuba para ser testigo de la historia revolucionaria de “los barbudos de Fidel” y el derrumbe de la dictadura de Fulgencio Batista. Se trataba de Gabriel García Márquez. Su incursión periodística, junto con la de Rodolfo Walsh, Ricardo Masetti y Plinio Apuleyo Mendoza desembocó en la creación de la agencia informativa Prensa Latina. La gran mayoría de las notas periodísticas, crónica y reportaje que elaboró el Gabo, sobre esa etapa histórica, se perdieron.
En 2012 y 2015, otro joven colombiano viaja a la isla. Es otro contexto y otro motivo. Asiste a encuentros literarios. En dos cuadernos escribe una serie de apuntes, crónicas, entrevistas, citas, poesía y reseñas. De alguna forma son diarios de viaje que nos internan a la Cuba del siglo XXI. Se trata de Daniel Ferreira.
En ambas visitas no se conforma con su asistencia a las actividades literarias a las que fue invitado. Con curiosidad y asombro recorre varios lugares de La Habana. Las preguntas le brotan a cada paso, las respuestas son atisbos de la realidad y todas sus percepciones las apunta en sus cuadernos que siempre carga en sus viajes.
Al reunir sus escritos en su par de visitas a Cuba, Daniel Ferreira dio forma al libro Samizdat de La Habana que ahora publica la Editorial de la Universidad Veracruzana en su colección Ficción.
Samizdat es una palabra rusa que significa “cuaderno peligroso” o “cuaderno clandestino”. Daniel Ferreira así nombró a sus libretas no por una cuestión política, sino por escribir sus vivencias en esa Cuba que parece un retrato tomado hace 50 años, invariable en su imagen y con su realidad austera llena de carencias: “para quien no haya vivido ahí el último medio siglo, es indescifrable”.
El escritor ganador de los Premios Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo 2010, de Novela Alba Narrativa 2011 y Clarín de Novela 2014 apunta: “No perseguía captar nada en especial, ni lo noticioso, ni lo cotidiano, ni realizar una sublimación del viaje turístico. Así que al final lo que hubo es esto: mis recuerdos y mis falsos recuerdos reconstruidos y más o menos refutados por dos cuadernos con fechas cruzadas, que obedecían a los dos tiempos en que ocurrieron los viajes”.
En 2012, Ferreira asiste al Encuentro de escritores de Latinoamérica y del Caribe, en el marco de la Feria Internacional del Libro de La Habana; en 2015, regresa a Cuba, ahora como miembro del jurado del premio literario. En ambas visitas, el escritor nos invita al periplo que emprende para encontrarse con la vida intensa de Ernest Hemingway en Finca Vigía; con la estancia del poeta chileno Enrique Lihn; con el periodista Jon Lee Anderson alrededor de una cerveza; con la literatura de Virgilio Piñera; con la sorpresa de que Álgebra de Baldor es del matemático cubano Aurelio Ángel Baldor; con libros de Reinaldo Arenas, aparentemente prohibidos en la isla; con el descubrimiento del cuentista Jorge Alberto Aguiar Díaz; con los cuestionamientos sobre la obra de Pedro Juan Gutiérrez, Wendy Guerra o Leonardo Padura, sin dejar de incluir a la bloguera Yoani Sánchez o enterarse que los libros de Guillermo Cabrera Infante, Arenas y Padura se encuentran en la Calle Obispo, la calle del contrabando.
Sin soslayo, adereza sus apuntes con la terca realidad cubana como el encuentro de El Infinito (Fidel Castro) con los intelectuales, o las pláticas que sostiene con mujeres y hombres que ya no son de la generación de la Juventud Rebelde, ni de la crisis de los 90 y sus balseros, sino de cubanos en el siglo XXI donde la carencia es lo cotidiano y el espíritu caribeño, el de siempre. “Sólo busqué la mejor forma de transmitir la impresión de curiosidad y asombro que me causó La Habana”, apunta Ferreira.
Este Samizdat se disfruta como el joven escritor saboreó la brisa y el mar del Caribe en su par de encuentros con Cuba.
Samizdat de La Habana, de Daniel Ferreira, es de la colección Ficción de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 208 páginas, 2020. En Xalapa se encuentra en la librería Hyperión.
