Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
Para los griegos, storgé es el amor comprometido, fraterno y amistoso. Es sentir que se cultiva con el tiempo, poco a poco, día a día, como gota de agua persistente en la piedra que se integra, transforma y llega a la profundidad. Es la conexión de pensamiento, alma, espíritu y acción.
Somos parte de este planeta, seres vivos que lo habitamos, lo transformamos, pero ¿lo amamos? Usar y explotar los recursos naturales nos ha llevado a una visión individualista pragmática que depreda más que conserva, que destruye más que protege, que desequilibra más que integra a los procesos naturales.
En un acto de profundo amor por la naturaleza, Ingrid Toro y Omar Felipe Giraldo nos ofrecen sus reflexiones, sus pensamientos y acciones en el libro Afectividad ambiental. Sensibilidad, empatía, estéticas del habitar, coeditado por Ecosur y la Editorial de la Universidad Veracruzana.
Escriben los autores: “Este ensayo de ética ambiental intenta abordar precisamente el problema ambiental desde los registros afectivos, la sensibilidad, los sentimientos, la experiencia sensitiva y la estética a partir de lo que denominaos afectividad ambiental”.
Más allá de lo que se podría calificar (y a veces, por qué no decirlo, denostar) como utopía, romanticismo e idílico, Omar Felipe Giraldo e Ingrid Toro, de El Colegio de la Frontera Sur, nos presentan un tratado filosófico de alto calibre que nos invita a ser sensibles con nuestro entorno natural donde prevalezca la vida amorosa.
Su propuesta la expresan en cinco capítulos. En el primero hacen una propuesta teórica “para pensar lo ambiental”, un conocimiento desde la piel, el contacto y los sentidos.
En el segundo realizan un análisis de las capacidades cognitivas y mentales del ser humano para dilucidar cómo nuestras afecciones, emociones y mentes interiorizan en los lugares que habitamos. Dicho de otra forma, cómo logramos la empatía ambiental.
El tercer capítulo nos lleva por los saberes ambientales de campesinos, pescadores, pastores e indígenas que ayudan a crear una ética ambiental.
“El lado oscuro”, como lo califican, forma parte del cuarto capítulo, donde acuñan el concepto régimen de la afectividad y su implicación en los actos crueles, el odio, la envidia, la depredación, las energías destructivas que se contraponen a los afectos.
En el último capítulo abordan el tipo de respuesta política que se encamina hacia la afectividad ambiental que “no es un asunto opcional: es la única posibilidad ante el vértigo de este huracán de ruinas y escombros que en desmesura se acerca peligrosamente al abismo”.
Afectividad ambiental. Sensibilidad, empatía, estéticas del habitar, de Omar Felipe Giraldo e Ingrid Toro, coeditado por Ecosur y la Editorial de la Universidad Veracruzana, 174 páginas, 2020. Se puede adquirir en Xalapa, Veracruz, en la librería Hyperión.
