Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
Entre los legados que dejó Emilio Carballido se encuentra el cuaderno de teatro Tramoya, publicación indispensable del mundo teatral que da cabida a obras y artículos relacionados con el arte escénico.
Recientemente salieron a la circulación los números julio-septiembre 140 y octubre-diciembre 141, del 2019, en su tercera época. En el primero se publican tres obras con el don de la diversidad y el sello de la excelencia.
Abre el telón con un clásico, el genial escritor ruso Nikolai Gogol. Gracias a la traducción de Alejandra Gutiérrez podemos disfrutar de El inspector, obra de cinco actos dada a conocer en 1836. Comedia de enredos en la que Gogol muestra su habilidad para manejar la sátira y exhibir la codicia, la estupidez y la corrupción en la época del Imperio ruso.
Grata sorpresa es encontrarse una obra de Enrique Ballesté, autor de la generación del 68, fundador del Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA) que desde el Foro Isabelino creó una explosión escénica político-social-artística. Un ejemplo de ello es Cantina “La Conquista”, obra de un solo acto, donde el propietario del bar, don Juvencio, es un español que quiere regresar a su patria y los empleados se disputan la herencia del lugar en un marco impregnado de machismo.
El manzano, del jalisciense Adalberto Galván Padilla, es la historia de Julia y Ana, almas gemelas que se convierten en Juliana y el manzano la escenografía de un suicidio; en tanto que La señora del tiempo, de la costarricense Melissa Vargas, pone en escena la historia de una familia disfuncional donde la abuela dialoga con un personaje que sólo ve ella.
Complementan el número los artículos Yo también hablo de la rosa, de María Bonilla, texto en homenaje a Carballido en la presentación del número dedicado al teatro de Costa Rica y; “Comentarios sobre el monólogo teatral”, de Francisco Beverido, dedicado a este estilo del soliloquio que ha proliferado recientemente en festivales de unipersonales.
El número 141 es una ventana que se abre al teatro colombiano con cuatro obras de buena factura escritas por cuatro dramaturgas: Cangrejo, de Sirley Martínez Santos; Ciudad en fragmentos, de Manuela Vera Guerrero; Deslizamiento, de Catalina Botero y; Manual de quejas, de María Adelaida Palacio Duque.
La primera es una obra entre música y cáncer con Lucía y Pablo como protagonistas y, Cangrejo; en la segunda, las historias y sus personajes diversos dan vida a la escena; en la tercera, un espacio extraño es el ambiente para la confrontación entre los personajes; mientras que en la cuarta, las conversaciones banales de los vecinos del conjunto residencial “La Vieja” dejan entrever su carácter.
