Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
Juan Vicente Melo es un clásico y como tal, su lectura es imperdible. Integrante de la excepcional Generación del medio siglo, sus cuentos y novelas invocan sus obsesiones y sus ambientes: Veracruz, la Ciudad de México, los amores de fe ciega con destinos solitarios e inevitables, el ron como paliativo del placer o el fracaso, la familia como germen de traumas a superar, el cigarro y su humo volátil como la mariposa, y la música, siempre la música, en la innegable melomanía de Melo.
La Editorial de la Universidad Veracruzana viene atesorando desde el 2016 la obra del escritor veracruzano en la colección Obras Juan Vicente Melo. Ahora nos entrega la novela corta (y a la postre póstuma) La rueca de Onfalia.
Juan Vicente Melo Ripoll (1932-1996) nació y murió en el Puerto de Veracruz, pero también dejó su impronta en la Ciudad de México y en Xalapa. En La rueca de Onfalia retoma el mito helénico de Onfalia, la reina de Lidia, quien tenía de esclavo a Hércules, hombre de envidiable fortaleza que se enamora de su ama, ella se burla de él, lo viste de mujer y lo pone a tejer entre las costureras, entre el huso y la rueca. Sin embargo, el amor sobrepasa al escarnio y su relación confluye en matrimonio.
La Onfalia de Melo es Florelia Cué, habitante de Bautista, un lugar que bien puede ubicarse en cualquier lugar del sur de Veracruz, entre el río y las mariposas. Ella elige y se casa con el médico Lorenzo Rosique. La infidelidad del galeno llevará años de conversión de una mujer que ralla entre la tiranía, el orgullo y la insensibilidad.
El detalle curioso, Florelia no obliga a su marido a vestirse con prendas femeninas, como lo hizo Onfelia, sino que él mismo lo hace para recurrir a una creencia: tener hijos (no hijas) y conservar el apellido.
“No solo Lorenzo no tiene el más leve dejo de mariconería, sino que fue él el de la idea de probarse mi vestido (sin los azahares, claro, y sin que nadie más se entere, aclaro también), insistiéndome hasta que me convenció al contarme que el gordito De la Flor le había confiado que eso lo habían practicado sus padres y a los nueve meses exactos nació él. Nunca he puesto en duda ese medio tan seguro para tener hijos varones y así continuar el apellido, pero no le preguntaré jamás a Lorenzo cómo hicieron sus padres para que él naciera varón; no le fuera a pasar como a papá y mamá Cué, que por no habérsele ocurrido ese método tan sencillo había nacido ella…”
Y he ahí que un pueblo costumbrista con los roles de género muy determinados se ve trastocado por la realidad cotidiana, esa que para Juan Vicente era insoportable. Las metamorfosis son como la esencia de la mariposa, larva que se transforma y vuela con su nueva vestimenta ligera, libre, hacia la muerte, como una pieza de piano de Grieg.
La rueca de Onfalia, es de la colección Obras Juan Vicente Melo, de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 94 páginas, 2020. Se puede adquirir en Xalapa, Veracruz, en la librería Hyperión.
