Corre, lee y dile
Germán Martínez Aceves
¿Hay demonios en la literatura? Sí los hay. Uno de ellos es Louis-Ferdinand Céline, poeta que cumple con creces el adjetivo de maldito. Personaje controvertido al que no se le puede regatear su arte literario que esculpió con un estilo único, pero al que sí se le puede reclamar su sentir antisemita y su colaboración con la Gestapo, la cruel policía secreta de los nazis.
Céline es el escritor del lado oscuro de la humanidad, el que se atreve a cuestionar y dejar en claro que el bien es un estado que goza cada quien desde sus propios intereses y desvaríos y que el mal no es una circunstancia que se combate y desaparece, sino vive entre todos nosotros.
Louis-Ferdinand Céline nació en Courbevoie, en los Altos del Sena, el 27 de mayo de 1894. Personaje europeo que vivió las dos Guerras Mundiales, un contexto que sin duda influyó en su percepción de la vida y la muerte. En la Primera se alistó y fue gravemente herido. Al terminar el conflicto bélico deambuló por los bajos fondos de Londres y después formaría parte de los grupos franceses de explotación forestal en África.
Las experiencias sórdidas las convirtió en literatura que se pueden leer en uno de sus libros más reconocidos: Viaje al final de la noche. Trabajó también en la Sociedad de Naciones (un antecedente de la ONU) en el área de higiene que lo hizo viajar a Estados Unidos, Canadá, Cuba e Inglaterra.
En la Segunda Guerra Mundial se decantó por el nazismo. El triunfo de los Aliados lo obligó a buscar refugio en Dinamarca. Ahí, el gobierno francés solicitó que fuera apresado. Logró la amnistía y regresó a París, donde fallecería el 1 de julio de 1961.
Es en el país danés donde escribe poemas y prosa que el poeta mexicano, César Arístides, reúne para presentarnos el libro Louis-Ferdinand Céline en Dinamarca, publicado en la colección Ficción de la Editorial de la Universidad Veracruzana.
En la cuarta de forros hay una descripción exacta de los escritos de Céline: “Tres voces revelan a un ser humano odiado: el soneto es la severidad de la conciencia desprendida; el verso libre dilata los sucesos del sueño; y el poema en prosa es la reflexión del narrador sobre esos pellejos oníricos, esa iluminación brutal donde se aparecen la danza, la fractura amorosa, sus visitas a hospitales del horror, los rostros abatidos de sus padres y su lucha perdurable contra la derrota existencial”.
Aquí unos ejemplos:
“clama feraz alcohol cumbre rendida/ por látigos de acecho deleznable/ redada de dantescos inefable/ purgatorio de rabia sometida/ tras férvida acechanza y el castigo/ tornase resquemor odio latido/ culebra en los jardines y el aullido/ celebra la idiotez del enemigo” …
…“En el lóbrego edredón de las nubes/ susurra la luna y juega con la pesadilla/ arrebujada en el pálido temblor/ sirve de corona y bálsamo/ su tenue resplandor ensimismado”…
… “dicta medrosa hiel odas de frío/ dibujan la campiña bajo el cielo/ nocturno de la pena y el deshielo/ que en tus labios y frondas son el brío/ maligno de la férvida escapada/ es lumbre la nieve de tu lengua/ divina enredadera que no mengua/ ni desmiente su clara puñalada”…
… “el frío es la promesa de respirar y entumir la cordura afuera no llueve más y las gotas llegan con su imbécil rumor hasta las costras de mis oídos pero las gotas no existen la belleza de los escarabajos radica en su paciencia para asumir la muerte…”
Sin título, cada poema, cada prosa en verso, cada verso libre de Louis-Ferdinand Céline, transita por la contracultura de un mundo feliz para descender y adentrarse en la obscuridad del alma humana en una pesadilla permanente.
Louis-Ferdinand Céline en Dinamarca, de César Arístides, colección Ficción de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 117 páginas, 2021.Se puede conseguir en Xalapa en la librería Hyperión, que tiene envíos hacia todo el país.
